NAIROBI – El aumento en las exportaciones de vehículos pesados usados, desde economías industrializadas hacia naciones en desarrollo, contribuye a incrementar la contaminación en los países del Sur, mostró un informe divulgado este jueves 22 por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio ambiente (Pnuma).
Rob de Jong, jefe de la Unidad de Movilidad Sostenible del Pnuma, dijo que “los camiones y autobuses contribuyen al crecimiento económico en casi cualquier parte del mundo, pero se necesitan regulaciones ambiciosas para frenar sus emisiones, las cuales causan importantes impactos ambientales y de salud”.
Si bien las exportaciones de vehículos pesados (HDV en inglés) representan un modesto 3,6 % del valor total del comercio mundial de automóviles, sus emisiones de dióxido de carbono (CO2) asociadas han aumentado más de 30 % desde 2000, y los camiones han contribuido en 80 % a ese aumento.
El CO2 es el principal gas de efecto invernadero, cuya consecuencia es el calentamiento de la atmósfera que precipita el cambio climático.
Además, los vehículos pesados participan sustancialmente en la contaminación ambiental, ya que representan más de 40 % de las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) en carretera, más de 60 % de las partículas en circulación y más de 20 % de las emisiones de carbono negro.
El informe “Vehículos pesados usados y el medio ambiente: una visión global de los vehículos pesados usados: flujo, escala y regulación”, del Pnuma y la Coalición por el Clima y el Aire Limpio, proporciona una primera visión global de las Naciones Unidas sobre la escala y regulación de los vehículos pesados usados.
“Los camiones y autobuses contribuyen al crecimiento económico en casi cualquier parte del mundo, pero se necesitan regulaciones ambiciosas para frenar sus emisiones, las cuales causan importantes impactos ambientales y de salud”: Rob de Jong.
Asimismo, sobre su contribución a la contaminación del aire global, los accidentes de tráfico, el consumo de combustible y las emisiones climáticas, y recomienda formas de reducir los aspectos nocivos, para la salud de las personas y el clima, de los HDV usados.
El estudio prevé que los HDV sigan creciendo considerablemente debido al aumento de las actividades económicas y la necesidad de transportar personas y mercancías.
Continúa la tendencia registrada en los 15 años del período 2000-2015, en el que las ventas mundiales de camiones y autobuses se duplicaron.
Muchos países en desarrollo dependen de las importaciones de HDV para aumentar su flota.
Si bien eso promueve medios más asequibles para aumentar las necesidades de movilidad en tales países, el informe encuentra que la regulación y el cumplimiento de la calidad de los vehículos pesados usados importados son bajos o inexistentes.
Se amplifican en consecuencia sus impactos, especialmente en el caso de HDV viejos, contaminantes e inseguros.
Hasta la fecha, ningún país tiene requisitos mínimos para exportar HDV usados, y el informe encuentra que las regulaciones en más de la mitad de los países importadores de esos vehículos son “débiles” o “muy débiles”, y su aplicación inadecuada.
Por ejemplo, 25 países africanos han adoptado normas sobre HDV usados para controlar la contaminación del aire, mitigar el cambio climático y mejorar la seguridad vial, pero solo cuatro las han implementado plenamente.
En el mundo solo dos países han incluido vehículos usados en sus planes nacionales de acción climática, los compromisos para primero reducir y luego llegar a cero emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero.
De Jong observó que “la introducción de tecnologías de autobuses más limpias puede ser un importante impulsor de la revolución global hacia un transporte con bajas y, en última instancia, cero emisiones”.
El informe enfatiza que es una responsabilidad compartida de los países importadores y exportadores garantizar que haya vehículos usados más limpios y seguros en las carreteras de los países en desarrollo.
Muestra la necesidad de cooperación regional para introducir y hacer cumplir estándares de emisión y límites de edad de los vehículos, aumentar la conciencia pública, y más investigación, en beneficio tanto del medio ambiente como para la seguridad vial y así evitar cientos de miles de muertes prematuras.
El informe representa un primer esfuerzo por cuantificar y calificar los flujos de vehículos pesados usados, basándose en datos de exportación de Japón, la Unión Europea y Corea del Sur, que en conjunto representan 60 % de la exportación total de HDV a 146 países, de los cuales 122 eran de ingresos bajos y medios.
En 2020, Japón fue el mayor exportador de HDV usados, cerca de 1,3 millones de unidades, de las cuales 67 000 autobuses y 1,2 millones de camiones. En el mismo año, la Unión Europea exportó cerca de un millón de vehículos usados, de los cuales 898 000 camiones y 75 000 autobuses.
Las exportaciones surcoreanas, 106 000 autobuses y 28 000 camines usados, le reportaron ingresos por 850 millones de dólares.
Una limitación registrada en el estudio fue la falta de datos disponibles públicamente de Estados Unidos, que no separa las exportaciones de vehículos nuevos y usados, y de China, un exportador emergente.
El informe recomienda que en ese comercio se establezcan normas de calidad mínima, que los países de ingresos bajos y medios accedan a más vehículos eléctricos, y disuadir la importación de material de transporte obsoleto, inseguro, sucio o defectuoso.
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