Racismo en la ONU: la hora de practicar lo que predica

Una experta independiente en derechos humanos de la ONU solicita un mayor escrutinio de las tecnologías digitales emergentes que, según dijo, se utilizan para defender la desigualdad racial, la discriminación y la intolerancia. Entonces, ¿por qué saltarse el escrutinio de las Naciones Unidas? Foto: UIT / D. Procofieff
Una experta independiente en derechos humanos de la ONU solicita un mayor escrutinio de las tecnologías digitales emergentes que, según dijo, se utilizan para defender la desigualdad racial, la discriminación y la intolerancia. Entonces, ¿por qué saltarse el escrutinio de las Naciones Unidas? Foto: UIT / D. Procofieff

Cuando dos encuestas realizadas al personal, una en Ginebra y la otra en Nueva York, revelaron un racismo generalizado en las Naciones Unidas, se produjo una pregunta obvia: ¿por qué no investiga el Consejo de Derechos Humanos (CDH) de la ONU estos cargos?

En la actualidad la ONU (Organización de las Naciones Unidas) cuenta con un verdadero ejército de más de 80 expertos independientes, los llamados relatores especiales, designados por el CDH y con el mandato de efectuar «misiones de investigación» sobre abusos contra los derechos humanos en todo el mundo.

La letanía de abusos incluye tortura, detenciones arbitrarias, desapariciones involuntarias, formas contemporáneas de esclavitud y, lo que más se vincula con los resultados de los sondeos internos: «racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia».

¿Las revelaciones que han emergido en las respuestas a las dos encuestas sobre la situación interna en la ONU justifican que un relator especial investigue el racismo en las organizaciones internacionales? O ¿no debería el CDH ampliar el mandato del relator especial existente sobre el racismo para incluir a la ONU?[pullquote]3[/pullquote]

Louis Charbonneau, director de Asuntos de Naciones Unidas de Human Rights Watch (HRW), dijo a IPS que los resultados de la encuesta al personal de la ONU son extremadamente preocupantes. «El liderazgo de la ONU debe practicar lo que predica y trabajar para acabar con el racismo en todo el sistema de la ONU», afirmó.

Señaló que el secretario general de la ONU, António Guterres, se ha pronunciado contra el racismo en Estados Unidos y en todo el mundo.

Así que «debería seguir trabajando para garantizar que la propia ONU sea parte de la solución, no parte del problema”, analizó el especialista de la organización internacional con su base en Washington.

Sobre la eventualidad de designar un relator especial, Chabornneau consideró que ya existe un relator especial sobre las formas contemporáneas de racismo, e investigar sobre  el racismo en el sistema de la ONU es ciertamente algo que podría caer perfectamente dentro de su mandato.

Pero «si los Estados miembros sienten que una nueva posición sería útil para investigar el racismo en las organizaciones internacionales y proponer recomendaciones para abordar el problema, ciertamente no lo objetaríamos”, puntualizó.

“Cualquier cosa que ayude a combatir el racismo es algo bueno», sentenció.

El esrilanqués Roderic Grigson, exresponsable de mantenimiento de la paz y veterano de la ONU con 12 años de experiencia en operaciones de mantenimiento de la paz en el extranjero, recordó a IPS una experiencia personal.

“Cuando llegué a Ismailia, en Egipto, que era donde estaba instalada la Fuerza de Emergencia de la ONU (UNEF II HQ), el complejo de la ONU era una mezcla de personal civil y militar. Los civiles internacionales, como yo, que llegábamos del extranjero, eran tratados de manera muy diferente al personal egipcio local en  muchas maneras», contó.

Por ejemplo, dijo, a los miembros del personal local, llamados despectivamente ‘gyppos’, no se les permitía ingresar al comedor internacional (club) en el complejo a menos que fueran cocineros o camareros.

Cuando quería llevar algún miembro del personal local, incluso alguien que trabajaba junto a él a ese comedor, “nos negarían la entrada,  dijo Grigson.

Esta actitud hacia el personal local «se extendió a todas las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU que visité durante mi estadía en el Medio Oriente, ya sea en Egipto, Israel, Líbano o Chipre, no importaba», afirmó el antiguo funcionario de misiones de paz.

«El personal internacional de la ONU en todas las misiones trataba a los locales como lacayos. Y nos odiaban por eso. Y me sentí muy incómodo trabajando en este entorno», dijo.

El diplomático contó como el mismo fue víctima de discriminación. «Estaba considerado un ‘internacional’, por haber sido reclutado en Nueva York, pero al ser de Sri Lanka, me sentía como un internacional de ‘segunda clase’ dada la camarilla europea que predominaba en ese momento».

Por haber crecido en la entonces Ceilán y ahora Sri Lanka, cuando era colonia británica, «había experimentado de primera mano lo que se sentía al ser tratado como uno de los amos coloniales de la isla».

«Mi abuelo, que era escocés, vivía con nosotros. Trabajaba en un puesto de alta dirección en la administración colonial británica de la isla. Tenía una posición de privilegio dada su raza y color que se extendía hasta su familia”, recordó

“Trabajar para la ONU se sentía exactamente así «, sentenció Grigson.

Finalmente la ONU está despertando al tema interno del racismo al cumplir nada menos que 75 años dijo a IPS Somar Wijayadasa, quien trabajó en varias agencias de la ONU, incluida la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).

La discriminación racial (tan discreta y sutil) siempre estuvo presente, especialmente en los departamentos de Recursos Humanos de la ONU, encabezados principalmente por gente blanca, que también eran jefes de departamentos y organizaciones, destacó.

Esto se sumó al nepotismo desenfrenado en el que parientes incompetentes y no calificados de políticos mundiales de todos los colores fueron nombrados para puestos profesionales de alto nivel.

«Eso es peor que la discriminación racial», dijo Wijayadasa, quien también trabajó en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y fue representante de Onusida entre 1995 y 2000.

Wijayadasa también consideró que “es hora de que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU designe un relator especial para investigar las acusaciones de racismo en la ONU y, lo que es más importante, para que la ONU brinde una protección férrea a los denunciantes que se quejan de discriminación racial en sus oficinas y no terminen castigados por hablar».

Cuando se le preguntó sobre el papel de la ONU en la investigación de la discriminación racial, Grigson dijo: «Sí, creo que la ONU debería investigar estos cargos, pero también creo que la ONU es solo un microcosmos de lo que ocurre en diferentes países alrededor del mundo».

Insistió en que el racismo comienza en casa, y llamar a quienes se entregan a él, por famosos o bien conectados que sean, es el punto necesario de partida.

A su juicio, las ideas racistas se remonta a aquellas sociedades europeas que querían gobernar el mundo y usaban esclavos para aumentar su riqueza e influencia.[related_articles]

«La esclavitud solo se abolió en el mundo hace entre 150 y 200 años, lo que significa que estamos a solo tres o cuatro generaciones de la época en que se utilizaba a las personas como bienes muebles», sentenció.

Mientras tanto, en un mensaje al personal de la ONU el 27 de agosto, la Oficina de Recursos Humanos y la Oficina del Ombudsman y Servicio de Mediación de la ONU, dijeron que el 19 de agosto se envió una «Encuesta de las Naciones Unidas sobre el Racismo», como parte de una campaña para erradicar el racismo y promover la dignidad dentro de las Naciones Unidas.

«La encuesta se ha desactivado por una serie de preocupaciones legítimas planteadas por el personal sobre parte del contenido de la encuesta y lamentamos cualquier dolor y angustia que haya causado. Comprendemos plenamente su frustración y reconocemos la necesidad de abordar más el problema de la raza e identidad étnica con mayor sensibilidad y conciencia», indicaron.

En su encuesta original, la ONU pidió a los empleados que se identificaran como «negros, morenos, blancos, mestizos / multirraciales y cualquier otro». Pero la más ofensiva de las categorías enumeradas en la encuesta fue «amarilla», una descripción racista occidental de larga data de los asiáticos, incluidos japoneses, chinos y coreanos.

El nuevo mensaje decía: «Teniendo en cuenta las preocupaciones genuinas expresadas por el personal, estamos revisando el contenido de la encuesta y comunicaremos cuándo se relanzará”.

«Aprovechamos esta oportunidad para agradecer al personal por sus francos comentarios,  como parte de una discusión profunda y abierta sobre el tema del racismo y la discriminación racial en las Naciones Unidas», añadía.

En respuesta a una pregunta, el portavoz de la ONU, Stephane Dujarric, dijo a los periodistas el 27 de agosto: «El racismo es algo que debe abordarse en todas las sociedades, ya sea en Estados Unidos, ya sea… en cualquier país, en cualquier parte del mundo, es un problema y dentro de las organizaciones, incluida la nuestra».

Lo importante, dijo, «es que se investigue a fondo el racismo y que la gente también pueda poder expresarse pacíficamente, y ya sea a través de la acción colectiva, como hemos visto a través de figuras del deporte, o de otras formas, es decir, su derecho».

La gente tiene derecho a expresarse cuando siente una fuerte injusticia, subrayó.

“Pero estamos viendo que el tema del racismo surge una y otra vez en muchos, muchos países, y esto es algo que… debe ser un diálogo abierto y franco para abordar, no solo el tema del racismo, sino todas las desigualdades y injusticias que se derivan de eso en todas partes”, aseguró Dujarric.

T: MF

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