PARÍS – En casi toda América Latina los periodistas desarrollan su labor en un entorno cada vez más deteriorado, tóxico, y la desconfianza hacia la prensa gana terreno, según el informe de la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) divulgado este martes 3, Día Mundial de la Libertad de Prensa.
RSF publicó su clasificación anual de la libertad de prensa en 180 países y territorios, que globalmente encabezan Noruega, Dinamarca y Suecia, y tiene en los últimos lugares a Corea del Norte, Eritrea e Irán.
En América Latina y el Caribe el país mejor valorado es Costa Rica, octavo lugar en la tabla mundial, seguido por Jamaica (puesto 12), Trinidad y Tobago (25), Argentina (29), República Dominicana (30), Guyana (34) y Uruguay (puesto 44).
En el otro extremo, las peores posiciones corresponden a Cuba (puesto 173), Honduras (165), Nicaragua (160), Venezuela (159), Colombia (145), México (127), Bolivia (126), Guatemala (124), El Salvador (112) y Brasil (puesto 111).
Tanto en 2020 como en 2021, la crisis generada por la covid aceleró la censura, generando graves dificultades económicas a la prensa y planteando serios obstáculos para acceder a la información sobre la gestión de la pandemia por parte de los gobiernos de América Latina, de acuerdo con el informe.
Según RSF, la desconfianza hacia la prensa siguió ganando terreno, “alimentada por una retórica contra los medios y una generalización de los discursos estigmatizantes por parte de la clase política, especialmente en Brasil, Cuba, Venezuela, Nicaragua y El Salvador”.
“Cada vez más visibles y virulentos, estos ataques públicos fragilizan a la profesión y alientan procedimientos judiciales abusivos, campañas de difamación e intimidaciones -especialmente contra las mujeres- y acoso en Internet contra los periodistas críticos”, asentó el informe.
El mayor descalabro el último año lo protagoniza Nicaragua –descendió 39 posiciones en la tabla- y el informe indica que “la parodia de elecciones organizadas en noviembre de 2021, que llevaron a Daniel Ortea a su cuarto mandato consecutivo como presidente, se ha seguido de una persecución feroz contra las voces críticas”.
“Los últimos bastiones de la prensa independiente son asediados y la gran mayoría de los periodistas independientes, amenazados por acciones judiciales abusivas, han tenido que huir del país”, agregó el reporte.
El caso de El Salvador “es también extremadamente preocupante” para RSF, pues considera que “desde su llegada al poder en 2019, el presidente Nayib Bukele juega al peligroso juego de multiplicar ataques y amenazas contra los periodistas críticos con su administración, creando así la imagen de una prensa enemiga del pueblo”.
Con al menos siete periodistas asesinados en 2021, México se mantiene como el país más mortífero del mundo para la prensa y se sitúa en la posición 179 sobre 180 en el indicador de seguridad para los periodistas.
En América del Norte mejoró el trato desde el gobierno de Estados Unidos (puesto 42), pero se mantienen problemas como la desaparición de los periódicos locales, la polarización de los medios, erosión del periodismo por el efecto de las plataformas digitales, y un clima de animadversión y agresividad hacia los periodistas.
En Canadá (19) los periodistas fueron objeto de hostilidades, prohibiciones de acceso, amenazas de muerte y agresiones físicas, mientras cubrían el llamado “Convoy de la Libertad”, una manifestación contra la política sanitaria del gobierno.
En el este de Europa, la guerra de Rusia (puesto 155) contra Ucrania (106), “más allá del drama humano que supone, está teniendo consecuencias devastadoras sobre la libertad de prensa en la región”, destacó el informe.
Al menos cinco periodistas y profesionales de los medios fueron asesinados por disparos durante el primer mes de la ofensiva rusa, que arrancó el 24 de febrero de 2022, y en Rusia “el poder ha asumido el control total de la información, instaurando una censura de guerra, el bloqueo a los medios y la caza a los periodistas críticos”.
África es un mosaico donde coexiste la abundancia de la prensa en Senegal o Sudáfrica con el silencio de los medios en Eritrea o Yibuti, la persecución de periodistas en países de África central y oriental, y las limitaciones impuestas a internet, lo que bloquea el desarrollo del periodismo.
La región de Asia-Pacífico, que concentra más de la mitad de la población mundial, “sigue acusando fenómenos de tipo estructural, principalmente a través del intento de un control absoluto de la información por parte de los Estados”, escribió RSF.
Y en el Medio Oriente “habrá que recorrer un largo camino todavía hasta que sea un lugar favorable para el periodismo”.
También en Europa se han registrado hechos como asesinatos de periodistas a sangre fría en grandes ciudades, y la hostilidad de manifestantes –por ejemplo contra las medidas para contener la pandemia- que los asimilan a las autoridades.
RSF sostiene que basa su clasificación de los países en cinco indicadores: contexto político, marco legal, contexto económico, contexto sociocultural y seguridad.
Asimismo, define la libertad de prensa como “la posibilidad efectiva para los periodistas, como individuos y como colectivo, de seleccionar, producir y difundir informaciones en aras del interés general, independientemente de las interferencias políticas, económicas, legales y sociales, y sin amenazas para su seguridad física y mental”.
En su edición 2022, el informe de RSF también llamó la atención sobre “los efectos desastrosos del caos informativo, creado por un espacio digital globalizado y sin regular, que favorece las informaciones falsas y la propaganda”.
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