Los 19.000 habitantes del municipio de Caraparí, el área que abastece un tercio del gas que exporta Bolivia, no cuentan con un expendio de ese producto o de gasolina, seis años después de la nacionalización de su megayacimiento y casi un cuarto de siglo después de su descubrimiento.
La paradoja pasa casi desapercibida porque esa zona del departamento de Tarija, en pleno Chaco boliviano, está 1.205 kilómetros al sur de La Paz, aunque las finanzas públicas bolivianas reciben abundantes ingresos por el gas natural exportado a Argentina y Brasil.
El presidente Evo Morales, al presentar el 22 de enero su informe a la Asamblea Legislativa Plurinacional, destacó el crecimiento del ingreso por el sector de los hidrocarburos, que pasó de 673 a 4.277 millones de dólares entre 2005 y 2012, y lo consideró fruto de su nacionalización en mayo de 2006.
La última semana de enero, un paro de actividades en Caraparí, la segunda sección de la provincia del Gran Chaco, en el extremo sur del país, fue la campana de alerta para forzar al gobierno a instalar antes de octubre un punto de distribución de carburantes en la zona.
El punto más cercano para comprar un envase de gas licuado o surtirse de gasolina y diésel está a 50 kilómetros, en la población de Yacuiba, fronteriza con Argentina, relató a IPS el alcalde Ermas Pérez.
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Los comerciantes cobran hasta 7,2 dólares por el envase de 10 kilogramos del gas, mientras el precio oficial es de 3,2 dólares, un hecho que impulsó la protesta de los pobladores, entre ellos agricultores, pequeños ganaderos y comerciantes.
"Dependemos de Yacuiba y de noche no dejan traer gasolina por el control policial de sustancias controladas", comentó Pérez, quien gobierna Caraparí desde 2005.
"Fue un movimiento por la dignidad en la tierra del gas y donde no hay gas", declaró a IPS el periodista Elton Lenz, un líder popular que conoce la realidad de las 49 comunidades del municipio más afortunado en riqueza petrolera. "No se trató de una acción política", se apresuró a aclarar.
En 2008, Morales afirmó victorioso que Caraparí subió sus ingresos de 134.417 a 1,4 millones de dólares, pero el alcalde no puede por ley disponer de parte de ellos para instalar una estación de servicio.
Con entusiasmo, Pérez declaró que su municipio fue el primero del país en implantar el desayuno y el almuerzo escolar y atiende plenamente las demandas de salud y educación. Pero también quisiera invertir en programas de riego, de mecanización de la actividad agrícola y de impulso a la ganadería, lo que no entra en las atribuciones municipales.
"Dicen que tenemos el ingreso por persona más grande de Bolivia, pero aquí hay pobreza. En varias comunidades se cocina a leña porque la empresa estatal YPFB no distribuye gas licuado", se quejó Lenz.
El gas natural domiciliario llegó al centro urbano del municipio en mayo de 2012, pero solo un grupo de 160 familias se beneficia con el suministro, que en los reservorios se muestran como inagotable fuente energética para Argentina y Brasil.
Caraparí tiene una alta predominancia de población indígena en su área rural, especialmente guaraníes, como sucede en el resto de la provincia del Gran Chaco. Desde que se convirtió en centro de la actividad energética del país, en esta provincia y en el resto de Tarija son recurrentes los conflictos entre los habitantes originarios e YPFB.
Bolivia exporta aproximadamente unos 30 millones de metros cúbicos diarios de gas natural a Brasil y otros siete millones a Argentina.
El analista en temas energéticos del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario, Carlos Arze, describió a IPS la afortunada posición geográfica de Caraparí y mencionó que el municipio tiene en su subsuelo los campos petroleros de San Alberto, Itaú y una participación en otros yacimientos, como Margarita-Huacaya y Sábalo.
"Podemos inferir que la provincia del Gran Chaco aportaría cerca de 33 por ciento de todo el gas natural que produce Bolivia anualmente", expresó.
En enero, YPFB (Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos) informó que durante 2012 el país alcanzó su mayor producción histórica de gas natural, con 51 millones de metros cúbicos por día. También la de petróleo subió para situarse en un promedio de 51.000 barriles diarios, aunque al final de año se situó en 60.000 barriles diarios.
El economista Julio Alvarado denunció a IPS que la nacionalización no ha traído cambios significativos en la política boliviana sobre hidrocarburos. "Seguimos exportando y dejamos que otros industrialicen el gas", dijo.
"Estamos peor", remarcó y recordó que solo el presidente Hernán Siles Zuazo, en su último mandato entre 1982 y 1985, construyó un gasoducto para distribuir los hidrocarburos desde sus yacimientos hasta los mayores mercados internos, localizados en el occidente boliviano.
"La pobreza de las poblaciones, en cuyo territorio se encuentran las fuentes de recursos naturales que financian el erario nacional, contrastan con la bonanza de las empresas transnacionales y también con la cantidad enorme de recursos que gastan los gobiernos nacional y departamental", afirmó Arze.
Alvarado concuerda con ello y califica como "enano" el crecimiento del producto interno bruto (PIB) de cinco por ciento durante 2012, porque la inyección de fondos privilegia el pago de salarios, viáticos, el envío de numerosas delegaciones de representación al exterior, en lugar de dar preferencia a actividades productivas y de desarrollo.
En materia energética, Arze encuentra una "contradicción" en las políticas del gobierno "porque siguen favoreciendo a las transnacionales, que venden aceleradamente la producción para obtener grandes ganancias", mientras el gobierno financia su gasto "sin importar el desarrollo de las áreas de donde provienen esos recursos".
"No hay políticas sociales. Las obras solamente son caminos, obras de cemento y se descuida la parte social", lamentó Lenz.
El periodista relata que una gaseosa de un cuarto de litro cuesta 1,20 dólares y un plato de sopa se vende a dos dólares, mientras en La Paz esos precios se reducen a menos de la mitad.
El compromiso del gobierno y la estatal YPFB es construir para octubre o antes una estación de servicio, con capacidad de suministrar gasolina, diésel y gas licuado, con una inversión de 500.000 dólares. Los habitantes de Caraparí adelantan que vigilarán que esta vez la promesa se cumpla.