«Ningún país, independientemente de su tamaño o fuerza, es inmune a los efectos del cambio climático, (ni)… puede darse el lujo de enfrentar el desafío del cambio climático por sí solo”, advirtió el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
Ban hacía referencia a las conclusiones finales alcanzadas en la 22 Conferencia de las partes (COP 22), de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que se celebró en Marrakech, Marruecos, del 7 al 18 de noviembre para avanzar en la aplicación del Acuerdo de París, que entró en vigor el 4 de este mes.
En la Proclamación de Acción de Marrakech, los estados partes de la CMNUCC afirmaron su fuerte «compromiso» con la «plena aplicación» del Acuerdo de París.[pullquote]3[/pullquote]
También acogieron con satisfacción el «impulso extraordinario sobre el cambio climático en todo el mundo», ya que 111 países habían ratificado el Acuerdo hasta el 18 de noviembre.
En la Conferencia anterior, celebrada en diciembre y conocida como COP 21, 196 Estados partes adoptaron el Acuerdo de París, llamado así porque se aprobó en la capital francesa.
Su objetivo es fortalecer la respuesta global a la amenaza del cambio climático, limitando el aumento de la temperatura del planeta en este siglo a menos de dos grados Celsius por encima de los niveles preindustriales, y a continuar el esfuerzo para limitarlo a 1,5 grados.
«Este impulso es irreversible, lo lideran no solo los gobiernos, sino la ciencia, las empresas y la acción internacional de todo tipo en todos los niveles», agrega la Proclamación de Marrakech.
«Nuestra tarea ahora es… avanzar con el propósito de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y fomentar los esfuerzos de adaptación, y así beneficiar y respaldar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible«, señala.
Las negociaciones entre los Estados partes concluyeron el 18 de noviembre. Los gobiernos fijaron el plazo en 2018 para completar el reglamento que hará “operativo” el Acuerdo de París con el fin de alcanzar la confianza, la cooperación y el éxito futuro.
En la Proclamación de Marrakech los países industrializados reafirmaron su meta de movilización de 100.000 millones de dólares anuales para 2020 para apoyar la acción climática de los países en desarrollo. Todos los países también pidieron a los actores no estatales que se sumen a su esfuerzo «por una acción y movilización inmediatas y ambiciosas”.
El 17 de noviembre, la Conferencia puso en marcha la Asociación de Marrakech para la Agenda Global de Acción Climática con el fin de expandir los esfuerzos de cooperación en los que empresas, gobiernos subnacionales y locales y la sociedad civil colaboren con los gobiernos nacionales para promover el bajo nivel de emisiones y el desarrollo resistente.
«Incrementar las medidas, rápidamente»
«El mundo debe moverse rápidamente para incrementar las medidas y ambiciones sobre el cambio climático», exhortó José Graziano da Silva, el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), durante la cumbre de Marrakech.
El 16 de noviembre, en un día de acción de alto nivel sobre agricultura y seguridad alimentaria, Da Silva señaló que los efectos del cambio climático en la agricultura –incluidos los cultivos, ganadería, silvicultura, pesca, tierra y agua- ya están minando los esfuerzos mundiales para lograr la seguridad alimentaria.
«Y la población rural pobre es la más afectada», afirmó.
Ya que en más de 90 por ciento de los países la agricultura ocupa un papel importante en sus planes nacionales de adaptación y mitigación del cambio climático, Da Silva subrayó que «es hora de invertir en la agricultura sostenible y resistente al clima, como parte fundamental de la solución climática”.
Aunque la agricultura contribuye con cerca de 20 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero, es una parte fundamental de la solución para aumentar la resiliencia y combatir los efectos del cambio climático, especialmente en los países en desarrollo, donde el sector agrícola suele ser la columna vertebral de la economía.
La agricultura puede reducir la desnutrición y la pobreza, crear oportunidades económicas y generar un crecimiento más rápido y justo, especialmente para los jóvenes. La agricultura sostenible también mejora la gestión de los recursos naturales, como el agua, conserva la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, y aumenta la captura de carbono, al tiempo que alivia las presiones que impulsan la deforestación.[related_articles]
«Tenemos que transformar la agricultura para hacerla más productiva y más resistente al mismo tiempo. Esta transformación ayudará a enfrentar, al mismo tiempo, la triple amenaza del hambre, la pobreza y el cambio climático. Los países están reconociendo este potencial con compromisos sin precedentes», observó el director de la FAO.
Es necesario el incremento de los fondos internacionales dedicados a combatir el cambio climático y el desbloqueo de inversiones adicionales en la adaptación de los sectores agrícolas para darle fuerza a las medidas, agregó.
La escasez de agua, el gran desafío
La FAO lanzó el 18 de noviembre el Marco de Acción Mundial para Abordar la Escasez de Agua en la Agricultura en el Contexto del Cambio Climático. La escasez de agua – un problema mundial importante – se intensificará con el cambio climático y con la presión derivada del crecimiento de la población.
«De California (Estados Unidos) a las provincias orientales de China, y de Jordania a la punta sureña de África, se calcula que 4.000 millones de personas – casi dos tercios de la población mundial – viven con severa escasez de agua durante al menos una parte del tiempo”, según Da Silva. El problema es “uno de los principales desafíos para la agricultura sostenible”, aseguró.
En otro evento de alto perfil, el funcionario elogió la oportuna puesta en marcha de la Iniciativa a Favor de la Adaptación de la Agricultura en África, que es el programa insignia de Marruecos y cuenta con el apoyo de 27 países hasta el momento.
La denominada Triple A «impulsará la acción precisamente en las áreas que necesitamos para transformar los sectores agrícolas» – gestión sostenible de la tierra y del suelo, mejor gestión del agua y gestión integral del riesgo climático – y la FAO colaborará con fuerza para ampliar la iniciativa.
«Eso requerirá mayores flujos de financiamiento climático para la adaptación, y para la agricultura en particular”, agregó Da Silva. Actualmente solo dos por ciento de los fondos climáticos se destinan al sector agrícola. «Eso es sumamente bajo, y muy inferior a nuestras necesidades», se lamentó.
Traducido por Álvaro Queiruga