Cuba apremiada de mayor aporte de emigración para su desarrollo

Dos mujeres se abrazan durante la inauguración de la IV Conferencia La Nación y la Emigración en el Palacio de Convenciones de La Habana. El fenómeno migratorio entre Cuba y Estados Unidos, naciones vecinas, ha estado lastrado por la confrontación ideológica en las últimas seis décadas, lo cual ha separado familias. Imagen: Jorge Luis Baños/IPS

LA HABANA – Además de embajadores de su cultura, Cuba tiene en su emigración un factor decisivo para modernizar el país, aunque faltan políticas más proactivas y ágiles que prioricen el aporte de esa llamada diáspora al desarrollo nacional.

“Es importante abrir nuevos horizontes, hacer cambios que transformen el país y ayuden al mejoramiento de su gente”, opinó Francisco Gómez, uno de los más de 360 cubanos invitados a la IV Conferencia La Nación y la Emigración, efectuada el sábado 18 y domingo 19 en el Palacio de Convenciones de La Habana.

Carpintero de oficio, y devenido animador de espectáculos en Bulgaria, donde reside desde 2017, Gómez dijo a IPS que asimismo “es importante que se conozcan las acciones adoptadas por el gobierno durante los últimos años en materia migratoria”.

El también presidente de la asociación La cubanía original, integrada por unos 270 cubanos en esa nación europea, destacó que el grupo busca “difundir nuestra cultura en todos sus ámbitos, impartir conferencias y recordar a José Martí (1853-1895)”, el héroe nacional, además de otros próceres de la independencia.

“Todos los cambios que faciliten la inversión estimularán el regreso de muchos cubanos residentes en el exterior con sus hijos”: Natalia Delgado.

La profesora Bárbara Marín, presidenta de la Federación de Asociaciones de Cubanos Residentes en España, destacó la importancia de estos grupos para reunir donativos durante la covid.

Arraigada desde hace 27 años en la ciudad asturiana de Oviedo,  se refirió al proyecto Hormigas Solidarias, nacido en 2020, del cual es la lideresa.

“Surgió como una alternativa para enviar medicamentos, mascarillas e insumos. Pedimos a la comunidad cubana que apoyara con un kilogramo o medio, lo que pudieran. Primero conformamos paquetes de hasta cinco kilogramos que enviamos mediante cargas aéreas. Luego se hicieron más grandes”, explicó Marín.

Entre otras motivaciones, “vinimos para ponernos de acuerdo sobre qué más podemos hacer. Nos interesa ser útiles a la patria. Lo haremos escuchándonos entre todos. Este es un espacio para encontrar soluciones”, opinó la antropóloga Claudia González, integrante de la Asociación de Cubanos en Cataluña, también en España.

Cubanos residentes en el exterior con las banderas de Cuba y México posan en el Palacio de Convenciones de La Habana, durante la IV Conferencia La Nación y la Emigración, que inicialmente debió celebrarse en 2020 y que quedó pospuesta por la pandemia de covid. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

La conferencia

Pactada originalmente para 2020, y pospuesta debido a la pandemia, la IV Conferencia La Nación y la Emigración continuó el diálogo iniciado décadas atrás sobre temas e intereses comunes entre las autoridades de este país insular del Caribe y los más de dos millones de residentes permanentes en el exterior.

Acudieron residentes en 57 países. La delegación más numerosa provino de Estados Unidos donde radica la mayor comunidad de residentes en el exterior, estimada en más de 1 438 000 de personas.

Grupos representativos provinieron de España, México, Panamá, Francia e Italia. Se calcula que otro medio millón de cubanos tienen domicilio en unas 130 naciones.

Con debates a puertas cerradas se analizaron las políticas migratorias y sus perspectivas; las oportunidades para ampliar proyectos de cooperación, negocios e inversión, así como de cultura e identidad, entre los temas fundamentales.

De acuerdo con funcionarios, los intercambios fueron “respetuosos, abiertos, sin temas tabúes y con libertad para plantear inquietudes”.

Tuvieron como premisa “el respeto irrestricto a la soberanía e independencia de la Patria”, aclaró al iniciar la cita el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez.

Al clausurar el encuentro, el presidente Miguel Díaz-Canel reiteró que el compromiso de fortalecer los vínculos con los cubanos en cualquier latitud “es invariable y es irreversible”.

La profesora Bárbara Marín, presidenta de la Federación de Asociaciones de Cubanos Residentes en España, destacó la importancia de estos grupos durante la covid. El proyecto que lidera Hormigas Solidarias, surgió en 2020 como una alternativa para enviar medicamentos, mascarillas e insumos deficitarios en el país. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

Contexto

La conferencia coincide con un significativo éxodo de cubanos en un contexto inflacionario, de depreciación de salarios y pensiones, así como de escasez y altos precios de alimentos, medicinas y productos esenciales.

Solo a Estados Unidos se marcharon en los dos últimos años unas 425 000 personas.

A ellos se suman otros 55 000 que, hasta finales de octubre, recibieron el permiso humanitario de residencia temporal, conocido como “parole”, implementado en enero por la administración del presidente Joe Biden para contener los arribos de migrantes irregulares.

Si se tiene en cuenta que otras decenas de miles enrumbaron a disímiles naciones, la cifra total de migrantes cubanos desde 2021 podría superar 4,5 % de los 11 millones de habitantes de la isla, según algunos cálculos.

El gobierno cubano sostiene que el embargo estadounidense desde 1962 es un factor desencadenante de las privaciones y la crisis económica interna que induce a las personas a abandonar el país.

También deplora que Washington mantenga la Ley de Ajuste Cubano, que data de 1966, la cual permite a los cubanos ser elegibles para la residencia permanente tras un año y un día en territorio estadounidense.

Estadísticas y estudios académicos muestran que las migraciones de Cuba hacia Estados Unidos iniciaron con anterioridad al proceso revolucionario dirigido por el líder Fidel Castro (1926-2016).

No obstante, el fenómeno migratorio entre estas dos naciones vecinas, distantes solo 90 millas náuticas (167 kilómetros), ha estado lastrado por su diferendo en las últimas seis décadas, lo cual ha separado familias, entre las consecuencias más dramáticas.

Washington consideró a todo exiliado cubano como refugiado político, mientras La Habana catalogó a cualquier emigrante de traidor a la patria.

Además, en Cuba persistió el error a nivel oficial de identificar a cualquier emigrado con los grupos del exilio que organizaron acciones terroristas, sabotajes o campañas difamatorias contra la isla.

Tales posturas comenzaron a matizarse con el primer diálogo en 1978, impulsado por el entonces gobernante Fidel Castro (1959-2008). Ese momento es considerado un punto de inflexión en el proceso de acercamiento entre Cuba y la comunidad cubana en el exterior.

No es hasta los años 90, tras la caída del campo socialista de Europa de Este y el inicio de la crisis, que esta distensión comienza a tener un reflejo real en la política, argumentan estudiosos.

La primera de las conferencias La Nación y la Emigración se efectuó en 1994, la segunda en noviembre de 1995 y la tercera en mayo de 2004.

Medidas

De ellas se derivaron paulatinas decisiones como la eliminación de la “habilitación” del pasaporte para los viajes a Cuba de los emigrados, un requisito que los facultaba a entrar al país sin trámites adicionales.

La reforma migratoria de enero de 2013 eliminó el permiso de salida y el requisito de las cartas de invitación para nacionales residentes, extendió de 11 a 24 meses el tiempo de permanencia en el exterior sin perder la residencia y derogó una legislación que permitía confiscar bienes de quienes abandonaban el país.

Además de aumentar los viajes al exterior por motivos personales, la medida estimuló la repatriación de ciudadanos que desean volver a residir de manera permanente en su suelo natal.

Una de las más recientes disposiciones, en vigor desde el pasado 1 de julio, cumplió con un largo reclamo, extender la validez del pasaporte corriente de seis a 10 años para los ciudadanos cubanos de 16 años en adelante, sin necesidad de prorrogarlo cada dos años, y una disminución de su costo.

No obstante, persisten restricciones de retorno para quienes abandonaron misiones o contratos oficiales en el exterior, como médicos y deportistas; así como de personas consideradas “reguladas” a las cuales las autoridades impiden su salida o entrada al país a partir de varias causales que incluye “cuando razones de Defensa y Seguridad Nacional así lo aconsejen”.

Cubanos residentes en otros países tuvieron voz, pero no voto, sobre el proceso de modificaciones y aprobación de los proyectos de Constitución y el Código de las Familias, avalados en referendo en 2019 y 2022, respectivamente.

Anunciada en marzo de 2020 durante la covid, a fin de evitar el traslado de los connacionales en aquel contexto, se mantiene la prórroga de estancia ininterrumpida en el exterior, más allá de los 24 meses que establece la ley, para mantener la residencia.

El profesor cubanoamericano Carlos Lazo, fundador del Proyecto Puentes de Amor, con parte de los integrantes de esa organización solidaria con Cuba, una de las que desde Estados Unidos organiza donativos de alimentos, así como caravanas para solicitar el levantamiento de la política de sanciones de Washington hacia la isla. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

Pendientes

La Ley de Inversión Extranjera aprobada en 2014, y medidas posteriores han buscado posicionar capitales en sectores estratégicos como el agroalimentario, la biofarmacéutica y las energías renovables, aunque lejos de los montos deseables.

Funcionarios reiteran que cubanos en otras latitudes pueden concurrir como inversores.

Economistas cubanos insisten en readecuar las experiencias positivas de China y Vietnam, también con gobiernos socialistas, en los cuales el capital de sus ciudadanos en el exterior fue primordial para el despegue económico.

De hecho, los capitales de emigrantes han resultado decisivos para la eclosión del emergente sector privado en la isla y la constitución de micro, pequeñas y medianas empresas, autorizadas desde septiembre de 2021.


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“Siento que han cambiado muchas cosas, que puedo venir a mi país y hacer negocios. Pero todavía hay trabas. La principal es la mentalidad de muchos actores que hacen muy lentos los procesos de inversión”, sostuvo al dialogar con IPS Libertad Carrió, una empresaria residente en Bahamas desde 2016.

Formada en Cuba como historiadora y profesora, y ahora dedicada a la administración de empresas y desarrollo de negocios, Carrió detalló que desde 2022 trae a la isla proyectos de inversión asociados a diferentes compañías.

“Nadie va a hacer un negocio con más ímpetu de tratar de mejorar el país que los propios cubanos. Todos los sectores son atractivos y con potencialidades para absorber inversiones de quienes venimos con otros conocimientos y experiencias”, argumentó.

Al respecto, la abogada Natalia Delgado, nacida en Cuba y residente en Estados Unidos desde muy pequeña, en 1962, analizó que “muchos de quienes se han ido sentían que aquí no tenían oportunidades. El nivel de educación es muy alto, pero la economía cubana no puede absorber la gente con talento que produce. Es una gran contradicción”.

Directora del proyecto de desarrollo de capacidades en la Facultad de Derecho de la estadounidense Universidad de Columbia, Delgado manifestó a IPS que muchos emigrantes cubanos “están desarrollando capacidades y conocimientos de otras economías. Todos los cambios que faciliten la inversión, estimularán el regreso de muchos con sus hijos”.

ED: EG

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