La ley rusa contra «propaganda» LGBTQI amenaza la prevención del VIH

La nueva ley de Rusia que prohíbe cualquier promoción de lo que se considera “relaciones sexuales no tradicionales” podría estigmatizar a la comunidad LGBTQI y poner en riesgo la prevención del VIH/sida. Foto: Derechos LGBTI

BRATISLAVA –  Una nueva ley que prohíbe la propaganda LGBTQI en Rusia estigmatizará aún más a las personas LGBTQI en el país y podría empeorar lo que ya es una de las peores epidemias de VIH/sida del mundo, han advertido los críticos.

La llamada “ley de prohibición de propaganda LGBTQI” fue promulgada el 5 de diciembre por el presidente Vladimir Putin e ilegaliza toda promoción de lo que las autoridades consideran relaciones sexuales no tradicionales.

Los grupos que trabajan con la comunidad LGBTQI de Rusia afirman que la nueva ley, una ampliación de la legislación de 2013 que prohíbe la presentación positiva de las relaciones homosexuales a los menores, ilegalizará de hecho todo el trabajo de divulgación al respecto.

Ello podría afectar gravemente a la prevención y el tratamiento del VIH entre una población clave para la enfermedad.

La nueva norma se produce en medio de la intensificación de la retórica política anti-LGBTQI y una ofensiva del Kremlin contra la minoría y las organizaciones cívicas que a esos colectivos.

“Desde 2014, Rusia ha llevado deliberadamente a la clandestinidad a las organizaciones que prestan servicios relacionados con el VIH. La nueva ley es otro clavo en el ataúd de la prevención eficaz del VIH entre las poblaciones vulnerables”, dijo a IPS el activista LGBTQI ruso Evgeny Pisemsky, quien dirige el sitio informativo Parniplus en la ciudad de Orel.

Rusia tiene una de las peores epidemias de VIH del mundo. Durante gran parte de la última década, el país ha visto algunas de las tasas más altas de nuevas infecciones registradas en cualquier lugar: entre 80 000 y 100 000 por año entre 2013 y 2019, aunque los contagios han caído a 60 000 en los últimos dos años.

Las cifras oficiales sobre número total de infectados oscilan entre los 850 000 citados por el Ministerio de Salud y los 1,3 millones según datos del Centro Federal Ruso del Sida. Sin embargo, se cree que la cifra real es mucho mayor, ya que ese Centro estima que la mitad de las personas con VIH no son conscientes de su infección.

Los expertos sobre el sida han criticado en repetidas ocasiones el enfoque de las autoridades rusas en materia de prevención y tratamiento del VIH, especialmente la criminalización y estigmatización de las poblaciones clave, incluidas las personas LGBTQI.

De hecho, la nueva legislación es una ampliación de una controvertida ley de 2013 que prohíbe la promoción de las relaciones LGBTQI entre menores.

Esa ley fue denunciada por grupos de derechos humanos como discriminatoria, pero también criticada por expertos en enfermedades infecciosas que sugirieron que estigmatizaba aún más a los hombres homosexuales y a los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres (HSH), afectando a su acceso a la prevención y el tratamiento del VIH.

Las organizaciones que trabajan con la comunidad LGBTQI en Rusia temen que la nueva legislación empeore aún más la situación.

Gennady Roshchupkin, asesor de sistemas comunitarios de la no gubernamental Coalición Euroasiática sobre Salud, Derechos, Género y Diversidad Sexual, dijo a IPS que “la práctica en muchos países ha demostrado que el aumento de la estigmatización de las poblaciones marginadas conduce a un aumento de la discriminación hacia estos grupos”

“En consecuencia, estas personas se niegan cada vez con más frecuencia a presentarse para hacerse la prueba (del VIH) y recibir ayuda”, afirmó.

Analizó que “formalmente, la nueva ley anti-LGBTQI no pone límites a la prestación de ayuda y exámenes médicos a las personas LGBTQI”.

“Pero, por supuesto, la prohibición de compartir información con nadie sobre las características específicas de su vida sexual puede disminuir significativamente la calidad y la puntualidad de las pruebas y la atención», dijo el especialista.

Mientras tanto, Pisemsky dijo que es probable que el trabajo de divulgación se detenga en su forma actual, ya que la prestación de algunos servicios será ahora demasiado arriesgada.

“Todo el trabajo de divulgación pasará a la clandestinidad. Incluso el asesoramiento en línea será peligroso”, aseguró.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

La ley también podría repercutir en la salud mental de los jóvenes LGBTQI, argumentan sus críticos.

Los estudios han demostrado que la salud mental de los jóvenes LGBTQI se vio afectada negativamente tras la aplicación de la legislación de 2013, lo que a su vez podría promover comportamientos sexuales de riesgo.

“No podemos saber qué ocurrirá exactamente. Es posible que aumente el consumo de alcohol y la práctica del ‘chemsex (consumo sexualizado de sustancias tóxicas)’, y que aumenten los casos de depresión prolongada y los suicidios”, afirmó Roschupkin.

Pero, a su juicio, “lo que sí podemos afirmar con certeza es que se producirá un descenso drástico del uso del preservativo y de la profilaxis preexposición”.

“Las relaciones sexuales sin protección con una pareja desconocida son también un indicador de afecciones mentales y cognitivas en la era del VIH” de los conocimientos sobre salud sexual y de la autoestima entre las personas LGBTQI, consideró.

Rechazo internacional

Entretanto, las organizaciones internacionales que encabezan la lucha contra el VIH/sida han arremetido contra la ley, advirtiendo de su impacto potencialmente grave en la salud pública.

“Las leyes punitivas y restrictivas aumentan el riesgo de contraer el VIH y reducen el acceso a los servicios Estas leyes dificultan que las personas protejan su salud y la de sus comunidades, declaró Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida).

Pero es casi seguro que tales advertencias caigan en saco roto, al menos entre los legisladores rusos.

Aunque la homosexualidad se despenalizó en Rusia a principios de la década de los 90, tras la caída del comunismo, las personas LGBTQI sufren en el país prejuicios y discriminación generalizados.

El país ocupa el puesto 46 de 49 países europeos en la última clasificación sobre inclusión de personas LGBTQI realizada por el grupo de defensa de los derechos ILGA-Europa.

Estos comportamientos y políticas se ven alimentadas por lo que, según muchos activistas LGBTQI, es una política estatal sistemática de estigmatización y persecución de la minoría.

Desde la entrada en vigor de la ley de 2013, las autoridades han tomado medidas enérgicas contra las oenegés que apoyan los derechos de las personas LGBTQI, recurriendo a diversas leyes para obligarlas a cerrar. Al mismo tiempo, los políticos han intensificado la retórica anti-LGBTQI y atacan regularmente a los colectivos de esa comunidad.

De hecho, la nueva legislación recibió un apoyo abrumador en el Parlamento, y altos cargos políticos se apresuraron a defenderla como una medida necesaria contra las amenazas occidentales a los valores tradicionales rusos.

El presidente de la Duma (parlamento federal ruso), Viacheslav Volodin, defendió la nueva ley asegurando: «Debemos hacer todo lo posible para proteger a nuestros hijos y a quienes quieren llevar una vida normal. Todo lo demás es pecado, sodomía, oscuridad, y nuestro país lucha contra ello».

Los grupos internacionales de derechos humanos afirman que está claro que la ley se ha promulgado con un propósito discriminatorio específico.

“No hay otra forma de verla que como un esfuerzo extremo y sistemático para estigmatizar, aislar y marginar a toda la comunidad LGBTQI rusa. Es un ejemplo abominable de homofobia y debe ser derogada”, dijo a IPS Rachel Denber, directora adjunta de la División de Europa y Asia Central de la organización internacional Human Rights Watch (HRW).

A juicio de Denber, “esta ley tiene una similitud característica con otras leyes represivas aprobadas en Rusia en los últimos años: la posibilidad de su interpretación arbitraria”.

“En un entorno tan represivo como el de Rusia en estos momentos, en lugar de decidirse a correr el riesgo de caer en la ley y hablar abiertamente sobre las relaciones o la sexualidad, la gente se limitará a guardar silencio”, aseguró.

Para la directora de HRW, “esta ley surgió en un clima de represión acumulativa de los derechos humanos y de leyes represivas en general, que pretenden silenciar la disidencia y, mediante la fuerza de la ley, imponer el conformismo”.

Pisemsky se mostró de acuerdo. “Leyes como esta están diseñadas para asustar a la gente. El miedo necesita ser alimentado constantemente con algo, de lo contrario deja de funcionar. Esta ley no es el último paso en la escalada de la homofobia en Rusia”, aseguró.

Los efectos de la prohibición, que básicamente convierte en ilegal cualquier representación positiva de la comunidad LGBTQI en la literatura, el cine, la televisión, Internet y otros medios de comunicación, con fuertes multas (de hasta 80.000 dólares estadounidenses para las organizaciones) en caso de infracción, han sido visibles de inmediato.

Pisemsky describió cómo las organizaciones de servicios contra el VIH habían modificado sus sitios web y sus páginas en las redes sociales para cumplir la ley.

Por parte, Roshchupkin acotó que los centros de salud de la comunidad LGBTQI estaban retirando de sus locales carteles y folletos homoeróticos con representaciones explícitas de actos sexuales entre personas del mismo sexo.

Mientras tanto, el primer museo queer de Rusia, en la ciudad de San Petersburgo, tuvo que cerrar sus puertas pocas semanas después de su apertura para cumplir con la ley, las librerías han vaciado sus estanterías de obras de temática LGBTQI y las bibliotecas han empezado a exponer obras similares con las portadas en blanco.

No está claro qué otros efectos tendrá la ley, pero algunas organizaciones LGBTQI que hablaron con IPS dijeron que la gente se había puesto en contacto con ellos pidiendo consejo sobre cómo emigrar.

Nikita Iarkov, voluntario de la Fundación Andrey Rylkov, una oenegé que ayuda a las personas con VIH en Rusia, dijo que aunque no creía que hubiera todavía un miedo generalizado entre las personas LGBTQI en el país, eran realistas sobre lo que el futuro las deparaba a muchas de ellas.

“Por desgracia, no es la primera ley que discrimina (a las personas LGBTQI). Este tipo de prohibiciones son ya una práctica habitual, dijo a IPS.

“Espero que los clubes de Moscú y San Petersburgo sigan siendo espacios seguros para las personas queer, pero creo que será imposible celebrar fiestas y que sean clubes abiertamente queer», dijo Iarkov sobre los previsibles impactos de la nueva ley que endurece aún más la vida de quienes no se inscriben en la “normalidad sexual” para el poder ruso.

T: MF / ED: EG

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