Cuando Evelyn Nguleka advierte que la población mundial no debe morder la mano que le da de comer, añade que no solo se refiere a la protección de los agricultores, sino también a la del ambiente.
«La tierra nos alimenta y los agricultores se encargan de alimentar al mundo. Tenemos que proteger a ambos», exhorta Nguleka, presidenta de la Organización Mundial de Agricultores (OMA) y de la Unión Nacional de Agricultores de Zambia.[pullquote]3[/pullquote]
«No solo somos parte del problema, sino que también somos parte de la solución, y eso es crucial», subrayó en una mesa redonda de alto nivel realizada el miércoles 9 en la 21 Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que comenzó en París el 30 de noviembre y concluye el viernes 11.
«La exclusión de la agricultura en el pasado fue un error», agregó en el debate denominado “La agricultura en el terreno posterior a Kioto” y organizado por la OMA, en asociación con la Organización Mundial de Sanidad Animal.
Aunque la COP21 concluye el viernes 11, los países aún discrepan con respecto a si la atención debe centrarse en la mitigación – principalmente a través de la reducción de la deforestación, la gestión del suelo y el aumento de la productividad – o en la adaptación.
Algunas organizaciones del Sur en desarrollo argumentan que los agricultores de estas regiones no son responsables de la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento del planeta y, sin embargo, padecen el cambio climático y por lo tanto necesitan apoyo en las estrategias de adaptación.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la agricultura emite en forma directa 13,5 por ciento de los gases de efecto invernadero en el mundo, a través del metano que libera la digestión animal y el óxido nitroso de las tierras cultivadas, e indirectamente 17 por ciento más por la deforestación o el desbroce de tierras para la ganadería.
A las grandes empresas agroindustriales también se les atribuyen prácticas insostenibles, como la plantación de monocultivos y el uso generalizado de pesticidas y hormonas. Pero los activistas de la sociedad civil argumentan que debe distinguirse claramente entre las trasnacionales y los pequeños productores.
«Para los países africanos, que ya sienten las consecuencias del cambio climático en su agricultura y economías, la adaptación es claramente una prioridad», afirmó Teresa Anderson, responsable de políticas climáticas y resiliencia de ActionAid, que trabaja con comunidades de pequeños agricultores de todo el mundo.
«Necesitan apoyo con urgencia para lidiar con las consecuencias de un problema que ellos no crearon. En realidad esto se reduce a asegurar… suficiente apoyo financiero para que puedan hacer la adaptación, y el reconocimiento de que cuanto mayor sea la temperatura del planeta, más adaptación y apoyo necesitarán», añadió.
Organizaciones como el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) señalan que estos agricultores «habitan algunos de los paisajes más vulnerables y marginales… y a menudo son ignorados en los debates sobre políticas internacionales y nacionales en torno al cambio climático”.
El FIDA trabaja para aumentar la resiliencia climática de hasta ocho millones de pequeños agricultores sumidos en la pobreza.
Para la OMA, tanto la adaptación como la mitigación son importantes porque «los agricultores están todos bajo un mismo techo» y necesitan encontrar soluciones en conjunto para luchar contra el calentamiento global.
En el debate del miércoles 9, Nguleka dijo que la agricultura y la seguridad alimentaria deben ser «parte» de cualquier acuerdo porque los agricultores, sobre todo en regiones como África y Asia, están en la primera línea del cambio climático.
«Necesitamos buenos suelos, buen aire… para ser capaces de hacer lo que hacemos. Sin la preservación del ambiente no hay agricultura. Tenemos que ser parte de la ecuación», subrayó.
La presidenta de la OMA advirtió que cuando la gente no puede alimentarse por su cuenta va a «desplazarse hacia el norte», y los países industrializados tendrán entonces que lidiar con más inmigración y un auge de la población.[related_articles]
«La tecnología debe filtrarse a las bases para que las personas puedan sobrevivir donde están», dijo en París.
Tim Groser, ministro de Comercio y de Asuntos de Cambio Climático de Nueva Zelanda y uno de los participantes del debate, declaró que su atención se centra en la mitigación y que esta cuestión no se puede «barrer bajo la alfombra”.
La ganadería representa aproximadamente la mitad de todas las emisiones de gases de efecto invernadero en Nueva Zelanda, informó. La mayor parte es metano emitido por el ganado, y la proporción agrícola es unas seis veces superior al promedio de los países del Norte, que es del 7,5 por ciento, según los expertos.
Con este panorama, Nueva Zelanda está en búsqueda de soluciones, reconoció Groser, pero añadió que el «vegetarianismo» no es la respuesta. En su opinión, la seguridad alimentaria es de suma importancia, sobre todo porque se prevé que la población mundial aumente a 9.000 millones de habitantes en 2040.
Algunos grupos de la sociedad civil instan a comer menos carne y productos lácteos, ya que varios estudios indican que la adopción de una dieta vegetariana puede ayudar a reducir las emisiones de metano y otros gases de efecto invernadero.
Pero Bernard Vallat, director general de la Organización Mundial de Sanidad Animal asegura que si «se gestiona adecuadamente», la ganadería podría tener un «papel positivo» en la reducción de las emisiones, ya que los residuos orgánicos de los animales podrían emplearse para generar energía renovable, como el biogás.
«Debemos asegurar un enfoque colectivo e interdisciplinario para la sostenibilidad», manifestó.
Otros panelistas en París pidieron una mayor atención al comercio y a la educación para alcanzar un «enfoque integral» hacia la sostenibilidad.
El exprimer ministro italiano Enrico Letta, ahora decano del Instituto de Estudios Políticos de París, opinó que la educación de la gente acerca de los problemas y soluciones relacionados con el cambio climático es «la actividad más importante a largo plazo”.
Letta dijo a IPS que la COP21 es particularmente importante para los agricultores porque esta es la primera vez que los asuntos agrícolas están «en el centro» de la discusión.
«Este es un éxito no solo para la agricultura sino también para todo el tema del cambio climático, ya que sin la participación de todos los aspectos agrícolas… es imposible encontrar soluciones a largo plazo», sostuvo Letta, quien agregó que los agricultores tienen que ser parte de la solución porque «es por su propio bien”.
Traducido por Álvaro Queiruga