Sector farmacéutico cubano toca la puerta del capital foráneo

Una científica del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba realiza pruebas de laboratorio en la sede de la institución en la ciudad de Camagüey. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS
Una científica del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba realiza pruebas de laboratorio en la sede de la institución en la ciudad de Camagüey. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

Cuba apuesta por atraer inversión extranjera a su industria farmacéutica y biotecnológica para fortalecer y expandir un sector que cuenta con calificados recursos humanos, una infraestructura ya instalada y producciones de interés para Estados Unidos y otros países de alta industrialización.

Si bien las exportaciones cubanas hacia el país norteño están prohibidas por el embargo impuesto por Washington, dos productos líderes de la biotecnología cubana con un atractivo mercado en territorio estadounidense ya entreabrieron la puerta en el último año para eventuales negocios futuros.

El Departamento del Tesoro de Estados Unidos concedió, al amparo de dar respuesta a una necesidad médica no resuelta, la licencia para que la máxima autoridad reguladora del país, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés), someta a estudio el Heberprot P, un novedoso medicamento cubano que reduce el riesgo de amputaciones en pacientes diabéticos con úlceras graves.

De acuerdo a datos de la Asociación Americana de Diabetes, 29,1 millones de estadounidenses, equivalentes a 9,3 por ciento de la población del país, padecía la enfermedad en 2012. La prevalencia en adultos de 20 años o más en ese mismo año fue de 12,3 por ciento, comparado con un 11, 3 por ciento en 2010.

Además,  un acuerdo entre el cubano Centro de Inmunología Molecular (CIM) y el  Instituto Roswell Park contra el Cáncer en Nueva York permitirá someter a ensayos clínicos en territorio estadounidense la vacuna terapéutica contra el cáncer de pulmón CIMAVax-EGF, creada en 2011 luego de 15 años de investigación por esa institución de la isla.

Una especialista local en el tema que pidió el anonimato consideró a IPS que son dos buenos ejemplos del interés en el vecino país de una industria que comenzó a ser desarrollada por Cuba en la década de los 80 y en la actualidad exhibe “competencias propias de países industrializados”.

El embargo económico y comercial de Estados Unidos contra Cuba aún sobrevive al restablecimiento de las relaciones diplomáticas bilaterales, concretado en 2015.

Pero el presidente Barack Obama  podría hacer uso de sus prerrogativas para permitir, entre otros, la importación por Estados Unidos de productos cubanos del sector de biotecnología.

Muestra en una feria en La Habana del medicamento HebertPro-P desarrollado por el  Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba y que ayuda ayuda a evitar las amputaciones por ulceraciones profundas que provoca la diabetes. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS
Muestra en una feria en La Habana del medicamento HebertPro-P, desarrollado por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba. Ayuda a evitar las amputaciones por ulceraciones profundas que provoca la diabetes. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

Sin esperar el cese de las restricciones por parte de Estados Unidos,  que depende de su Congreso legislativo, el gobierno cubano actualizó su cartera de oportunidades de inversión extranjera, entre las cuales se priorizan proyectos del sector de la biotecnología, desarrollo y producción de medicamentos en la Zona Económica de Desarrollo de Mariel.

Las ofertas incluyen la construcción de una nueva instalación biotecnológica industrial para la producción de anticuerpos monoclonales de uso terapéutico para cáncer y otras enfermedades crónicas no transmisibles, una planta de hemoderivados y otra para la producción de biofármacos para el tratamiento del cáncer y otros padecimientos.[pullquote]1[/pullquote]

Como parte de las reformas emprendidas en 2011 por el VI Congreso del gobernante y único Partido Comunista de Cuba, se creó un año después el Grupo de las Industrias Biotecnológica y Farmacéuticas, conocido por su acrónimo BioCubaFarma y producto de la fusión de Quimefa, productora de medicamentos, y el Polo Científico de la Biotecnología.

El grupo lo integran 38 grandes empresas dedicadas a esas dos vertientes, que trabajan en forma integral, pues en ellas se investiga, desarrollan, producen y exportan productos farmacéuticos y biotecnológicos.

Informes oficiales de 2013 indican que en los cinco años precedentes el sector generó ingresos por 2.779 millones de dólares.

Hacia 2018 se espera duplicar ese monto.  Directivos del grupo señalan que entre sus retos figura crecer, modernizar la industria, diversificar exportaciones y desarrollar nuevos renglones. En este sentido,  la inversión extranjera resulta clave y los proyectos presentados en la cartera de oportunidades suman 860 millones de dólares.

La  necesidad de una buena inyección de capital externo no es ajena a la de todo el país que según estimados de sus autoridades requiere inversiones anuales de entre 2.500 y 3.000 millones de dólares, para aspirar a un crecimiento de seis por ciento del producto interno bruto, la meta fijada para alcanzar el ansiado desarrollo.

La previsión del crecimiento de la economía para 2016 es de solo dos por ciento.

En total, las ofertas para captar capital foráneo incluyen 326 proyectos en 12 sectores económicos por un monto que supera los 8.100 millones de dólares, en que sobresale el turismo, con 94 proyectos.

“Este es el sector más atractivo, sus frutos son más inmediatos y el capital se recupera rápido”, comentó a IPS un diplomático europeo.

En un estudio sobre los desafíos de la industria biotecnológica cubana, Laura Pestano, profesora de la Universidad de La Habana, indicó que la estrategia seguida por ese sector “es su mayor fortaleza, pues se basa en recursos materiales y humanos propios, y ha contado con el impulso brindado por el Estado desde sus inicios”.

“Factores como la cooperación entre las distintas instituciones y la estrategia de ciclo cerrado han llevado a la biotecnología cubana un paso por delante del resto de la industria en el mundo, posibilitando que sus investigaciones logren convertirse en productos comercializables y de gran reconocimiento internacional”, concluyó.

Editado por Estrella Gutiérrez

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