Los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y Cuba, Raúl Castro, ya tienen su lugar en la historia como dos estadistas que pasaron por encima de hostilidades de más de medio siglo y acercaron a dos países vecinos con muchos intereses comunes como para continuar enfrentados.
Cuando Obama visite La Habana el 21 y 22 de marzo será la cuarta vez que se vea en persona con Castro, pero la primera vez que un gobernante estadounidense sea huésped del gobierno de La Habana desde 1928.
En diciembre de 2013, en Sudáfrica, ambos mandatarios estrecharon por primera vez sus manos, con el telón de fondo del funeral del expresidente Nelson Mandela. Entonces, pocos imaginaron que habría otros encuentros ya no fortuitos y menos aún que se restablecerían las relaciones diplomáticas y Obama visitaría Cuba como mandatario.
Pero las diplomacias de ambos países ya trabajaban en secreto, desde junio de 2013, con la mediación de Canadá y el papa Francisco, hasta sorprender al mundo el 17 de diciembre de 2014 con la decisión de restaurar los vínculos rotos desde 3 de enero de 1961.
En 2015 se entrevistaron el 11 de abril en Panamá, en el marco de la Cumbre de las Américas, y luego en Nueva York, el 29 de septiembre, durante la Cumbre de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Este último fue el primer encuentro en Estados Unidos de los presidentes de ambos países tras el triunfo de la Revolución en enero de 1959.
Obama encontrará en esta isla caribeña, separada de la costa suroccidental estadounidense por tan solo 90 millas, gente que lo admira y otra no tanto.
Varias generaciones cubanas crecieron bajo la retórica antimperialista según la cual todo lo malo venía de Estados Unidos y si bien esta fue bajando el tono en los últimos años, aún abunda el recelo sobre “las buenas intenciones” de Washington para este acercamiento o la incomprensión acerca de por qué ahora se puede ser amigo del otrora “enemigo”.
Desde la oposición, la periodista independiente Miriam Leiva consideró muy importante la visita de Obama. “El pueblo cubano va a recibir su mensaje directamente. Además, llega con resultados, sus medidas han traído beneficios como el aumento de las remesas, que mejoran la vida de muchas personas, no solo de quien la recibe directamente”, comentó a IPS.
Estados Unidos es el principal destino de la emigración cubana y por tanto también el más importante emisor de dinero a sus familiares en este país. Según datos oficiales de Estados Unidos, allí viven dos millones de personas de origen cubano y sus descendientes. De ese total, 1,1 millones nacieron en Cuba y 851.00 lo hicieron ya en el vecino del norte.
Razón de más para que el migratorio haya sido el único tema que durante años y de manera regular mantuvo, aunque no sin conflictos, a ambos países en la mesa de conversaciones. En estos diálogos, Cuba crítica, sin éxito, a la Ley de Ajuste cubano, vigente desde 1966, porque incentiva la emigración ilegal cubana hacia territorio estadounidense.
En el primer contacto, que marcó la hoja ruta del deshielo -encabezado por Roberta Jacobson, secretaria de Estado adjunta para el Hemisferio Occidental de Estados Unidos, y Josefina Vidal, directora general de Estados Unidos del cubano Ministerio de Relaciones Exteriores-, fueron abordados temas que remarcaron las áreas de interés mutuo y de posible cooperación.
Esa agenda, integrada al proceso de discusiones para la normalización de los lazos bilaterales, incluye derechos humanos, telecomunicaciones, enfrentamiento al narcotráfico, protección del medio ambiente, prevención de desastres naturales y la lucha contra epidemias, entre otras áreas de interés mutuo y de posibles de cooperación bilateral.
Al cumplirse un año del anuncio de relaciones y ya con sus respectivas embajadas instaladas en los mismos inmuebles que ocuparon al ser interrumpidos los nexos, el presidente Castro hizo público el balance sobre el camino recorrido y los temas pendientes, a su juicio, para la plena normalización de relaciones.
Entre los resultados mencionó la expansión de la cooperación ya existente en seguridad aérea y de la aviación, enfrentamiento al narcotráfico, emigración ilegal, tráfico de emigrantes y fraude migratorio, en tanto se abrieron posibilidades de colaboración en protección del medio ambiente, seguridad marítimo-portuaria y salud, entre otros.
Delegaciones de los dos países trabajan actualmente asuntos más complejos como el de las compensaciones mutuas, la trata de personas y los derechos humanos. En este último tema “tenemos profundas diferencias y estamos sosteniendo intercambios sobre la base del respeto y la reciprocidad”, indicó Castro.
El 20 de este mes, Obama habló a su vez sobre su viaje a La Habana y anunció que hablará con su par cubano “sobre nuestras serias diferencias (… ) incluyendo los temas de democracia y derechos humanos”. Las autoridades de la isla rechazan habitualmente señalamientos sobre este tema.
Sin embargo, Vidal dijo el día 18 que La Habana está abierta a dialogar con el gobierno estadounidense sobre cualquier asunto, incluyendo los derechos humanos, sobre la base “del respeto, igualdad, reciprocidad y sin la intervención en los asuntos internos”.
En un comunicado, la Casa Blanca adelantó que además de sostener una reunión bilateral con Castro, Obama se entrevistará “con miembros de la sociedad civil, empresarios y cubanos de distintas formas de vida”. Se prevé que entre sus interlocutores figuren representantes de la disidencia interna, sin reconocimiento de las autoridades locales, y del emergente sector privado.
En los últimos 12 meses visitaron Cuba varios gobernadores de estados estadounidenses, junto con decenas de congresistas y empresarios.[related_articles]
También vinieron los secretarios (ministros) de Estado, John Kerry, de Agricultura, Thomas Vilsack, de Comercio, Penny Pritzker, y de Transporte, Anthony Foxx, este último este mismo mes.
Pritzker fue también anfitriona, entre el 15 y 18 de febrero, del ministro cubano de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca. Durante esta visita, los dos funcionarios subrayaron el interés por avanzar en su área, aunque reconocieron que se requieren cambios para que los negocios bilaterales prosperen.
La secretaria dijo que los empresarios de su país enfrentan en Cuba dificultades como el requisito de que las empresas extranjeras contratan personal cubano a través de organizaciones estatales o cuando necesitan contactar a funcionarios gubernamentales para discutir oportunidades de negocio, entre otros problemas.
A su vez, Malmierca reiteró que las medidas de flexibilización del embargo ordenadas por Obama son insuficientes y el mandatario tiene prerrogativas como para avanzar más en el desmontaje de las sanciones, vigentes desde 1960. En ese sentido, afirmó que la prohibición del uso del dólar en las transacciones financieras afecta tanto operaciones con empresas estadounidenses como de cualquier parte del mundo.
Al respecto, Gerard Dion, un exmarine estadounidense, empresario y autor de “Cuba Unchained (Cuba desencadenada)”, historia novelada sobre las relaciones de su país con Cuba, está convencido de que Obama entiende cuáles son los cambios políticos, económicos y legales que deben ocurrir según pasa el tiempo para convencer al Congreso legislativo de Estados Unidos, de que ya es hora de levantar el embargo.
“Confío en que él discutirá estos asuntos con Raúl Castro y trabajará fuertemente para alcanzar un arreglo de beneficio mutuo”, opinó a IPS por correo electrónico.
Editado por Estrella Gutiérrez