Las redacciones de Canadá enfrentan una honda crisis financiera

Imagen: Hermes Rivera / Unsplash

OTAWA – Los medios canadienses se encuentran atravesando una gran inestabilidad financiera y ello se traduce en despidos de sus periodistas.

En diciembre, la radiotelevisión pública canadiense (CBC), anunció que suprimía 600 puestos de trabajo debido a un déficit presupuestario de 125 millones de dólares. Se suprimirán unos 200 puestos vacantes y se reducirá la programación.

Las razones de las presiones presupuestarias incluyen la disminución de los ingresos televisivos procedentes de la publicidad, la competencia creciente y el incremento de los costos de producción.

«Que la economía esté afectando tanto a la CBC en este momento no es una buena señal para los demás», dijo Jennifer Hollett, directora ejecutiva de The Walrus, un medio independiente sin fines de lucro. «Uno querría pensar que hay más estabilidad en la radiotelevisión pública. Pero siguen operando en el mismo entorno que el resto de nosotros, ya sea periodismo con o sin fines comerciales», añadió.

Un problema generalizado

La CBC no está sola. Medios de todo el país se enfrentan a presiones financieras debido a la disminución de sus fuentes de ingresos.

En septiembre, Metroland Media Group, una de las mayores empresas de noticias de Canadá, se declaró en quiebra. La medida supone 650 despidos y el grupo dejará de publicar sus periódicos comunitarios semanales en todo Ontario.

De acuerdo con cifras del Gobierno, más de 450 medios de comunicación han cerrado en Canadá desde 2008 y al menos un tercio de los puestos de trabajo han desaparecido durante ese periodo. Más de 60 cierres se han producido desde 2020.

«Es difícil ser testigo de esta situación porque los recortes en los medios perjudican a todos», dice Hollett. «Es triste ver a nuestros compañeros perder su medio de vida. Incluso si no conoces a nadie en los medios, vas a ver el impacto en lo que estás leyendo o, lo que es más importante, en lo que no estás leyendo», planteó.

En junio de 2023, el gobierno canadiense aprobó una polémica ley llamada Bill C-18, también conocida como Ley de Noticias en Línea. La ley obliga a empresas tecnológicas como Meta y Google a compensar a las empresas periodísticas cuando sus contenidos estén disponibles en sus plataformas. El gobierno adujo la pérdida de ingresos publicitarios como principal razón para introducir la legislación.

Meta respondió bloqueando la publicación de noticias canadienses en sus plataformas, incluidas Facebook e Instagram.

Google amenazó con tomar medidas similares. Sin embargo, el gobierno anunció en noviembre que había llegado a un acuerdo con la empresa tecnológica para que pagara US$100 millones anuales a los medios de comunicación del país.

«Ha sido un año bastante terrible para los medios canadienses», señala Brent Jolly, presidente de la Asociación Canadiense de Periodistas. «La mayoría de los grandes medios se han visto afectados por esta situación en todo el país, tanto en las publicaciones anglófonas como en las francófonas. Tenemos que estar muy atentos», indica.

Jolly espera que las circunstancias mejoren este año para los medios de comunicación, especialmente con la Ley de Noticias en Línea y los fondos que se derivarán de su aplicación. Señaló que el gobierno también ha ampliado los créditos fiscales para apoyar a los medios.

«Trato de ser optimista y pensar que quizá lo peor de esta situación haya pasado en cuanto a la precariedad financiera. No estoy del todo convencido de que haya mucho más margen para recortar en ningún sitio», explica. «Y son los periodistas los que están en primera línea, los que soportan esa desgracia cuando ocurre», acota.

Para mejorar su sostenibilidad, Hollett recomienda a los medios diversificar sus modelos de ingresos y financiación.

«Tienen que seguir innovando y encontrar audiencias donde estas ya se encuentran para diversificar sus fuentes de ingresos, porque no creo que podamos depender de una sola fuente», dice. «Pero también tenemos que pagar por las noticias e invertir en ellas si queremos ayudar al entorno mediático», indica.

The Walrus recauda fondos a través de patrocinios, asociaciones y eventos. «Tenemos el Walrus Lab, que es una agencia creativa interna en la que trabajamos con marcas, y el dinero de ese trabajo vuelve a nuestro periodismo», explica Hollett. Añade que «también tenemos suscripciones y publicidad. No dependemos de una sola fuente de ingresos».

En 2020, cuando llegó la pandemia, The Walrus optó por los eventos en línea. Y esas ofertas han seguido siendo populares entre su público.

«Por eso llevamos aquí dos décadas y miramos a las dos próximas, porque estamos explorando modelos de ingresos innovadores y diversos», explica. «No dependemos solo de la publicidad y las suscripciones; yo diría que ese es el modelo tradicional de la prensa escrita», dice.

Por su parte, Jolly señala que la Asociación Canadiense de Periodistas elaborará una guía para medios sobre cómo recaudar fondos que incluirá recomendaciones para tomar decisiones informadas sobre la mejor manera de gestionar sus negocios para sostener su trabajo.

«Cada vez más medios de comunicación piden suscripciones adicionales e intentan recaudar fondos para contratar reporteros», observa.

Hollett se muestra de acuerdo en que no existe una solución clara para sobrevivir a la escasez de ingresos. Tanto los pequeños medios como las redacciones tradicionales están experimentando para encontrar la forma de salir adelante.

«Creo que en este momento hay tantos problemas importantes en el mundo que la crisis de los medios quizá no figure entre las 10 cosas que más preocupan al ciudadano medio», dice. «Pero los recortes de empleo y la crisis financiera son sin duda una amenaza para nuestra democracia. Solo tendremos un país sano si tenemos una prensa fuerte, sana e independiente», concluye Hollett.

Este artículo se publicó originalmente en IJNet, la Red Internacional de Periodistas.

RV: EG

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