SAN SALVADOR – Tener acceso al agua es una lucha constante en América Central, una región con más de 60 millones de personas, de las que buena parte vive en la zona rural donde las condiciones para contar con agua de buena calidad y que alcance para producir alimentos son cada vez más adversas.
La crisis climática ha agudizado aún más la escasez de agua en América Central, especialmente en el llamado Corredor Seco, habitado por cerca de 11 millones de personas que, en lugar de quedarse de brazos cruzados, han buscado formas para abastecerse de agua.
Comunidades rurales que viven dentro de esa franja, de 1600 kilómetros de largo, “cosechan” agua lluvia: primero la captan en el techo y luego la redirigen a tanques para almacenarla, o a grandes estanques para cultivar peces e irrigar huertos caseros y producir alimentos.
Eso han hecho los habitantes del caserío El Guarumal, en la jurisdicción de Sensembra, un municipio del oriental departamento de Morazán, en El Salvador.
Otras aldeas sí han tenido acceso el servicio de agua por cañería, pero han carecido de electricidad.
Entonces, al vivir a la orilla de pequeños ríos, han montado sus propios proyectos hidroeléctricos comunitarios, como en los caseríos Joya de Talchiga y Potrerillos, en el este de El Salvador, y en la Ecorregión Zona Reyna, en el noroccidental departamento de Quiché, en Guatemala.
IPS ha dado un especial seguimiento a todos esos esfuerzos en la región desde hace varios años, como se muestra en las imágenes que ahora presentamos y que revelan los esfuerzos de estas comunidades pobres y rurales por lograr acceso a los recursos hídricos cada vez más escasos.