CUBA: Frutales mutantes para crecer en suelos salinos

En algunas partes del año llega a verse una capa de sal sobre los suelos de zonas del oriente cubano, que dificulta o imposibilita la agricultura. El agrónomo Orlando Coto vio ese panorama con sus propios ojos, por eso busca frutales resistentes a la salinidad.

"Las principales causas de este fenómeno se asocian al cambio climático, como la sequía y las penetraciones del mar", explicó Coto, del estatal Instituto de Investigaciones en Fruticultura Tropical (IIFT). "Hay que buscar alternativas más rápidas a las vías tradicionales de fitomejoramiento para enfrentar este problema", dijo.

Este científico, también profesor universitario, conversó con IPS sobre el alcance de los suelos salinos en Cuba y un proyecto de mutación inducida para lograr cultivares de aguacate y cítricos más resistentes, que brinden frutos para la mesa de las familias isleñas en condiciones más hostiles.

IPS: ¿Qué es la salinización de los suelos? ¿Qué causas la provocan?

ORLANDO COTO: Es la concentración de sal en el suelo, un problema complejo y de múltiples causas. Puede originarla, entre otras, la sequía, ya sea por escasez de lluvias o por las altas temperaturas, las penetraciones del mar en zonas bajas, la disponibilidad de nutrientes en el suelo y la contaminación del manto freático producto del abuso de los agroquímicos.

En el caso de Cuba, las principales causas de suelos salinos son la extensión de los períodos secos y la intrusión del agua de mar, factores asociados al cambio climático. En la medida en que hay menos agua disponible en el suelo, aumenta la concentración de compuestos como el sodio y el cloro (que forman la sal), que por separado integran la tierra de forma natural.
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Por esa razón, serán bien recibidos por todos los productores nuevos cultivares de todo tipo, en especial de frutales, que sean resistentes a la salinidad y la sequía. Estos van a permitir el ahorro y otros manejos del riego.

IPS: ¿Cuáles son las zonas de Cuba más azotadas por este fenómeno?

OC: Toda la franja sur de Guantánamo (al sudeste de La Habana) lo presenta a causa de la sequía y por ser muy baja, el agua de mar penetra por el manto freático. Asimismo, todo el sur del oriente cubano es seco y, por tanto, tiende a elevarse la salinidad.

En el país no tenemos un lugar extremadamente seco o salino. Aquellos que más se acercan a esto son la parte ya mencionada de Guantánamo y la región del norte de Santa Clara (al este de la capital cubana). Esta última tiene un tipo de arcilla en los suelos que provoca grumos y estos evitan que las plantas absorban bien el agua y los nutrientes.

En los años 90 participé en un estudio multidisciplinario realizado en el sur guantanamero, donde se detectaron cambios muy rápidos en la salinidad del suelo y, en un área reducida, se encontraron concentraciones de sal muy diferentes, es decir, contrastantes.

IPS: ¿Qué retos le plantea esa realidad tan cambiante a las investigaciones por nuevas variedades resistentes a la salinidad y la sequía?

OC: Cada vez cobra más fuerza la llamada agricultura de precisión, que consiste en aplicar todos los avances científico-técnicos en lugares mucho más localizados para obtener resultados específicos para pequeños productores o empresas agrícolas.

Por otra parte, la ciencia requiere de un tiempo más prolongado para arribar a soluciones, mientras se aceleran los cambios y los efectos del cambio climático en los campos de cultivos.

IPS: ¿Qué implica la búsqueda de especies más resistentes en el caso de frutales?

OC: Los frutales tienen determinados requerimientos. Es casi imposible realizar cruzamientos, por limitaciones biológicas, como sí se puede hacer en las hortalizas. Además, tienen un período juvenil muy extenso. Se obtienen producciones de naranja o aguacate tras un promedio de tres a cinco años.

Solo después de obtener tres generaciones (in vitro o en campo), donde se transmita la resistencia, se puede asegurar que se encontró un nuevo cultivar. En el IIFT estamos experimentando desde la década pasada con la irradiación de semillas de aguacate y su propagación in vitro, a través de un método que busca acelerar los programas de mejoramiento de frutales.

IPS: ¿Cuáles son las metas del estudio? ¿Quiénes participan en él?

OC: Trabajamos desde 2000 con el Centro de Aplicaciones Tecnológicas y Desarrollo Nuclear y el Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas, entre otros de Cuba, y con el financiamiento del Organismo Internacional de Energía Atómica, que apoya la búsqueda de soluciones en la agricultura frente al cambio climático, en específico a la sequía y la salinidad.

Comenzamos con la irradiación de semillas de aguacate, para obtener posibles mutantes resistentes a la sequía, salinidad y una enfermedad (Phytophthora, provocada por un grupo de patógenos que atacan las plantas), que afecta las raíces y el tronco de este y otros frutales como el papayo y el naranjo.

Escogimos al único tipo de patrón (cultivar base para realizar los injertos) aguacatero que se utiliza comercialmente en Cuba. Últimamente incorporamos a los cítricos en la investigación que aplica técnicas de mutación inducida.

IPS: ¿Cuánto han avanzado? ¿Qué tiempo les falta para concluir?

OC: Ha sido un proceso largo, pero ya tenemos la dosis letal media de radiación a aplicar en las semillas y yemas, a la vez que ajustamos a nuestras condiciones una metodología internacional para el mejoramiento de aguacate.

Establecimos un sistema de selección in vitro, donde simulamos las condiciones de sequía y salinidad media que, por ejemplo, presentan algunos suelos del sur de Guantánamo.

Se obtuvo un grupo de posibles mutantes de interés –en fase de estudio actualmente– que en condiciones in vitro mostraron determinados niveles de tolerancia a la salinidad. Pero aún se requiere de al menos siete años más para obtener un cultivar.

IPS: ¿Qué problemas a solucionar identifica su centro para que Cuba logre suplir la demanda de frutas de su población?

OC: El principal problema es la disponibilidad de posturas de alta calidad y certificadas para toda la comunidad de productores. También se necesita difundir más conocimientos sobre su cultivo a través de folletos y materiales impresos, a los que pueda acceder mejor el campesinado.

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