Si algo reflejan los titulares de los medios de comunicación de Bangladesh es que las mujeres no tienen un papel significativo en los asuntos que afectan al país ni en los que les conciernen particularmente.
Una investigación de la organización no gubernamental Bangladesh Nari Progati Sangha (BNPS) estudió la presencia femenina en 3.361 noticias en un lapso de dos meses.[pullquote]3[/pullquote]
“Solo 16 por ciento de los artículos de diarios, 14 por ciento de los noticieros de la televisión y 20 por ciento de los informativos radiales consideraron a las mujeres como sujetos o las entrevistaron”.
Menos de ocho por ciento de las noticias tuvieron como protagonistas a las mujeres. De las pocas profesionales que aparecieron en la televisión, 97 por ciento leían las noticias, mientras que el restante tres por ciento entraron en la categoría de “periodistas”.
Solo 0,03 por ciento de los artículos de opinión tuvieron una firma femenina.
El estudio reveló que si bien las fotografías mostraban más mujeres que hombres, a ellas las citaban menos veces, demostrando la veracidad del viejo proverbio bangladesí de que las mujeres “se ven, pero no se escuchan”.
Pero las mujeres que no están dispuestas a quedarse de brazos cruzados ante esta situación que reflejan las estadísticas, decidieron utilizar la radio como herramienta para dar voz a sus congéneres y destacar asuntos relativos al medio rural.
Las mujeres representan 49 por ciento de los 157 millones de habitantes de Bangladesh. La mayoría se concentran en áreas rurales, donde viven 111,2 millones de personas, 72 por ciento de la población.
La distancia entre las mujeres y los centros urbanos, donde se toman las decisiones, las cubre con un doble manto de invisibilidad.
Según el estudio de BNPS, solo 12 por ciento de los artículos de diarios, siete por ciento de los noticieros de televisión y cinco por ciento de los informativos radiales se dedican a las zonas rurales, pese a que las ciudades solo ocupan ocho por ciento del territorio nacional y solo concentran a 28 por ciento de la población.
La ausencia de mujeres y de temas vinculados a ellas en los medios es una tendencia peligrosa en un país que en el último Índice de Desigualdad de Género, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, se ubica en el lugar 142, entre 187 estados, lo que lo deja entre las peores posiciones en la región de Asia Pacífico.
El estudio de BNPS también revela que menos de uno por ciento de las noticias estudiadas menciona si quiera la desigualdad de género y solo 11 artículos cuestionaron los estereotipos de género.
Dado el gran analfabetismo en Bangladesh, solo 59 por ciento de la población sabe leer y escribir, muy por debajo del promedio mundial 84,3 por ciento, según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, no puede subestimarse la importancia de la radio.
Aun en un país donde 24 por ciento de la población es pobre, la radio está generalizada, pues es un medio relativamente barato de conectarse con el mundo y es extremadamente popular entre millones de familias rurales.
Alzando la voz de las mujeres rurales
Momena Ferdousi, una estudiante de 24 años, es la productora de Radio Mahananda, una emisora comunitaria creada en 2011 que llega a miles de familias campesinas en el noroccidental distrito de Chapai Nawabganj.
La joven promesa profesional de la radio contó a IPS que no estaría dónde está si no fuera por la organización Bangladesh NGOs Network for Radio and Communication (BNNRC).
El trabajo de BNNRC permitió la formación y capacitación de mujeres para diversos papeles como productoras, presentadoras, conductoras, periodistas y directoras de radios en 14 emisoras comunitarias regionales en todo el país.
A varios kilómetros de allí, la voz de Sharmin Sultana en Radio Pollikontho, que transmite en el nororiental distrito de Moulvibazar, llega a unas 400.000 personas dispersas en un radio de 17 kilómetros.
Con cinco horas diarias de programas, concentrados en temas que atañen a las mujeres rurales, Radio Pollikontho llenó un gran vacío en la comunidad.
“Es una sensación increíble conducir un programa en vivo con invitadas y responder a las solicitudes de nuestra audiencia para tratar temas de salud, derechos de las mujeres, injusticia social, educación y agricultura”, relató Sultana.
“La mayoría de nuestra audiencia es pobre”, explicó. “No tienen televisión ni pueden leer diarios, entonces la radio FM, que está disponible hasta en el celular más barato, es muy popular y la demanda de programas interactivos aumenta día a día”, añadió.[related_articles]
En este país, solo 16,8 millones de mujeres tienen un empleo en el sector formal, de las cuales la vasta mayoría realiza trabajos domésticos no remunerados, además de sus obligaciones en la finca familiar o en otras tareas en el campo.
La dependencia económica las deja vulnerables a la violencia doméstica. Un estudio de la Oficina de Estadísticas de Bangladesh concluyó que 87 por ciento de las mujeres casadas consultadas habían sufrido agresiones físicas a manos de sus maridos, mientras que 98 por ciento habían sido violadas en algún momento por sus maridos.
El estudio también reveló que una de cada tres mujeres casadas consultadas había sufrido “abuso económico”, la retención de los bienes económicos de la pareja con el fin de perpetrar la dependencia económica.
Otros problemas como el matrimonio infantil también forman parte de los boletines información en las radios comunitarias destinadas a la población femenina. Según datos de las Naciones Unidas, alrededor de 66 por ciento de las niñas bangladesíes se casan antes de los 18 años.
La directora ejecutiva de BNNRC, A Bazlur Rahm, pionera en la radiodifusión rural en Bangladesh, dijo a IPS: “Temas como la asignación de fondos, la falta de saneamiento, la violencia contra las mujeres, la lucha contra la corrupción y la educación de niñas suele quedar fuera de la atención de las autoridades. Pero si les podemos dar voz, los problemas desaparecerán gradualmente”.
Cada vez que la voz de una mujer se difunde por la radio, quiere decir que otra más está escuchando su historia, aprendiendo sus derechos y acercándose a la igualdad. Resta por ver qué logros concretos se conquistan para la población femenina de Bangladesh.
Editado por Kanya D’Almeida / Traducido por Verónica Firme