Costa Rica explora los límites de las energías verdes

Costa Rica impulsa proyectos de energías limpias como la geotermia, la energía eólica, energía eléctrica, etc.
En Costa Rica, siete por ciento de la generación eléctrica es ya de fuente eólica, gracias a campos como el de las montañas de La Paz y Casamata, a 50 kilómetros de San José. Pero el sector automotor pone piedras al sueño del país de una matriz energética limpia. Crédito: Diego Arguedas Ortiz/IPS

Apoyada en la potencia del sol, del viento, de los ríos y del calor interno de la Tierra, Costa Rica se adentra en el siglo XXI con el reto de superarse en materia de energías limpias y llegar a una matriz eléctrica abastecida únicamente con fuentes renovables. 

Este mes, el estatal Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) anunció que en 2015 el país producirá 97 por ciento de su energía de fuentes limpias.

“El país como tal, junto con sus políticas energéticas y ambientales, ha decidido que quiere hacer un desarrollo energético en fuentes renovables”, explicó a Tierramérica  el jefe del Proceso de Expansión del Sistema del ICE, Javier Orozco.

Aun así, este país centroamericano de 4,5 millones de personas todavía depende parcialmente de los combustibles fósiles y el funcionario matizó que «utilizamos la generación térmica como complemento porque las renovables dependen del clima y no se puede garantizar que siempre habrá viento o agua».

Con una matriz que se alimenta casi en su totalidad con energías limpias, el ICE anunció en marzo que durante los primeros 75 días del año no requirió quemar un solo litro de petróleo o un kilógramo de carbón en el área eléctrica.

«En nuestro país construimos plantas térmicas para tenerlas apagadas. Nuestro objetivo es tener plantas térmicas para que estén apagadas la mayor parte del tiempo», explicó Orozco.

Este objetivo no siempre se cumple, principalmente por la inestabilidad en la generación de las plantas hidroeléctricas, que varía según el clima. En 2014, fue seco y el país tuvo un gasto récord en combustibles fósiles para generar 10,3 por ciento de su electricidad.

Desde mediados del siglo XX, Costa Rica apostó por una matriz energética apoyada en la hidroelectricidad, pero paulatinamente decidió reducir su dependencia de esa fuente, y en 2014 aportó solo 63 por ciento de la demanda, de 2.800 megavatios.

Mientras, la fuente geotérmica suministró 15 por ciento y la eólica siete por ciento.

La alta factura petrolera del año pasado la originó el fenómeno meteorológico El Niño/Oscilación del Sur (ENOS), que azotó el área centroamericana y provocó una de las peores sequías en más de medio siglo.

Las proyecciones del impacto futuro del cambio climático juegan un rol doble: mientras el mundo debe buscar energías más limpias para evitar el recalentamiento planetario, Costa Rica debe ampliar su matriz energética por los cambios en los patrones hidrológicos.

Por eso el país explora los límites de esas energías renovables y se plantea la posibilidad de generar 100 por ciento de electricidad limpia, en una estrategia que apuesta particularmente por la geotermia.

Ese recurso se oculta bajo los volcanes del noroeste de Costa Rica y los científicos e ingenieros locales están perfeccionando la técnica de utilizar el calor de la tierra para crear electricidad.

«Tenemos prevista la construcción de la nueva planta geotérmica, la Pailas II, y estamos con los estudios de factibilidad de un nuevo campo. La geotermia es importante porque no está sujeta a variabilidad climática, sino que es constante», explicó Orozco.

Esta planta tendría 50 megavatios de capacidad instalada y se sumaría a las ya en operación de Pailas, con 35 megavatios de capacidad, y de Miralles, con 165 megavatios. Eso significa que actualmente se explota, según datos del ICE, solo 23 por ciento del potencial geotérmico, de 865 megavatios.

Pero su desarrollo tiene el inconveniente de que el resto del recurso se ubica en  parques nacionales, donde por ley no pueden hacerse este tipo de exploraciones.

Eso plantea la pregunta de cuál es la definición de energía verde que aceptará el país.

Especialistas como el exministro de Ambiente y Energía, René Castro (2011-2014), ven viable el desarrollo geotérmico.

“Es posible. Se requieren dos cambios: que el ICE amplíe la geotermia y se le autoriza la extracción en parques nacionales, pero pagando regalías a esos parques nacionales y reponiendo la tierra que use dos veces. Si usa 50 hectáreas (de parques nacionales) repone 100 de valor ecológico equivalente”, dijo Castro a Tierramérica.

La otra medida que Castro propone es “autorizar al sector privado a generar electricidad con biomasa de residuos de piña, banano o aserrín” y luego venderlo al ICE, quien administra el sector y también es el principal explotador eléctrico.

Los operadores privados representan 14,5 por ciento de la generación total y una cuarta parte de la capacidad instalada, pero legalmente tiene limitaciones para expandir su participación.

La inversión necesaria sería similar a la proyectada por el ICE, dijo el exministro, que es cercana a uno por ciento del producto interno bruto. “Lo que cambiaría es que en vez de un único inversionista, el ICE, este sería el dominante, pero le acompañarían unas 30 empresas y cooperativas”, apuntó. [related_articles]

Esta discusión urge al país, que se adentra lentamente en ella por múltiples canales.

En julio de 2014, la Asamblea Legislativa aprobó un préstamo del Banco Europeo de Inversiones y la Cooperación Japonesa para construir el proyecto geotérmico Pailas II.

Por su parte, el ICE tiene en marcha proyectos para aumentar en 800 megavatios su capacidad instalada actual a 2.880 megavatios.

De manera paralela, el gobierno abrió una Mesa de Diálogo Nacional de Energía Eléctrica, donde discutirá estos temas, y un Diálogo Nacional de Transporte y Combustibles, que abordará el punto más débil del sueño verde costarricense: el gasto energético en transporte.

Transporte, el eslabón más débil

“El sector transportes es el mayor consumidor energético a nivel nacional y es responsable de 67 por ciento del total de las emisiones de gases de efecto invernadero del país”, dijo al inaugurar el diálogo el actual titular de Ambiente y Energía, Édgar Gutiérrez.

Por ello, para el gobierno, “atender los desafíos que plantea este sector es una prioridad”, reafirmó.

Por más limpia que logre hacer Costa Rica su matriz eléctrica, el país mantendrá sus emisiones y su modelo de desarrollo “sucio” por el transporte terrestre.

Una solución podría venir de manos del científico y exastronauta de origen costarricense Franklin Chang, quien trabaja en un sistema de transporte con hidrógeno.

“El  problema no está en la electricidad sino en el transporte. Ahí es donde tenemos que ganar y desligarnos del uso del petróleo, introducir nuestro propio combustible en nuestro propio país con tecnologías basadas en el hidrógeno”, explicó a Tierramérica.

Desde su laboratorio en Guancaste, en la costa occidental, sobre el océano Pacífico, Chang se alió con la estatal Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) para crear un plan piloto con varios vehículos impulsados con hidrógeno y logró llegar a la etapa de prueba, pero un tecnicismo frenó el proyecto de 2,3 millones de dólares.

En octubre, su empresa, Ad Astra anunció que estaba “lista para arrancar con la última fase”.

“Era el broche de oro donde íbamos a instalar y crear un pequeño ecosistema de vehículos de hidrógeno”, explicó Chang, pero Recope no logró eliminar su impedimento legal para operar en esta energía. “En marzo anuncié que me cansé totalmente de esto”, dijo el científico.

El parlamento estudia actualmente una solución para permitir a Recope invertir en energías limpias, pero hasta entonces estará varado el proyecto.

Publicado originalmente por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.

Editado por Estrella Gutiérrez

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