Miles de funcionarios de la administración pública de Turquía se sumaron este martes 4 a las protestas que sacuden a ese país desde hace cinco días y se declararon en huelga por dos días en repudio a la dura represión ordenada por el gobierno.
La Confederación de Sindicatos Públicos, que congrega a unos 240.000 trabajadores distribuidos en 11 filiales, llamó a la huelga en respuesta al “terrorismo de Estado contra manifestantes en todo el país”. El comunicado también señala que el gobierno del primer ministro Recep Tayyip Erdogan “mostró una vez su animosidad hacia la democracia”.
La periodista Rawya Rageh, de Al Jazeera, informó desde Ankara que la huelga de dos días era significativa. “Tratan de mandar el mensaje de que no se trata solo de jóvenes en la calle ni de un parque o reclamos individuales, sino que esto es algo más grande”, señaló.
Pero el éxito de la medida está por verse, apuntó. “Los sindicatos no son muy fuertes en Turquía. Será una prueba para demostrar que pueden cumplir lo que dijeron”, puntualizó.
La convocatoria a la huelga llega cinco días después del estallido de manifestaciones masivas contra el gobierno de Erdogan, de tendencia islámica, reprimidas fuertemente por las fuerzas de seguridad. En este lapso ya murieron por lo menos dos hombres.
El primero de ellos falleció el lunes 3 atropellado en Estambul. El segundo, durante una manifestación en la sureña ciudad de Antioquía, cerca de la frontera con Siria. Este último, según el canal de televisión NTV, se trata de Abdullah Comert, de 22 años, quien habría recibido el lunes de noche un disparo en la cabeza.
Sin embargo, las autoridades sostienen que Comert sufrió un golpe y niegan que fuera herido de bala.
<B>Abuso policial</B>
Las redes sociales quedaron inundadas de denuncias y de vídeos mostrando la represión de la policía. La Fundación de Derechos Humanos de Turquía informó que por lo menos 1.000 manifestantes sufrieron “malos tratos y torturas” a manos de las fuerzas de seguridad.
El viceprimer ministro, Bulent Arinc, pidió disculpas este martes 4 a los manifestantes heridos durante los choques con la policía y se comprometió a hablar con los organizadores de la protesta original, que demandan salvar el parque Gezi de Estambul.
El martes 28 de mayo hubo una concentración en el parque Gezi para evitar la tala de árboles para hacer lugar a un futuro centro comercial. Pero con el transcurso de días posteriores, la protesta se amplió y se volvió contra el gobierno, que respondió con violencia.
Este es el mayor desafío que afronta este gobierno desde que asumió en 2002, pero no impidió que Erdogan continuara con su gira por el Magreb. El lunes viajó a Marruecos, donde insistió en que la situación en su país volvía a la calma.[related_articles]
El primer ministro también rechazó la idea de una “Primavera Turca”, como dijeron algunas personas que lo acusan de tratar de imponer reformas religiosas en un Estado laico. También tildó a los manifestantes de “vándalos”, antes de recordar que había sido elegido democráticamente.
Erdogan atribuyó las manifestaciones a “extremistas”, “disidentes” y al opositor Partido Republicano del Pueblo.
“La situación se calma. Cuando regrese, los problemas se resolverán”, aseguró en Rabat.
“El Partido Republicano del Pueblo y otro disidentes metieron la mano en estos incidentes”, acusó.
El analista turco Fadi Hakura, del grupo de estudio Chatham House, con sede en Londres, dijo a Al Jazeera: “El primer ministro adoptó un enfoque realmente desafiante y de confrontación hacia las manifestaciones de Estambul y de otras ciudades”.
“Ya los acusó de ser extremistas y también insinuó que hay un vínculo entre manifestantes y conspiradores extranjeros”, cuestionó Hakura.