Paraguay se industrializa con limitaciones en infraestructura

Interior de Texcin, la planta de confección del brasileño grupo Riachuelo, instalada en Paraguay, cerca del aeropuerto de Asunción, bajo su ley de maquila, que ofrece exenciones tributarias y otros incentivos a la producción destinada a la exportación. En primer plano una costurera en entrenamiento. Crédito: Mario Osava/IPS
Interior de Texcin, la planta de confección del brasileño grupo Riachuelo, instalada en Paraguay, cerca del aeropuerto de Asunción, bajo su ley de maquila, que ofrece exenciones tributarias y otros incentivos a la producción destinada a la exportación. En primer plano una costurera en entrenamiento. Crédito: Mario Osava/IPS

“Hubo casos de gente que dejó de venir a trabajar luego de recibir su primer sueldo y volvió algunos días después a preguntar si no había más  trabajo”, siguiendo la lógica de quien labora por cuenta propia que predomina en Paraguay, recordó Ivonne Ginard.

Como gerente de Recursos Humanos de la compañía textil Texcin, le tocó a Ginard reclutar los actuales 353 empleados y conducirlos en la transición del trabajo informal a las reglas de la producción industrial, como cumplir horarios, usar uniformes, cuidar la seguridad y justificar ausencias con certificados médicos.

Texcin, una empresa de confección instalada cerca del aeropuerto de Asunción, es emblemática del proceso de industrialización que vive Paraguay, de economía aún netamente agrícola, con gran producción de soja y carne de vacuno, y ciudades dominadas por actividades informales.

Se trata de una asociación de empresarios paraguayos con el grupo Riachuelo, líder de moda en Brasil donde posee 285 tiendas y dos plantas industriales, que decidió aprovechar los incentivos de la Ley de la industria maquiladora de exportación, vigente en Paraguay desde 2000, para producir allí su ropa y sustituir importaciones desde Asia.

La meta es doblar la cantidad de empleados al final de 2016 y seguir expandiéndose, ya que la empresa dispone de espacio para construir una nueva planta.

“Paraguay ofrece mano de obra abundante, joven y fácil de  capacitar, energía barata e incentivos fiscales tanto por la maquila como la Zona Franca, que permiten importar materia prima con arancel cero”, observó Andrés Guynn, socio paraguayo que dirige Texcin.

“Nuestra producción es competitiva con costos similares a los de Asia, con una gran ventaja de tiempo: mientras los productos chinos llevan 90 días para arribar a Brasil, los nuestros llegan en 72 horas a (la ciudad brasileña de) São Paulo por camión”, acotó.

“Bajo el régimen de maquila se instalaron 108 empresas en Paraguay, 62 en los últimos dos años, siendo 80 por ciento provenientes de Brasil”, destacó a IPS el director de Maquila del Ministerio de Industria y Comercio, Ernesto Paredes.

La maquila es como se conoce a las fábricas instaladas por empresas internacionales en un país, en general en zonas francas, para producir o ensamblar para la reexportación, con materias primas importadas exentas de aranceles, además de otros beneficios impositivos y tributarios, además de condiciones laborales flexibles.

La gerente de Recursos Humanos de Texcin, Ivonne Ginard (derecha), junto a la entrenadora de las trabajadoras textiles, Rosa Prieto. "Texcin cambió mi vida", dijo Prieto, costurera informal durante 15 años, antes de entrar a la empresa en enero de 2015. Crédito: Mario Osava/IPS
La gerente de Recursos Humanos de Texcin, Ivonne Ginard (derecha), junto a la entrenadora de las trabajadoras textiles, Rosa Prieto. «Texcin cambió mi vida», dijo Prieto, costurera informal durante 15 años, antes de entrar a la empresa en enero de 2015. Crédito: Mario Osava/IPS

«La industria maquiladora es dinámica, pero no admite la libertad sindical, no permitió la organización de sindicatos en sus plantas, violando derechos constitucionales», denunció a IPS  como uno de los problemas del sector Julio López, presidente de la Confederación de la Clase Trabajadora.

Autopartes es la principal rama, tanto por los ingresos como los empleos que genera la maquila en Paraguay, apuntó Paredes. Subrayó como factor  para la instalación de plantas en el país el de la implantación de los sistemas de entrega rápida y “just in time (justo a tiempo)”, desarrollados por la industria automovilística nipona.

La empresa japonesa Yasaki y la alemana Leoni son recientes conquistas de la maquila paraguaya, empleando a miles de personas, la casi totalidad mujeres, en la producción de cableados para vehículos.

Además de autopartes, Paraguay cuenta desde el 28 de marzo con su primera ensambladora de automóviles. El grupo nacional Reimplex empezó a montar autos J2 de la marca china JAC Motors en la periferia de Asunción.

Las firmas de confección también ya ocupan mucha mano de obra femenina y está en expansión la industria de plásticos en el departamento oriental de Alto Paraná, en la frontera con Brasil, realzó Paredes.

La mano de obra barata, “no tanto por sueldos nominales, sino por los bajos encargos sociales”, y los bajos impuestos son atractivos especialmente para las empresas brasileñas. A eso se agrega la energía eléctrica, 63 por ciento más barata que en Brasil, según el responsable del sector maquilero.

Una limitación es la infraestructura de transportes y energía. “Faltan rutas, puertos, caminos, inmuebles, aunque Paraguay viene invirtiendo mucho en aeropuertos, hoteles y edificios de oficinas”, reconoció.

Una solución será doblar la vía entre Asunción y Ciudad del Este, los dos principales polos económicos del país. Pero el plan no es ampliar la carretera existente, sino “construir una segunda carretera exclusiva para camiones, para el comercio”, así como el segundo puente a Brasil, anunció Paredes.

Depósito de telas de Texcin, detrás del cartel anunciando la ampliación de la planta industrial de la empresa brasileña con socios de Paraguay, instalada en las cercanías de Asunción. Crédito: Mario Osava/IPS
Depósito de telas de Texcin, detrás del cartel anunciando la ampliación de la planta industrial de la empresa brasileña con socios de Paraguay, instalada en las cercanías de Asunción. Crédito: Mario Osava/IPS

Otra vía para transporte de cargas pesadas y voluminosas, la Hidrovía Paraguay-Paraná, por donde se exporta soja y sus derivados también necesita inversiones. “Una mejor señalización doblaría su capacidad”, acelerando la navegación, aseguró a IPS el investigador Gustavo Rojas, del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (Cadep).

Este país de 6,8 millones de habitantes tiene la tercera mayor flota de barcazas del mundo y dispone de astilleros para construirlas, lo que favorece un incremento del transporte fluvial, enfatizó Paredes.

La electricidad es, potencialmente, la mayor ventaja comparativa de Paraguay, ya que el país es dueño de mitad de la energía de las grandes centrales hidroeléctricas de Itaipú, compartida con Brasil, y Yaciretá, en la frontera con Argentina, con capacidades respectivas de 14.000 y 3.200 megavatios.

Pero solo pasó a disponer de parte de esa energía al concluirse la línea de transmisión de Itaipú a Villa Hayes, cerca de Asunción, en octubre de 2013, una obra financiada por un fondo de Brasil destinado a reducir las asimetrías en el desarrollo de los países del Mercado Común del Sur (Mercosur), que también integran Argentina, Uruguay y Venezuela.

Sin una red de distribución adecuada, sin embargo, el repentino aporte de electricidad no eliminó problemas como el apagón de febrero, que dejó 300.000 domicilios sin luz en la Gran Asunción.

“Es cuestión de tiempo”, para que mejore la seguridad energética, confía Guynn, que trató de ubicar su empresa cerca de la línea de transmisión.

El problema es que la estatal Administración Nacional de Electricidad no tiene capacidad de inversión, por eso “no hay distribución segura”, advirtió Fernando Masi, director y fundador de Cadep, un centro de investigación y promoción de políticas públicas, además de estudios de posgrado en economía.[related_articles]

De todas formas, la amplia disponibilidad de energía es un factor nuevo para la atracción de industrias a Paraguay, ya que otras ventajas, como bajos costos laborales y tributarios ya existían antes.

La energía barata sedujo incluso al grupo Rio Tinto, un gigante angloaustraliano de minería, que estudió la posibilidad de producir aluminio en Paraguay, aunque tuviese que traer de muy lejos la bauxita, su materia prima. Ello porque la electricidad es el principal costo de esa industria.

Una gran campaña en contra, que obtuvo más de 100.000 firmas, logró rechazar el proyecto, que “consumiría más energía que toda la industria nacional”, exigiendo subsidios y empleando poca gente, sostuvo a IPS la ingeniera Mercedes Canese,  viceministra de Energía del gobierno de Fernando Lugo (2008-2012).

La verdad es que el proyecto Rio Tinto se inviabilizó porque “China empezó a producir aluminio muy barato, a 1.200 dólares la tonelada, un costo 40 por ciento más bajo que acá, y “Paraguay no puede darse el lujo de subsidiar la energía”, matizó el ingeniero Francisco Scorza, estudioso del tema.

La opción por atraer pequeñas y medianas industrias es mejor para el desarrollo y el empleo, pero la maquila tiene límites. La industria de autopartes, por ejemplo, está limitada a hacer cableados, “porque no hay un acuerdo bilateral con Brasil sobre la industria automotriz”, observó Masi.

Brasil exige que se interrumpa la importación de automóviles usados, un precio “muy costoso para Paraguay”, con una gran flota de vehículos japoneses usados, conocidos como los “Vía Chile”, por usar ese país como ruta para acceder al mercado paraguayo.

La exportación de la industria de maquila alcanzó solo 284 millones de dólares en 2015, muy poco en relación a los 3.000 a 3.500 millones de dólares de toda la industria, comparó Masi.

La industrialización paraguaya “despegó, pero no en el ritmo acelerado que se esperaba”, concluyó, señalando que mejorar la infraestructura energética y logística puede ayudar.

Editado por Estrella Gutiérrez

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