En el cuarto piso de un nuevo edificio de oficinas en el occidente de Freetown, Cecil Williams se sienta bajo afiches de idílicos paisajes tropicales mientras habla de las muchas bellezas naturales que otrora atraían a los turistas a Sierra Leona.
"Muy pocos países tienen montañas con el mar a sus pies, con hermosas playas impolutas", dice a IPS. "Sierra Leona está a la espera de ser explorada".
Williams es presidente del Consejo Nacional de Turistas, y se encarga de resucitar una industria que antaño fue fuente de empleo y ganancias para este país de África occidental.
En otras circunstancias, su empleo no debería haber sido difícil. La franja costera de Sierra Leona, con sus playas de blancas arenas, no tiene par en la región.
De hecho, tal es la belleza de una playa cercana a la capital, que antes de la guerra se la usaba como imagen de fondo para una publicidad de los chocolates Bounty que ofrecía al consumidor "saborear el paraíso".
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Hay playas a lo largo de buena parte de los 360 kilómetros de franja costera atlántica del país, la mayoría de ellas ajenas al turismo.
Pero a diferencia de Ghana o de Gambia, que se las han arreglado para cultivar industrias turísticas prósperas unos 800.000 turistas visitaron Ghana en 2009, según el Banco Mundial-, es probable que en las playas vírgenes de Sierra Leona uno sea el único turista.
Once años después del fin de la guerra civil, que duró de 1991 a 2002, el país libra una nueva batalla: cambiar su imagen ante los ojos de potenciales turistas de Europa y Estados Unidos que tienden a asociarlo más con niños soldados y diamantes de sangre que con sol y playas.
Ibrahim Kargbo, ex ministro de Información y actual asesor especial del presidente Ernest Bai Koroma, admite el problema.
"Siempre dijimos que necesitamos dar una nueva imagen del país", dice a IPS, y explica que los ministerios de Turismo, Relaciones Exteriores e Información son parte fundamental de ese ejercicio, "para que la gente pueda saber qué ocurre aquí y esté feliz de venir".
El Consejo Nacional de Turistas también participa intensamente en el intento de cambiar las percepciones sobre Sierra Leona, pero Williams sostiene que la falta de fondos está limitando la efectividad del proyecto.
"Tenemos que promocionar Sierra Leona de un modo más agresivo, pero eso requiere dinero", explica. Actualmente el Consejo se restringe a lo que califica de "mercadeo blando", que consiste en asistir a ferias internacionales de turismo, producir folletos, afiches y cortometrajes en vídeo, e invitar a periodistas extranjeros a conocer el país.
Pero luego de las elecciones pacíficas celebradas en noviembre, y que observadores señalaron como libres y limpias, existe la sensación de que Sierra Leona está lista para dejar atrás su problemático pasado, para finalmente desechar la imagen violenta que durante tanto tiempo repelió a los visitantes. Ahora Freetown no es menos segura para un europeo que algunas partes de Londres.
Al asumir en febrero su segundo gobierno de cinco años, Koroma se dirigió a los presentes en el estadio nacional y habló sobre el potencial turístico de Sierra Leona: "Tenemos un país con hermosos paisajes Nuestras playas son insuperables la belleza de nuestras colinas quita el aliento, y nuestra tierra alberga especies raras de aves y (otros) animales".
El británico Thomas Armitt, fundador de la agencia de viajes West Africa Discovery, también confía en que el turismo revivirá de modo inminente. "Estoy seguro de que los turistas internacionales empezarán a llegar el año próximo o el otro. Yo llegué aquí por primera vez en 2011 y siento en el aire que las cosas están cambiando", dice a IPS.
Armitt está determinado a lanzar una nueva empresa en Sierra Leona, para ofrecer recorridos turísticos no convencionales, centrados en la sostenibilidad y la vida comunitaria. Él ve a África occidental como "la última frontera del turismo".
"La gente está buscando nuevos destinos. Y este es, para mí, un destino ideal que no puede mantenerse en secreto por mucho más tiempo", explica.
Sin embargo, reconoce que persisten desafíos para las empresas de Sierra Leona. "Uno tiene que acostumbrarse a toda una nueva cultura empresarial, así que espramos un inicio lento", dice, pese a que ve un enorme potencial a largo plazo.
Sierra Leona todavía está afectada por una falta fundamental de infraestructura turística. Simplemente llegar desde el aeropuerto, que está ubicado a un lado del amplio estuario, a un hotel de Freetown, suele requerir un largo viaje por tierra o agua. Los hoteles generalmente son caros para el servicio mediocre que brindan, y el transporte carretero puede ser complicado.
Pero aquí también, el cambio está en el aire. En un contexto de auge económico pautado por el sector minero, se están construyendo nuevas carreteras en todo el país, así como un aeropuerto nuevo y más accesible. También se está remozando una escuela para trabajadores de la industria turística, en un intento por mejorar la calidad del servicio.
"En cada distrito se están construyendo instalaciones turísticas", dice Unisa Sesay, portavoz del presidente, en diálogo con IPS, agregando que también hay mejoras en las telecomunicaciones, las conexiones a Internet y el alojamiento.
Según él, el gobierno también trabaja para crear un entorno amigable con los inversores privados en la industria turística.
Las cadenas hoteleras Radisson y Hilton son apenas dos de las que tienen previsto empezar a operar en Freetown en los próximos dos años, mientras que por lo menos dos cruceros han sumado esta ciudad a sus itinerarios.
Sinneh Bangura es un pescador que vive en la aldea de John Obey, en la península de Freetown. Le entusiasma la idea de que más visitantes lleguen a Sierra Leona. "Eso sería bueno para todos. Podría generar desarrollo para nuestra comunidad", dice.
El desempleo juvenil supera 60 por ciento en el país, y se espera que revivir el turismo pueda generar empleo para las comunidades costeras.
Williams también ve un potencial enorme en la industria turística, particularmente en el nivel alto y en el ecoturismo, para fomentar el desarrollo en Sierra Leona.
"Dentro de cinco o 10 años, el turismo será la industria número uno en términos de ganancias", dice a IPS, argumentando que, en definitiva, la clave son los propios sierraleoneses. Y esto se debe a que, "pese a todo por lo que hemos pasado, este es un país al que los visitantes pueden venir y sentirse en casa".