Senegaleses retornados afrontan futuro incierto

Emigrantes recién retornados a Senegal reciben asistencia al llegar a su país. Crédito: Lucas Chandellier/OIM
Emigrantes recién retornados a Senegal reciben asistencia al llegar a su país. Crédito: Lucas Chandellier/OIM

Bouba Diop observa encantado la cantina de su tío recién reformada en el barrio pobre de Keur Massar,  a las afuera de esta capital de Senegal.

Desde que volvió a su país de Argelia y Libia, donde trabajaba en la construcción, se pregunta cómo hará para reconstruir su vida tras dos años en el norte de África, desde donde pretendía seguir a Europa.

Pero ahora su tío le volvió a dejar su trabajo de encargado.

Hogar dulce hogar

“Estoy feliz de haber regresado después de vivir en el infierno del norte de África. Pero estoy enojado conmigo mismo por no concretar mis sueños”, explicó Diop, de 22 años, y educado en Darra, una escuela religiosa.

“Es el destino. Ahora debo mirar al futuro”, acotó.

Mientras, en Kolda, en el sur de Senegal, Ibou, retornado de Níger, se interroga sobre su futuro, que considera incierto y complicado.

A diferencia de Diop, quien encontró consuelo en el comercio de su tío, Ibou no sabe qué hará después de haber vendido todo su ganado para cruzar el desierto del Sahara rumbo a El Dorado europeo. Pero ni siquiera llegó a la atribulada Libia.

“En Níger, unas personas que dijeron ser contrabandistas y me prometieron llevarme a Trípoli y luego a Italia, me robaron todo el dinero (unos 2.800 dólares) y mis pertenencias”, relató el joven de 25 años.

Ibou quedó varios meses varado en Agadez, la “puerta” del Sahara, en el norte de Níger, donde casi se muere de hambre y malaria (paludismo).

“Me da vergüenza regresar porque me convertí en otra carga para mi familia”, confesó.

“Nací en una familia pobre. Pusieron sus esperanzas en mí, creyendo que llegaría a Europa y conseguiría un trabajo bien pago para comenzar a mandar dinero”, explicó, visiblemente emocionado.

Tristes historias

Diop e Ibou son solo la punta de un iceberg en este continente, donde jóvenes de África subsahariana desesperados, entre ellos menores sin referentes adultos, abandonan países pobres o en guerra para llegar al norte.

Unos 150.982 migrantes “con suerte” lograron llegar a Europa en 2017 cruzando el mar Mediterráneo, pero más de 15.000 murieron en la travesía desde 2014, y 3.139, el año pasado, según la Organización Internacional de las Migraciones (OIM).

Pero para las personas que se quedaron varadas en cárceles de Libia o Níger, unas 20.000 en 2017, o fueron vendidas como esclavas en mercados libios, la única forma de resolver la crisis parece ser la asistencia al retorno voluntario a sus países de origen.

Emigrantes recién retornados a su país reciben asistencia al llegar a Senegal. Crédito: Lucas Chandellier/IOM.
Emigrantes recién retornados a su país reciben asistencia al llegar a Senegal. Crédito: Lucas Chandellier/IOM.

Asistencia para un retorno voluntario

La OIM asistió a unos 3.023 migrantes senegaleses varados en Libia y Níger para que retornaran a su país con ayuda del Fondo Fiduciario de la Unión Europea (UE).

“Ante la falta de canales migratorios legales, la asistencia al retorno voluntario parece ser la única opción para ayudar a los migrantes en peligro, cuyos derechos fundamentales están en riesgo de ser violados”, explicó Florence Kim, responsable de comunicaciones de la OIM para África Central y Occidental.

La asistencia al retorno ha sido el principal foco de la OIM desde que se instaló en Senegal en 1998, puntualizó, en diálogo con IPS.

“Más de 23.000 personas recibieron asistencia para retornar y a la llegada a su país”, añadió.

“La asistencia de la OIM al llegar puede ser educativa, médica e individual, colectiva o comunitaria”, añadió.

Bienvenidos nuevamente a la sociedad

“Los retornados no deben considerarse una carga para sus comunidades, sino una ventaja”, señaló Kim. Uno de los enfoques innovadores del nuevo proyecto de la UE, consistió en incluir a las comunidades de origen en el proyecto de reintegración.

“Antes íbamos a trabajar con los retornados, pero ahora trabajamos para reintegrar a los que no se fueron y que puedan beneficiarse de las actividades originalmente previstas para los primeros”, explicó.

Un informe de la OIM reveló que 30 por ciento de los senegaleses retornados que recibieron asistencia en 2017 procedieron de Kolda, 16 por ciento de Tambacounda, 15 por ciento de Dakar, 12 por ciento de Sédhiou, seis por ciento de Kaolack, y el resto de otras regiones.

Además, solo 2,5 por ciento de los retornados asistidos en 2017 eran mujeres, precisa el documento.

Retorno voluntario como solución permanente

La UE otorgó otros 95 millones de dólares este mes para completar las operaciones de retorno voluntario, indicó Kim, quien, sin embargo, acotó que el retorno voluntario no es una solución duradera.

“Si no se acompaña de la reintegración al país de origen, y si no se les ofrece nada a cambio, la gente volverá a arriesgar su vida”, explicó.

“Vamos por el camino correcto. Nuestra prioridad es proteger a miles de migrantes varados y asegurarnos de que hayan suficientes recursos para garantizar la sostenibilidad de las soluciones que se les ofrecen”, añadió.

“Les damos dinero de bolsillo, cuyo monto varía según los países de la región”, explicó Kim. El dinero es para cubrir sus necesidades inmediatas y el transporte en cuanto llegan a país para ir del aeropuerto a sus casas.

“No es, por cierto, un salario. No queremos que vayan a su casa con dinero. Si regresan y piden asistencia, es por otras razones, no por el dinero”, apuntó.

“Lo que los ayuda a reintegrarse es la implementación de proyectos, y las actividades remuneradas”, precisó.[related_articles]

Por razones económicas

Diop e Ibou podrían considerarse emigrantes económicos, a diferencia de los que huyen de República Democrática del Congo, Etiopía, República Centroafricana, Eritrea, Sudán y Somalia, por nombrar algunos países.

“Si en el origen del fenómeno hay consideraciones económicas, las respuestas deben ser económicas”, opinó William Assanvo, experto del Instituto de Estudios de Seguridad (ISS).

“Eso implica planes de desarrollo regional, que incluyen inversiones en educación, salud, agricultura o ganadería. También hay que fortalecer el desarrollo y el apoyo a iniciativas privadas”, añadió.

Ya hay programas con apoyo internacional, en especial de la UE y Francia, para asentar a los jóvenes senegaleses, dándoles apoyo para implementar proyectos puntuales, indicó Assanvo.

La cuestión es si esas iniciativas resultaron exitosas y si las consecuencias son sostenibles.

Lecciones valiosas

“Tenemos que atender las causas de raíz y preguntarnos: ¿por qué estamos dispuestos a arriesgar nuestra vida para buscar trabajo en el extranjero?”, planteó Kim.

Y si hubieran rutas migratorias legales, sería menos peligroso.

“No tendrían que irse en barcos para cambiar su destino, sufrir torturas y así. Hay mecanismos legales, pero el clima general en los llamados países anfitriones no es propicio para la apertura”, puntualizó.

El auge del populismo y el temor al otro están presentes, y nuestro trabajo incluye generar conciencia y cambiar las percepciones.

“Hay que recordar lo necesaria que es la migración para la economía de los países anfitriones en una Europa envejecida”, subrayó.

Traducción: Verónica Firme

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