La alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, instó a los Estados a “tomar medidas inmediatas, decisivas e impactantes para presionar a los líderes militares de Myanmar a detener su campaña de represión y masacre de su pueblo”, en una declaración divulgada este martes 13.
Bachelet dijo que “hemos sido testigos de otro fin de semana de derramamiento de sangre coordinado en muchas partes del país, incluido el asesinato masivo de al menos 82 personas en Bago entre el viernes y el sábado” pasados.
La de Bago, ciudad del sur y próxima a la principal urbe del país del sudeste asiático, Yangon, es la mayor masacre desde que las fuerzas de seguridad mataron al menos 107 personas en una sola jornada, el 27 de marzo pasado.
Durante el último fin de semana, según informes recibidos por la oficina de Bachelet, “fuerzas del Tatmadaw (Fuerzas Armadas) abrieron fuego con granadas propulsadas por cohetes, granadas de fragmentación y fuego de mortero en Bago”.[pullquote]3[/pullquote]
Las fuerzas de seguridad “también impidieron que el personal médico ayudara a los heridos, además de cobrar a los familiares un pago de aproximadamente 90 dólares para reclamar los cuerpos de los muertos. Algunas personas recurren ahora al uso de armas improvisadas o primitivas en defensa propia”.
En Myanmar, también conocido por su antiguo nombre de Birmania, se produjo un golpe de estado el 1 de febrero y desde entonces no han cesado las manifestaciones en las principales ciudades, contra los militares que asumieron todos los poderes
La oenegé Asociación de Asistencia a Presos Políticos informó que desde que se produjo el golpe de estado han fallecido al menos 710 personas, incluidos niños y en su mayoría víctimas de disparos de las fuerzas de seguridad.
“El ejército parece decidido a intensificar su política despiadada de violencia contra el pueblo de Myanmar, usando armamento de grado militar e indiscriminado”, lamentó Bachelet, quien fue presidenta de Chile en dos ocasiones (2006-2010 y 2014-2018).
La máxima responsable de Derechos Humanos de la ONU advirtió que “hay claros ecos de Siria en 2011. También allí, vimos protestas pacíficas repelidas con una fuerza innecesaria y desproporcionada. La represión brutal y persistente hizo que algunas personas tomaran las armas, a lo que siguió una expansión rápida de la espiral de violencia en todo el país”.
Recordó que “el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en ese momento advirtió en 2011 que la falta de respuesta de la comunidad internacional con determinación unida podría ser desastrosa para Siria y más allá”.
“Los últimos 10 años han demostrado cómo han sido horribles las consecuencias para millones de civiles. Temo que la situación en Myanmar se dirija hacia un conflicto en toda regla. Los Estados no deben permitir que se repitan los errores mortales del pasado en Siria y en otros lugares”, insistió Bachelet.
Los enfrentamientos entre el ejército y grupos étnicos armados también se han intensificado en varios lugares de las regiones Kachin, Shan y Kayin , donde los militares emplearon ataques aéreos que han matado y desplazado a civiles.
En esas regiones de la frontera este con China, Laos y Tailandia viven etnias minoritarias frente a la bamar, mayoritaria del país.
Las detenciones durante las protestas han sido masivas, la oficina de Bachelet reportó que actualmente hay al menos 3080 detenidos, y 23 personas han sido condenadas a muerte en juicios secretos, de los cuales cuatro manifestantes y otras 19 acusadas de delitos políticos y penales.
Los arrestos masivos han obligado a cientos de personas a esconderse, y se busca a muchos periodistas, activistas de la sociedad civil, celebridades y otras figuras públicas, muchos simplemente por el disenso que han expresado en línea.
Los servicios inalámbricos de banda ancha y datos móviles se cortaron indefinidamente el 2 de abril, dejando a la gran mayoría de las personas sin acceso a fuentes vitales de información y comunicación.
Mientras tanto, la economía, la educación y la infraestructura sanitaria han estado al borde del colapso, dejando a millones de personas sin medios de subsistencia, servicios básicos y, cada vez más, sin seguridad alimentaria,
Miles de migrantes internos han abandonado los centros urbanos hacia sus comunidades de origen, que antes dependían de sus ingresos, y agencias de la ONU piden al ejército de Myanmar y a los Estados vecinos a facilitar el acceso humanitario a las poblaciones necesitadas.
Finalmente, Bachelet recalcó que “las declaraciones de condena y las limitadas sanciones selectivas no son claramente suficientes. Los Estados con influencia deben aplicar urgentemente una presión concertada sobre el ejército en Myanmar para detener la comisión de graves violaciones de derechos humanos “.
A-E/HM