Redes protectoras de animales en las calles cubanas

Capitán está bajo el cuidado de la Asociación Canina de la Universidad de La Habana. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

El gato tenía la piel quemada y sus ojos colgaban de las órbitas cuando la jubilada Neida González lo recogió en una calle de la capital de Cuba. El felino, que hoy se llama Grenlito, sobrevivió gracias a esta protectora, a cargo de un armónico grupo de nueve mascotas.

“Ya perdí la cuenta de la cantidad que he salvado. También les doy de comer a los 16 gatos que viven en el garaje de mi edificio”, narró a IPS esta mujer que desde muy joven acoge en su departamento a perros y otros animales callejeros y ayuda en castraciones y desparasitaciones masivas organizadas por la ciudadanía.

“Con los años se han ido creando redes de personas dedicadas a la protección de animales. Nos avisamos de las campañas veterinarias y nos apoyamos con la comida o medicamentos”, abundó.

Organizaciones no gubernamentales, proyectos comunitarios y personas sin una afiliación específica integran hoy un movimiento de respeto, amor y ayuda a las mascotas, en un país donde no existen lugares de tránsito (asilos o refugios) que faciliten la adopción de canes y felinos abandonados.

“Se necesita encontrar el sustento económico para un lugar de tránsito”, indicó a IPS la presidenta de la no gubernamental Asociación Cubana de Protección de Animales y Plantas (Aniplant), Nora García. La entidad radicada en La Habana se dedica a fomentar el respeto y cuidado de la naturaleza.

“Pero la solución tiene que ser más integral, vinculando un programa de esterilizaciones masivas de machos y hembras. Proponemos evitar los nacimientos indeseados, en lugar de matar a los perros y gatos que nadie quiere”, amplió García, sobre una idea defendida y llevada a la práctica desde 1992 por la organización que conduce.

[related_articles]Aniplant realizó en 2012 más de 4.000 castraciones (pagadas y gratuitas), la mayoría de ellas en la capital y en las provincias de Holguín, Artemisa, Matanzas, Camagüey y el municipio especial Isla de la Juventud, donde está presente. Otras entidades como la Asociación Cubana de Aficionados a los Gatos realizan campañas sanitarias gratuitas.

Un triste destino acecha a los animales vagabundos.

Vehículos estatales que controlan las zoonosis recogen con regularidad a perros sin dueño y a los agresivos para impedir, entre otros, los contagios de rabia, que puede ser mortal para los humanos. Las autoridades sanitarias los llevan a asilos caninos, donde son sacrificados aquellos que nadie reclama en el período establecido.

Gatos y perros sin hogar, sobre todo cachorros, suelen ser arrojados como presas o para el entrenamiento de los llamados “perros de pelea”. Esas lidias clandestinas, con seguidores en zonas urbanas periféricas y rurales, se asocian al juego ilícito, castigado en el Código Penal vigente con multas o la privación de libertad de dos a tres años.

Asimismo, los animales callejeros son susceptibles de ser atropellados por algún vehículo, violentados por personas inescrupulosas, padecer enfermedades sin recibir atención médica y convertirse en un foco infeccioso, que afecte incluso a los seres humanos.

“Se maltrata mucho al animal, consciente e inconscientemente. Por eso ponemos énfasis en el componente educativo y en formar a niños, niñas y adolescentes en el cuidado y amor. Promovemos la protección efectiva, que va más allá de dar comida y contempla aspectos como vacunarlos y controlar su reproducción”, comentó García.

Sin embargo, el activismo trabaja en un contexto legal pobre, donde existen solo algunas regulaciones sanitarias y para la explotación de animales de carga. Por ello, Aniplant presenta sistemáticamente sin éxito desde 1988 un anteproyecto de Ley de Protección Animal al Ministerio de la Agricultura, dijo.

La última de esas propuestas fue elevada en 2007, que contó además con la participación del no gubernamental Consejo Científico Veterinario.

Sancionar el abandono, la tenencia irresponsable y el uso de mecanismos dolorosos para los sacrificios en los asilos caninos y mataderos de la industria cárnica, integran el anteproyecto, ejemplificó la activista.

A juicio de Neida González, una ley específica permitiría enfrentar más “la incomprensión de los seres humanos”.

A pesar del trabajo de las organizaciones y del “ejército invisible”, como García nombra a la red protectora, queda mucho por hacer, en especial en las provincias. “El abandono y la reproducción descontrolada en las casas nutren las calles, porque la hembra vagabunda casi nunca logra camada”, profundizó la líder de Aniplant.

Los altos precios de los alimentos y de muchas medicinas encarecen la tenencia de mascotas.

Rosario Tio, vecina del municipio habanero del Cerro, aumenta la dieta de su pastor alemán Chagui con las sobras de comida recolectadas por sus vecinos. “Mi economía empeoró. No puedo siempre comprarle carne ni las vacunas, que solo las venden en CUC” (moneda fuerte equivalente al dólar), contó a IPS.

La Sociedad Civil Patrimonio, Comunidad y Medio Ambiente, de la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHC), realiza desparasitaciones masivas y gratuitas en el casco histórico habanero.

La OHC intenta desde hace años crear un refugio canino con fines adoptivos y aprobó la acogida de mascotas en casas-museos y jardines.

Muchas de ellas pasean por el casco histórico con una identificación en el cuello, donde aparece su foto, nombre y entidad protectora.

El museo Casa de la Obrapía incorporó hace ocho y dos años respectivamente a la perra Canela y el gato Junípero. “Les damos comida y atención médica. También son un atractivo, porque los visitantes se asombran de encontrarlos aquí”, dijo a IPS su directora, Janet Quiroga.

En la red social Facebook aparece el proyecto Protección Animales de la Ciudad. PAC-Cuba, que se define como “un grupo de personas que trabajamos para reducir el número de animales en las calles de La Habana”.

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