Artes de Chile y Colombia declarados patrimonio de la humanidad

La alfarería de característico color oscuro de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca, en la central comuna chilena de Chillán, fue reconocida por la Unesco como patrimonio cultural de la humanidad que además requiere de protección urgente para su perdurabilidad. Foto: Constanza Muñoz/Unesco

RABAT – La alfarería chilena de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca, y el sistema de conocimiento ancestral de los pueblos colombianos arhuaco, kankuamo, ogui y wiwa, en la colombiana Sierra Nevada de Santa Marta, fueron declarados por la Unesco, este martes 29, patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.

Expresiones culturales de Albania, Andorra, Camboya, China, Croacia, Turquía, Ucrania y Vietnam también recibieron esa distinción y protección de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Las inscripciones en las listas de patrimonio de la Unesco fueron adoptadas por el 17 Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, reunido en esta capital norafricana.

La tradición artesana, heredada desde la época precolombina, sigue viva en Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca, en la central comuna chilena de Chillán, donde se producen piezas utilitarias como platos y tazas, junto a las decorativas como estatuas de animales domésticos y figuras de personas.

La arcilla se cuece de modo que adquiere un característico color negro, y delgadas incisiones hechas previamente se pintan luego como líneas con tierra blanca.

El comité incluyó esa expresión en la lista de salvaguardia urgente, que recoge expresiones amenazadas y que necesitan asistencia para su supervivencia.

El sistema de conocimientos de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta fue presentado como “una perfecta comprensión del territorio, considerando el mar, los ríos, las piedras y las montañas como un organismo vivo”.

Ese conjunto de reglas, pautas y normas de cuidado para el mantenimiento original de su mundo, según la candidatura propuesta por Colombia, supone para los cuatro pueblos originarios una guía para prevenir la vuelta del caos al universo.

Ya en 1979 la Unesco había declarado reserva de biósfera a la Sierra Nevada, de unos 17 000 kilómetros cuadrados y el sistema montañosos costero más alto del mundo.

De Albania se inscribió a la xhubleta, una prenda artesanal que visten las mujeres y niñas de las tierras altas del norte del país, caracterizada por su forma de campana ondulada, y cuyo uso y producción ha ido disminuyendo en las últimas décadas por razones sociopolíticas y económicas.

Las Fiestas del Oso, que se celebran cada invierno en cinco pueblos de la cordillera de los Pirineos, situados en Andorra y Francia, también fueron reconocidas. Durante el festejo, amenizado con música, bailes y discursos en catalán, jóvenes se disfrazan de osos y corren por las calles intentando atrapar a los participantes.

De Camboya se reconoció al Kun Lbokator, un arte marcial con 2000 años de antigüedad, que procura desarrollar fuerza mental, física y disciplina entre sus practicantes, mediante técnicas de defensa personal y una filosofía de no violencia.

La técnica de transformación del té en China fue reconocida por tratarse de conocimientos, habilidades y prácticas relacionadas con la gestión de las plantaciones de té, la recolección de las hojas, su procesamiento manual, el consumo y el intercambio de esta bebida.

Se destacó que, con base en las condiciones naturales y las costumbres locales, los productores han desarrollado seis categorías de té -verde, amarillo, oscuro, blanco, azul y negro-, así como otros a los que se les añaden elementos como aroma floral, lo que da como resultado más de 2000 productos de té.

De Croacia fueron inscritas las Celebraciones de San Trifón, patrono de los croatas que habitan el área de la bahía de Boka y veneran a ese santo martirizado en el siglo III, así como el kolo (baile en corro), también con motivo de las festividades del santo patrono, todas entre los meses de febrero y marzo.

Otro arte reconocido fue el trabajo tradicional de la piedra volcánica de Ahlat, extraída por mineros en las estribaciones del monte Nemrud, en el sureste de Turquía. Se reconocieron los conocimientos, métodos, habilidades y comprensión estética que rodean su extracción, raspado y tallado.

Se inscribió en la lista al bortsch ucraniano, plato tradicional servido en eventos sociales, fiestas nacionales y otros ritos para expresar la hospitalidad y la inclusión. Los ingredientes de esa sopa a base de remolacha varían en función de la región, la estación, la ocasión y el modo de preparación.

Finalmente, se reconoció a los productos de alfarería del pueblo cham, una etnia minoritaria que habita principalmente en Vietnam central, así como en Camboya y Tailandia. Son utensilios domésticos, objetos religiosos y obras de arte.

Los fabrican las mujeres, quienes, en lugar de utilizar un plato giratorio, giran ellas alrededor de la pieza para darle forma. Tienen así una forma de socializar, incrementar el ingreso familiar y reforzar su papel en la sociedad.

A-E/HM

 

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