Fresas y espárragos mejoran ingresos de agricultores en Bután

Om, propietaria de una casa de acogida en Paro, espera lograr ganancias agregando valor al cultivo de fresas en su pequeño invernadero. Crédito: Chhimi Dema/IPS

PARO, Bután – Sentada en la mesa de la cocina, Zam, de 57 años, mira por la ventana su huerto de cuatro decenas de manzanos en esta occidental región de Bután. En los últimos ocho años, solo vendió dos cajas (100 kilos) de frutas por las continuas malas cosechas. Decidió pasarse a las hortalizas, pero la producción también fue escasa debido a la falta de agua.

Zam (quien usa un solo nombre) vive en el pueblo de Jukha, en este distrito de Paro, cerca del aeropuerto internacional de Bután. La agricultora apuesta ahora al cultivo de fresas. «Es mi única esperanza de mejorar mis  ingresos, aunque es un producto de nicho», explicó en entrevista con IPS.

Optimista después de ver cómo sus vecinos aumentaron sus ingresos gracias a esa fruta, Zam comentó: «Me inspira y espero ganar más con las fresas. Me gustaría ahorrar para casos de emergencias y gastarlo en el mantenimiento de mi casa».

La casa de barro de dos plantas se ubica sola en lo alto de una colina, con vista a un pequeño valle, atravesado por un río. Otras viviendas similares están desperdigadas por el paisaje. Sin embargo, parte del techo de su casa se voló con los fuertes vientos del invierno pasado.

Zam es una de las agricultoras de este país asiático enclavado en las estribaciones orientales del Himalaya que se registraron en el Ministerio de Agricultura y Bosques para plantar ciertos cultivos identificados por su capacidad de mejorar la nutrición, resistir los impactos del cambio climático y aumentar los ingresos de exportación como son: fresa, quinoa, pimienta negra y espárragos.

El apoyo del Ministerio de Agricultura se realiza a través de la Iniciativa Mano de la mano  (HiH, en inglés) de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Apoyándose en evidencia, HiH respalda a países que buscan acelerar la transformación agrícola con el objetivo de erradicar la pobreza, acabar con el hambre y la malnutrición, y reducir las desigualdades. En mayo de 2022, la iniciativa apoyaba a 52 países de África, Asia, Europa, América Latina y Medio Oriente.

Bután se unió a HiH en junio de 2021. Esto le permitió al Ministerio de Agricultura realizar estudios de referencia en materia de seguridad alimentaria y nutrición así como de sistemas agroalimentarios.

Agricultores del distrito de Paro cambian sus cultivos de manzanas por espárragos, debido a los altos ingresos que dejan estos últimos. Foto: Chhimi Dema / IPS

Los resultados del estudio de seguridad alimentaria revelaron «lagunas de producción y nutrición en los sistemas alimentarios actuales», según registros de la cartera. El estudio de los sistemas agroalimentarios identificó puntos de entrada para diversificar y mejorar los sistemas alimentarios.

Los agricultores también exploran la oportunidad de agregar valor a las fresas. Según el Ministerio de Finanzas, entre 2019 y 2021, se importaron unos 2 477 kilos de fresas en conserva, frescas o enlatadas. Y no hay registros de exportaciones en esos años.

Por su parte, Thinley Yangzom y su familia reciben huéspedes en su granja de Paro, al oeste de la capital, Thimphu. Fundada en 2002, fue una de las primeras casas de familia en recibir gente en Bután. Además, cultivan todos los alimentos necesarios para la familia y para sus huéspedes.

La mujer de 37 años dice que su objetivo es hacer mermeladas de fresa, jugos y batidos para los clientes, y vender los excedentes en el mercado. «Cultivar fresas en nuestra granja nos ahorrará el costo de comprar alimentos importados. Esperamos poder exportar después de algunos años», precisó Yangzom.

Kinley Tshering cultiva espárragos en menos de media hectárea junto con arroz y manzanas. Foto: Chhimi Dema / IPS

Ya hay agricultores obteniendo buenos resultados con los cultivos identificados por HiH, también conocido por Hand in Hand, su nombre inglés.

Kinley Tshering lleva más de una década cultivando espárragos. Enclavada entre dos crestas y un vasto arrozal, tiene poco menos de media hectárea de espárragos. «Antes cultivaba papas, pero lo que gano con el cultivo de espárragos es más rentable», explicó Tshering, de 51 años, y proveedor de hoteles y restaurantes de este distrito.

El agricultor gana entre 2500 y 3000 dólares al año por la venta de su cosecha. «El duro trabajo en el cultivo de espárragos tiene su recompensa», destacó.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

En 2021, Bután produjo 177,7 toneladas de espárragos, según el Ministerio de Agricultura, por encima de las 126,6 toneladas del año anterior y de las 79,1 toneladas de 2019.

Muchos agricultores de este país sufrieron el impacto de la pandemia de la covid-19. El golpe terminó siendo una lección que los llevó a diversificar sus fuentes de ingresos.

Tenzin Choden, de 27 años, de Jangsa-Jooka, también en Paro, mantenía a su familia criando mulas para transportar las pertenencias de los turistas que salían de su pueblo. Pero en los últimos dos años sus ingresos se redujeron entre 60 % y 70 %, dejándoles ingresos de apenas 200 dólares al mes.

En el huerto de la parte trasera de su casa de dos plantas hay un pequeño invernadero donde Choden cultiva pimientos, pero la demanda es poca y solo vende pequeñas cantidades.

La campesina explica que la gran altitud de Bután, en el Himalaya, no permite tener buenas cosechas de otras hortalizas. Además, el conflicto entre humanos y fauna es una gran amenaza para sus cultivos y para su ganado. Los jabalíes desentierran las papas y los osos rompen los manzanos.

Pero cuando escuchó hablar de los espárragos, Choden le pidió prestados unos cuantos plantines a un vecino y logró que crecieran bien. En parte, esto se debió a que no le interesaron a los animales salvajes. «La prueba fue un éxito y me animó a buscar más apoyo del Ministerio», explicó. «Esperamos que los espárragos mejoren nuestros ingresos», acotó.

Jambay Dorji cultiva fresas en su granja de Paro. Con la iniciativa Mano de la mano (HiH, en inglés), espera hacerlo a escala comercial. Foto: Chhimi Dema / IPS.

Existe la preocupación de que si los agricultores logran plantar los cultivos promovidos por la iniciativa HiH, ya no tengan acceso a un mercado más grande. Pero según el director ejecutivo de Bhutan Alpine Seeds, Jambay Dorji, quién también es agricultor, si bien el mercado local de hortalizas como los espárragos crece, «si apuntamos a una escala comercial, necesitaremos un mercado para países como Tailandia, India y otros».

Bhutan Alpine Seeds es una empresa privada, que suministra semillas a tanto a organismos estatales como al sector privado.

«Si se fija una ruta de exportación, entonces la producción dentro del país no será un problema», añadió Dorji. «La gente hará el esfuerzo de cultivar esa hortaliza porque podrá obtener buenas ganancias», concluyó.

T: VF / ED:EG

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