Hace ocho años, la tuberculosis postró en su cama durante seis meses a Tilda Chihota, de 44 años, residente en el distrito rural de Mwenezi, a 144 kilómetros al suroeste de Masvingo, la localidad más antigua de Zimbabwe.
Aunque Chihota se recuperó luego de recibir tratamiento en un hospital distrital de Harare, la enfermedad volvió a ensañarse con ella a comienzos de este año. Esta vez volvió más cruda, resistente a los medicamentos.
Esta modalidad de tuberculosis sobreviene cuando una cepa de la bacteria causante de la enfermedad se vuelve resistente a dos o más antibióticos “de primera línea” prescritos para combatirla en su forma estándar.
Según el Ministerio de Salud y Bienestar Infantil, los casos de tuberculosis multirresistente casi se duplicaron entre 2011 y 2013, cuando llegó a 244. Y esto, pese a que los reportes de casos comunes de la enfermedad se redujeron drásticamente, pasando de 47.000 en 2010 a 38.367 en 2012.
“Soy VIH positiva, pero como no me traté con medicamentos antirretrovirales los médicos me diagnosticaron tuberculosis multirrestistente”, dijo Chihota a IPS.
Esta modalidad de la tuberculosis es común entre personas que viven con VIH (virus de inmunodeficiencia humana causante del sida), según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida). Cerca de 80 por ciento de los pacientes con tuberculosis bajo el cuidado de Médicos Sin Fronteras (MSF) están coinfectados con el virus.
“La mejor manera de evitar la tuberculosis resistente a los medicamentos es la prevención, cumpliendo estrictamente con el tratamiento prescrito por el proveedor de salud”, dijo el médico Charles Sandy, subdirector de la unidad de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) y tuberculosis en el Ministerio de Salud de Zimbabwe, en diálogo con IPS.
[pullquote]3[/pullquote]Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), lleva más tiempo tratar la tuberculosis multirresistente, que solo puede curarse con el uso de medicamentos “de segunda línea”, muy costosos, que a menudo causan serios efectos colaterales.
Entre ellos, náuseas, vómitos y sordera permanente, lo que suele disuadir a los pacientes de completar el tratamiento.
En promedio, los pacientes tienen que tomar entre 12 y 15 píldoras diarias a lo largo de dos años, tratamiento que en su totalidad cuesta unos 5.000 dólares.
“Los medicamentos requeridos por cada paciente con tuberculosis multirresistente son bastante caros e implican el uso de cantidades de recursos suficientes para tratar a 100 pacientes con tuberculosis (común), lo que genera presión sobre el sector de la salud pública”, dijo Everson Murwira, inspector de salud radicado en Gweru, a 22 kilómetros de Harare, en entrevista con IPS.
Los médicos también destacan una serie de muchos otros factores que fomentan la creciente aparición de casos de tuberculosis resistente a los antibióticos en Zimbabwe.
“La inseguridad alimentaria, el hecho de que grandes cantidades de zimbabwenses vivan en la indigencia, la falta de una dieta balanceada y la existencia de viviendas hacinadas y a menudo mal ventiladas tanto en las áreas rurales como en los suburbios de alta densidad en las ciudades hacen que los pacientes con tuberculosis no se recuperen, sino que encima padezcan la variante multirresistente”, explicó a IPS el médico Tinashe Chauke, que con frecuencia atiende a personas con tuberculosis en Masvingo.
Chauke agregó que, como la mayoría de los zimbabwenses son pobres, “a duras penas pueden pagar una visita al médico o chequeos médicos regulares, lo que hace que la mayoría de quienes antes padecieron tuberculosis común desarrollen la multirresistente”.
Sin embargo, el gobierno podría estar haciendo más para combatir la enfermedad.
En la conmemoración del Día Mundial de la Tuberculosis (24 de marzo) del año pasado, el ministro de Salud, David Parirenyatwa, se mostró preocupado por la cantidad de casos de la enfermedad que quedaron sin tratar en el país. En base a proyecciones de la OMS, solamente en 2013 Zimbabwe se perdió unos 30.000 casos.
“Continuamos perdiendo casos de tuberculosis a causa del estigma (que la acompaña) y de la falta de conciencia en la comunidad, así como de las limitaciones en el acceso a servicios de salud y en la calidad de los mismos”, señaló Parirenyatwa en esa oportunidad.
MSF sostiene que el tratamiento observado directo es el mejor modelo para el manejo de la tuberculosis multirresistente.
“El tratamiento observado directo de los pacientes con tuberculosis multirresistente en sus hogares por parte de sus seres queridos es la mejor opción, pero en Zimbabwe solo los médicos pueden inyectar pacientes, y nadie más, lo que crea un desafío para los pacientes”, explicó a IPS un médico de la organización en Harare, que pidió preservar su identidad.
Con ayuda de MSF, hace dos años 3.200 zimbabwenses fueron sometidos a tratamiento contra la tuberculosis común, mientras que otros 63 lo fueron contra la variante resistente a los antibióticos.
Sin embargo, la cooperación del gobierno con MSF ha sido irregular. En un caso reciente, una clínica de la organización en el distrito de Beitbridge, cerca de la frontera con Sudáfrica, que trataba a personas con VIH/sida y tuberculosis, se vio obligada a cerrar luego que funcionarios gubernamentales la acusaron de entrometerse en política.
Según MSF, Zimbabwe está rezagado en relación a otros países de África austral en su respuesta a la tuberculosis. Es necesario mejorar los diagnósticos y descentralizar el tratamiento al ámbito comunitario, planteó la entidad en un informe.
Un reporte de 2010 del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) reveló que 78 por ciento de los 13 millones de habitantes de Zimbabwe vivían en la “pobreza absoluta”, tras lo cual el informe mundial de la OMS sobre tuberculosis para 2012 situó al país en una incidencia estimada de la enfermedad por persona en 603 casos por cada 100.000 habitantes.
[related_articles]“Además de instalaciones médicas inadecuadas, hay muchos casos en los que personas enfermas fallecen por no poder acceder a atención médica, debido a carreteras en mal estado o directamente inexistentes”, dijo Edmond Kabarapate, jefe de la aldea de Kafurambanje, en una entrevista publicada en la prensa.
Aunque el país redujo las infecciones con VIH/sida de 16 por ciento en 2007 a 15,6 por ciento en la actualidad, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), todavía es triste la situación nacional, pues confronta la amenaza de la tuberculosis resistente a los antibióticos.
“Los casos de tuberculosis multirresistente continuarán aumentando y empeorando mientras siga incrementándose el rezago (en el reporte de) los casos de tuberculosis” común, dijo Sandy a IPS.
De hecho, en 2009 el informe sobre el Control Mundial de la Tuberculosis de la OMS señaló a Zimbabwe como poseedor de la cuarta incidencia más alta de la enfermedad en el planeta. En 2012, la OMS ubicó al país entre los 22 con “alta carga” de tuberculosis.
Atrapados en difíciles situaciones sanitarias, y especialmente en la tuberculosis multirresistente, muchos zimbabwenses como Chihota no saben si vivirán tras contraer la enfermedad.
“Ya sea para mejor o para peor, con la tuberculosis multirresistente que me está consumiendo, siguiendo el complejo tratamiento que me prescribieron todavía estoy muy insegura en cuanto a que me deparará el futuro en lo relativo a mi estado de salud e incluso a mi supervivencia””, dijo Chihota a IPS.
Editado por Lisa Vives