Ajedrez electoral venezolano queda en tablas

Acto de cierre de la campaña de los candidatos del PSUV a las alcaldías de Caracas. Crédito: Raúl Límaco/IPS

Las señales que dieron las urnas el día 8 en Venezuela no auguran cambios a corto plazo en el rumbo que el presidente socialista Nicolás Maduro imprime a su gestión, con una vasta intervención del Estado en la economía y confrontación con sus adversarios políticos.

Las elecciones municipales distribuyeron avances y reveses para los dos bloques que dominan la escena política del país, de forma que se confirma un electorado dividido en dos mitades.

La dirección de la coalición opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) promovió estos comicios como un plebiscito moral y político sobre Maduro, en la Presidencia desde abril, con la intención de obtener una mayor votación nacional. Pero fue el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) el que obtuvo más votos.

Sin embargo, la oposición en su conjunto sí alcanzó casi 51 por ciento de los sufragios, mientras que el PSUV y sus aliados sumaron algo más de 49 por ciento. Un resultado parecido al de los comicios presidenciales de abril, aunque con porcentajes invertidos.

Según datos aún no completos por la discusión sobre los resultados en algunos municipios, el PSUV conquistó tres cuartas partes de las alcaldías en juego, pero la MUD se impuso en la mayoría de las ciudades más pobladas, industrializadas y con mayor significación política.

Entre las capitales regionales que la MUD arrebató al PSUV está Barinas, en las llanuras del sudoeste venezolano, con gran valor simbólico por ser la capital del estado donde nació Hugo Chávez, presidente entre 1999 y su muerte en marzo de este año, después de designar a Maduro como su sucesor.

El actual mandatario decretó la jornada electoral como “Día de la lealtad al comandante eterno Hugo Chávez”. Pero el llamado no fue acogido en Barinas, a la que los oficialistas llaman “cuna de la revolución” por ser tierra natal del líder.

De las 337 alcaldías en liza, el PSUV obtuvo 234, la MUD 68, disidentes del chavismo 10 y otros opositores tres. Las restantes 22 siguen aún sin definición. En conjunto, la población que será gobernada por alcaldes del oficialismo es ligeramente superior a la administrada por la oposición, pero el gobierno perdió unos 30 municipios claves respecto a 2008.

Los resultados “muestran que la población evaluó más racionalmente la elección municipal y no atendió ni el llamado al plebiscito ni el día de lealtad a Chávez”, dijo a IPS el politólogo Nicmer Evans, docente de la estatal Universidad Central de Venezuela.

“No debemos esperar cambios políticos inminentes, sino más bien una profundización de las políticas económicas lanzadas por el presidente Maduro para poner orden en las áreas de la economía donde haya desorden”, agregó Evans, adscrito al PSUV.

Con el respaldo de nuevos poderes conferidos por la unicameral Asamblea Nacional, en la que cuenta 60 por ciento de escaños, Maduro impuso en noviembre al comercio a una baja generalizada de precios, intervino empresas, fijó límites a las ganancias, hizo más rígido el control de cambios y adoptó otros torniquetes sobre la economía privada.

Una avalancha de compras de bienes con precios rebajados, sobre todo de electrodomésticos, vació los anaqueles de decenas de tiendas y dejó momentáneamente en un segundo plano la escasez de alimentos básicos que padecen los consumidores desde hace un año.

Las rebajas recompusieron la aceptación popular de Maduro, coincidieron estudios de opinión de las empresas encuestadoras Hinterlaces y Datanálisis.

La ventaja de votos del PSUV, con 4,58 millones y 44,16 por ciento de los votos validos,  sobre la MUD, con 4,25 millones y 40,96 por ciento, sirve a Maduro para revalidar su triunfo en los comicios presidenciales del 14 de abril, que fue cuestionado sin éxito por la coalición opositora ante los tribunales locales.

Además, lo reafirma como líder y heredero del favor popular y de la ascendencia en la Fuerza Armada que cimentó su predecesor.

Antes de los comicios, Maduro llamó a una reunión a “todos los alcaldes electos, de cualquier partido que sean”. Pero después, el mandatario y dirigentes del PSUV limitaron el diálogo con los nuevos alcaldes, a aquellos que acepten su programa de gobierno, lanzado como “Plan de la Patria”.

Los resultados “plantean al gobierno un escenario en forma de desafío, de arriesgarse a una apertura hacia fuerzas políticas opositoras con las que tendrá que gobernar en los próximos años, ya que son muchas e importantes alcaldías”, observó a IPS la historiadora Margarita López Maya, del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.

“El país le dice al chavismo que no puede imponer un régimen tan dramáticamente distinto como el Estado Comunal con prácticamente la mitad de la población opuesta, resistiendo en un país dividido en dos mitades”, afirmó.

A partir de 2007, Chávez impulsó un socialismo del siglo XXI, con una pirámide del poder en cuya base estarían los consejos comunales y comunas, vistos como mecanismos para diluir el poder y competencias de los municipios y sus alcaldes y que no figuran en la Constitución de 1999.

La MUD, que cobija fuerzas que van desde la derecha a antiguos grupos guerrilleros de izquierda, pidió “reflexionar” sobre los resultados y su líder y ex candidato presidencial,  Henrique Capriles, subrayó que “nadie puede sentirse ganador en un país donde votó solo 58 por ciento del electorado”.

Vicente Díaz, el único de los cinco rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE) que no está alineado con el gobierno, aseguró que esta fue “la campaña más ventajista en la historia electoral venezolana”.

Dirigentes de la oposición denunciaron reiteradamente ante el CNE el uso de recursos públicos a favor de candidatos del PSUV. El presidente, por su parte, empleó en promedio 27 minutos diarios de cadenas de radio y televisión para explicar a la ciudadanía sus medidas y la jornada de lealtad a Chávez.

Durante la campaña, desde el gobierno y desde el PSUV se han anticipado juicios por presuntos cargos de corrupción contra opositores que son gobernadores estaduales, diputados e incluso algunos alcaldes recién electos.

Una señal de que la aspereza seguirá rigiendo la política venezolana fue el nombramiento el lunes 9 de Ernesto Villegas como nuevo ministro para el Desarrollo de la gran Caracas.

Villegas fue candidato perdedor del PSUV para la alcaldía mayor de Caracas, que siguió en manos de Antonio Ledezma, un dirigente de la MUD al que desde hace cuatro años se le recortaron, mediante leyes y decretos, competencias y recursos.

En la capital, la situación siguió inalterada, con el mayor municipio en que está dividida, Libertador, en manos del gobierno, y los cuatro restantes, además de la metropolitana, en las de la oposición.

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