Plantean en la ONU garantía gubernamental de trabajo para todos

Programas gubernamentales que garanticen trabajo para todos quienes quieran y puedan trabajar pueden contribuir al desarrollo económico, a la lucha contra la pobreza, a reducir los costos de servicios públicos como la salud, y atenderían sectores hasta ahora infravalorados, como la ecologización de la economía y las tareas de cuidados. Imagen: Scott Lewis /OIT

GINEBRA – Los gobiernos del mundo debieran adoptar programas de garantía de empleo, mediante los cuales garanticen trabajo a cualquier persona que quiera y pueda trabajar, planteó en un nuevo reporte este viernes 30 el relator especial de las Naciones Unidas sobre extrema pobreza y derechos humanos, Olivier de Shutter.

Según el experto de la ONU “ya no es suficiente que los gobiernos simplemente intenten crear las condiciones adecuadas para el crecimiento del empleo. En cambio, deberían garantizar un trabajo seguro y socialmente útil con un salario digno para cualquiera que lo desee”.

“Bien entendido, de esto se trata realmente el derecho al trabajo”, afirmó De Shutter, jurista belga, al presentar su informe en la 53ª Sesión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en esta ciudad suiza.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) sitúa la brecha laboral mundial en 473 millones de personas: 205 millones desempleados y 268 millones a quienes les gustaría trabajar pero no lo buscan activamente debido a circunstancias que escapan a su control, como la falta de cuidado para los niños.

Alrededor de 2000 millones de personas, 60 % de la mano de obra mundial, trabaja en la economía informal, a menudo en empleos inseguros y muy mal pagados, con poco acceso a los derechos laborales

“Las condiciones de trabajo miserables y bajos salarios afectan a la mayoría de los trabajadores del mundo”, indicó De Shutter, y agregó que “podemos esperar interrupciones y pérdidas de empleos en los mercados laborales por el auge de la inteligencia artificial”, que mediante la robotización desplaza mano de obra.

Para el experto “está claro que el mundo del trabajo necesita un replanteamiento urgente”, pues “durante demasiado tiempo los empleadores explotadores han tenido la ventaja, sabiendo que los trabajadores preferirán un trabajo mal pagado e inseguro a la indigencia”.

“Ya no es suficiente que los gobiernos simplemente intenten crear las condiciones adecuadas para el crecimiento del empleo. En cambio, deberían garantizar un trabajo seguro y socialmente útil con un salario digno para cualquiera que lo desee. Bien entendido, de esto se trata realmente el derecho al trabajo”: Olivier de Shutter.

“Una garantía de empleo cambiaría las tornas (removería los obstáculos), y los trabajadores podrían recurrir a empleos gubernamentales que ofrecen condiciones y salarios decentes”, insistió.

Si bien los programas de garantía de empleo en el pasado tendían a crear empleos en proyectos de infraestructura como la construcción de carreteras o represas, el informe de De Schutter destaca las alarmantes brechas de mano de obra en los sectores de atención, educación y salud que podrían llenar.

“La paradoja del empleo mundial es que, si bien hay muy pocos trabajos decentes, ciertamente no hay escasez de trabajo por hacer”, dijo De Schutter.

Sostuvo que “estimulados en gran medida por nuestra obsesión con el crecimiento económico a toda costa, los empleos en los sectores de la atención, la educación y la salud están lamentablemente desabastecidos por el mercado”.

Ello “a pesar de ser de un valor inmenso para la sociedad, sin duda porque no generan ganancias obscenas”, pero “una garantía de trabajo podría llenar los puestos que necesitamos desesperadamente, pero que el sector privado no tiene ningún incentivo financiero para proporcionar”, dijo el experto.

Un esquema de garantía gubernamental de empleo “debe ser estrictamente voluntario y acompañar, no reemplazar, la protección social, como una característica permanente del mercado laboral”, según De Schutter.

“Si se diseña de esta manera, desempeñaría un papel muy importante para acabar con el desempleo, poner fin a la carrera a la baja en las condiciones de trabajo y proporcionar la seguridad de ingresos y la inclusión social que millones de personas necesitan con urgencia para salir de la pobreza”, agregó.

En defensa de su tesis, destacó que no todo crecimiento es rico en empleo, pues la automatización puede resultar en un crecimiento fuerte, apoyado por ganancias de productividad, y mantener al mismo tiempo el riesgo de pobreza asociado con el desempleo y el subempleo.

Recordó al respecto que en el mundo solo uno de cada cinco personas desempleadas recibe beneficios en efectivo, por falta de planes o porque no son elegibles, e incluso en los países de altos ingresos solo 52,2 % de los desempleados reciben prestaciones en efectivo.

Destacó al empleo como poderosa herramienta contra la pobreza: en 14 de los 16 países donde la pobreza se redujo sustancialmente en el período 2000-2010, los ingresos laborales explicaron 40 % de ese cambio, y más de 50 % en 10 países.

Sin embargo, aunque hay muy poco empleo, muchas necesidades sociales siguen sin satisfacerse y se requiere mucho trabajo para satisfacerlas, como en la ecologización de la economía y en la creciente importancia de la economía del cuidado, más la educación y la atención a la salud.

El informe dedica un capítulo a analizar y desmontar las objeciones a la propuesta de garantía de empleo, pero recuerda que programas en esa dirección han consumido menos de 0,3 % del producto interno bruto (PIB) en India, uno por ciento en Argentina, y en Estados Unidos pueden representar no más de 1,3 % del PIB.

Sostiene que esas inversiones deben evaluarse frente a los enormes costos del desempleo, que van mucho más allá de la pérdida de ingresos fiscales y de la protección social proporcionada por el Estado a los solicitantes de empleo en países en los que existen prestaciones por desempleo.

“Con el desempleo viene peor salud, vidas más cortas, angustia psicológica y reducción de la empleabilidad futura. Los parados de larga duración pierden redes sociales; expresan niveles más bajos de satisfacción con la vida e integración social, y son estigmatizados por no contribuir a sociedad”, recuerda el texto.

Los impactos del desempleo en la salud, particularmente los impactos en la salud mental (que son especialmente graves para los hombres), se producen incluso después de breves períodos de desempleo, indica el documento.

El desempleo también se correlaciona con más delincuencia y aumenta el riesgo de conflicto, es corrosivo dentro de las familias, incrementa la violencia doméstica y reduce las posibilidades de los niños de llegar a la educación terciaria.

Por el contrario, garantizar el pleno empleo se traduce en reducción de los costos de salud para la población en edad de trabajar, mayor rentabilidad fiscal del pleno empleo, formalización de la fuerza de trabajo, y tiene efectos multiplicadores del gasto en las economías locales.

En conclusión, según el informe de De Shutter, la introducción de un sistema de garantía de empleo puede ser un importante herramienta “para un nuevo contrato eco-social, para que las sociedades sean más resilientes y más sostenibles, con una mejor cohesión social”.

A-E/HM

 

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