GINEBRA – En América Latina y el Caribe hay una crisis oculta, la de casi 10 millones de personas que no tienen acceso a los alimentos que necesitan, y esa cifra puede elevarse hasta 14 millones este mismo año, planteó el Programa Mundial de Alimentos (PMA) en una rueda de prensa efectuada este martes 14.
Lola Castro, directora regional del PMA, dijo que “el efecto dominó de los fenómenos climáticos, la pandemia en curso y la crisis alimentaria, energética y financiera vinculada a la guerra en Ucrania, ha dejado a 9,7 millones de personas con necesidad urgente de ayuda alimentaria, sólo en los 13 países en los que trabajamos”.
“Se avecina una crisis oculta que, sin duda, afectará a millones de personas en la región y fuera de ella”, abundó Castro.
Según los datos del PMA, de los 2300 millones de personas o que se van a dormir cada noche con hambre o sin la suficiente cantidad de alimentos para desarrollar su vida de manera normal, 11 % se encuentra en América Latina y el Caribe.
“En el momento álgido de la pandemia, la inseguridad alimentaria severa afectó a 176,2 millones de personas en la región, solo en los 13 países en que trabajamos”, dijo Castro, pero esa cifra retrocedió hasta 8,3 millones a finales de 2021, al mostrar la región signos de recuperación.
Sin embargo, con el panorama más adverso este año, en los 13 países (de América Central, Cuba, Haití y el área andina) el número de personas con necesidad de ayuda alimentaria urgente puede llegar a 13,3 millones este año, según el PMA.
Para esa agencia de las Naciones Unidas, la principal preocupación es el hecho de que millones de personas no pueden acceder a una cesta de alimentos adecuada. Por ejemplo, solo en los últimos meses, el coste de una tonelada de productos alimentarios ha aumentado 54 % en la región.
La canasta básica es ahora considerablemente más cara, dejando a muchos sin poder asegurar su ingesta diaria. La inflación de los alimentos en la región oscila ahora entre 11 % “y un asombroso 26,6 %, como es el caso de Haití”, comentó Castro.
Muchos de los países en los que trabaja el PMA en América Latina tienen una proporción de importación de cereales superior a 50 %, lo que significa que producen menos de los que importan, y el caso es más acentuado es el área del Caribe.
A medida que los costos del combustible a nivel mundial siguen aumentando, el impacto en toda la región es evidente, destacó Castro, pues por ejemplo el precio del transporte de una tonelada de alimentos se ha multiplicado por siete en los últimos dos años, afectando especialmente a los pequeños estados insulares del Caribe.
Como resultado, las operaciones del PMA son ahora 30 % más caras.
“Teniendo en cuenta que ya nos enfrentamos a un déficit de financiación de 50 % para este año, nos vemos obligados a reducir el número de beneficiarios o la cantidad de dinero en efectivo (para comprar comida) o de alimentos que distribuimos, en un contexto en el que las necesidades están aumentando rápidamente”, dijo Castro.
Según la ONU, de las 69 economías con grave exposición a las crisis alimentarias, energéticas y financieras, 19 se encuentran en la región de América Latina y el Caribe.
Esta coyuntura, unida a la reducción del espacio fiscal, que en este momento impide a los gobiernos ampliar los sistemas de protección social,. Empuja a muchas personas a la pobreza y a buscar mecanismos alternativos para hacer frente a la situación, como la migración.
Las encuestas llevadas a cabo por el PMA en los países en los que tiene presencia muestran que, en promedio, 15 % de las personas en la región expresaron su deseo de migrar, un aumento de cuatro puntos desde el año pasado. En el caso de América Central, esa cifra es mucho mayor, llega a 43 %.
Según Castro, el elevado número de personas que pretenden emigrar, unido a la actual crisis alimentaria, de combustible y financiera, y a la crisis climática, incluyendo lo que se espera que sea una temporada de huracanes extremadamente activa, no hará sino agravar esta situación
Pero “siempre hay un resquicio de esperanza, en toda crisis hay una oportunidad, y esta no es una excepción”, dijo Castro, y puso como ejemplo la mayor conciencia en los gobiernos de la región para apoyar a los pequeños agricultores y a los grandes productores para diversificarse y garantizar sistemas alimentarios más sostenibles.
“El mundo depende de tres cereales: maíz, arroz y trigo. Esta crisis ha demostrado que existe una necesidad urgente de diversificación, y la región cuenta con un gran repositorio de alimentos ancestrales, como la quinua, que puede desempeñar un papel importante para garantizar la seguridad alimentaria mundial”, resaltó Castro.
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