Materiales de construcción a la cubana para resistir ciclones

Los bloques artesanales para la construcción de viviendas se elaboran en el propio municipio El Grego, provincia Ciego de Ávila. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS.

Casas de recias paredes de mampostería y fuertes techos de hormigón armado que parecen resistir cualquier tormenta tropical o huracán se alzan en la periferia de esta central ciudad cubana, gracias a la incipiente producción local de materiales de la construcción.

“La gente ha ido mejorando sus casitas en este barrio, que es bastante nuevo. Nosotros apoyamos a los vecinos y trabajadores de aquí, que compran los materiales y les prestamos la máquina de hacer bloques”, explicó Arcides Pérez, dueño de una pequeña fábrica de bloques. “Solo les cobramos la electricidad que gastan”, dijo a IPS.

Enclavada en las afueras de Ciego de Ávila, 434 kilómetros al este de La Habana, esta industria artesanal y ruidosa puede producir con suministros constantes hasta 1.000 ladrillos de cemento diarios. Cuenta con tres moldes para elaborar igual número de tipos de tanques de asbesto cemento, que llevan el rótulo de “Arcide, C. de Ávila”.

Dos procesadoras de cemento, carretillas, palas y una máquina eléctrica que hace dos bloques por minuto son operados por siete hombres, mientras dos mujeres participan en los trabajos de acabado y preparación de la materia prima. El equipo ofrece los servicios de traslado de los tanques y el montaje en techos o como cisternas.

Para obtener la materia prima, Pérez y su colectivo viajan a las fábricas de cemento de Santi Spíritus y Santiago de Cuba, respectivamente a 360 y 847 kilómetros al este de La Habana, para recuperar los residuos que desechan, que luego lo mezclarán con el hormigón adquirido en tiendas estatales para hacer sus bloques y tanques.

[related_articles]La construcción de viviendas constituye una prioridad en la actual reforma económica del país. Por ello, entre los primeros cambios figuró la venta de materiales de la construcción en moneda nacional, la diversificación de la oferta y la apertura de créditos y subsidios para familias con bajos ingresos.

Las autoridades aspiran a que dentro de dos años 70 por ciento de las actividades productivas del sector de la vivienda sean realizadas por actores no estatales, en busca de revitalizar un ramo centralizado durante décadas por el Estado.

Buena parte de los hogares requieren reparaciones estructurales, debido al deterioro del fondo habitacional por los problemas económicos que Cuba arrastra desde hace más de 20 años, el incumplimiento de planes constructivos, los altos precios de los materiales y la mano de obra, y los daños de los ciclones que azotan con frecuencia al país.

Sandy, el huracán que asoló la región oriental en octubre de 2012, afectó 137.000 viviendas en Santiago de Cuba, 65.000 en Holguín y 8.750 en Guantánamo, las otras dos ciudades más afectadas de la zona, según un informe de la oficina de la Organización de las Naciones Unidas en Cuba.

Los eventos extremos como lluvias intensas se acentuarán debido al cambio climático en la región del Caribe, donde el sector de la vivienda fue el que menos atención recibió en la última década, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

En particular, los meteoros tenderán a intensificarme con mayor rapidez, explicó a IPS el meteorólogo José Rubiera.

En 2008, los huracanes Fay, Gustav, Ike y Paloma trajeron las mayores afectaciones registradas desde 2001 hasta la actualidad al deteriorar 647.111 casas en la nación cubana. De ellas, 84.737 se derrumbaron totalmente, según la estatal Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).

Frente a ese panorama, el principal reto sigue siendo elevar la producción de materiales de la construcción, un problema que comienza a tener algunas soluciones a nivel local. Iniciativas privadas como la de Pérez amplían un poco el reducido acceso a los bloques, uno de los materiales más demandados en las tiendas estatales.

“Vendemos los bloques a cinco pesos (unos 25 centavos de dólar), igual que el Estado”, indicó Pérez. “El aseguramiento de los materiales es inconstante porque escasea el cemento en los establecimientos. Hace tres meses que solo reparo y hago tanques, además de trasladarlos y montarlos, por la falta de cemento”, agregó.

Rodobaldo Ibarne, de 60 años, apostó por alternar la elaboración de bloques por encargo con su empleo en una empresa estatal de la construcción. Solo con una pala, una carretilla y un molde, él obtiene junto con otro trabajador hasta 80 bloques diarios en Grego, un reparto en las afueras del municipio de Ciego de Ávila.

“Las tiendas estatales no satisfacen la demanda”, contó a IPS este vecino, quien no puede ampliar su negocio por problemas de salud y la carencia de espacio.

La producción de varios insumos básicos en Cuba decreció en 2012, según los últimos datos aportados por la ONEI. Los techos metálicos, las tejas de asbesto cemento y las vigas de acero negro fueron los rubros que más cayeron. Asimismo, en 2011 se concluyeron 32.640 viviendas en el país, mientras que el pasado año 32.103.

Para mejorar la vivienda, el investigador Fernando Martirena propone diseñar materiales de la construcción más ecológicos y baratos, que sean obtenidos de manera industrial, a la vez de fortalecer la producción y aprovechamiento de las capacidades locales con la creación de pequeños talleres de ecomateriales.

La fábrica Siguaney, de Santi Spíritus, comenzó a producir en abril las primeras 240 toneladas de un cemento ecológico obtenido por el estatal Centro de Investigaciones y Desarrollo de Estructuras y Materiales (Cidem), de la Universidad Central Martha Abreu, de las Villas, dirigido por Martirena.

Este producto, a base de metacaolín (obtenido a partir del mineral caolín) y piedra caliza sin quemar, se comercializará a partir de 2014. “Reduce el costo de producción en 28 por ciento y contribuye a mitigar los efectos del cambio climático, al reducir las emisiones de dióxido de carbono durante la fabricación”, detalló el experto a IPS.

El Cidem trabaja desde 1995 directamente con comunidades cubanas en el desarrollo de un sistema para la producción local de materiales de la construcción elaborados con baja energía y reciclados, como tejas de microconcreto TMC, cementos puzolánicos CP-40, elementos prefabricados, áridos y ladrillos de cerámica roja, entre otras tecnologías adecuadas para zonas rurales y periurbanas.

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