Seis años atrás, la plaza de este pueblo cercano a la capital de México fue escenario de la mayor represión policial de este país en tres décadas.
El gobernador del estado de México, vecino a la capital y al que pertenece el municipio de Atenco, era Enrique Peña, quien asumirá el 1 de diciembre la Presidencia de este país, a menos que proceda la impugnación de los comicios presentada por la izquierda.
Los campesinos de Atenco habían resistido en 2002 la expropiación de sus tierras para construir un aeropuerto. Pero cuatro años después, un incidente entre vendedores de flores y la policía desembocó en un operativo que dejó dos muertos, 207 detenidos y torturados, 26 mujeres violadas y dirigentes condenados a penas equivalentes a prisión perpetua.
El fin de semana del 14 y 15 de julio comenzó a gestarse aquí una articulación de organizaciones sociales, campesinas y sindicales con el movimiento universitario que lleva dos meses batallando contra el regreso del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al gobierno, de la mano de Peña.
El PRI gobernó México durante buena parte del siglo XX (1929-2000). Interrumpido por los dos períodos presidenciales del conservador Partido Acción Nacional, se apresta a retomar el gobierno tras los comicios del 1 de julio, plagados de denuncias compra de votos y coacción sobre los electores más pobres y de parcialidad de los grandes medios de comunicación a favor de Peña.
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El colectivo Yo Soy 132 que nació en mayo a partir del reclamo que hicieron estudiantes de la Universidad Iberoamericana a Peña por la represión contra los campesinos de Atenco desconoció el resultado del escrutinio y emprendió una campaña por la limpieza electoral, a través de su principal medio, Internet.
El nombre surgió de la identificación pública que hicieron los 131 estudiantes que protestaron contra Peña, colocando videos en YouTube con sus credenciales. A partir de ese hecho, jóvenes de otras universidades se les unieron empleando la frase "Yo soy el 132" o #YoSoy132, la cuenta que utilizan en Twitter.
"A diferencia del movimiento por la paz de Javier Sicilia, que tuvo también una movilización espontánea en las redes sociales, Yo Soy 132 sí tiene como base de estrategia de lucha el uso de estas redes", dijo a IPS la académica Claudia Benassini, especialista en observatorios de medios de comunicación.
Con relación a los comicios, México vive dos realidades paralelas.
En los medios de comunicación tradicionales y en las cúpulas del poder político, el proceso electoral está resuelto. En cambio, las redes sociales viven la continua efervescencia de llamados a firmar peticiones de impugnación y a realizar manifestaciones.
"Por el momento, tenemos dos representaciones opuestas de la realidad: las redes sociales informan de un país corrupto, incapaz de votar en libertad, y la televisión comercial celebra el éxito de una 'jornada ejemplar'. En esta esquizofrenia nos preguntamos adónde va a dar el voto", sostuvo en una columna del diario Reforma el escritor Juan Villoro.
"La forma en la que venían organizándose los movimientos sociales entró en crisis, y ahora tenemos una nueva expresión contra el régimen en una coyuntura electoral", dijo a IPS el estudiante Magdiel Sánchez, de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Mayra Rojo, doctoranda en historia del arte, explicó que esta forma de lucha, que demanda desplazar lo masivo por lo colectivo virtual, no está peleada con el acercamiento a la comunidad. "Nuestras rutinas están ligadas a Internet y a las redes sociales. (Pero) eso no significa que no haya un trabajo comunitario", dijo.
Se trata de una generación que creció con Internet y que no tiene una cultura de informarse a través de medios tradicionales, como la prensa, la televisión y la radio.
Sin embargo, la red es aún insuficiente para alcanzar al gran público.
En este país con 112 millones de habitantes, 96 por ciento de las frecuencias para uso comercial en televisión abierta pertenecen a dos empresas, y 80 por ciento de las frecuencias del espectro radioeléctrico están controladas por 13 grupos empresariales.
Aunque se duplicó en seis años la cantidad de usuarios de Internet, estos no pasan hoy de 40 millones.
A pesar de las intensas movilizaciones virtuales contra el candidato del PRI en los días previos a la elección, Peña obtuvo 38,2 por ciento de los votos, y el postulante de izquierda, Andrés Manuel López Obrador, 32,5.
La red social más usada es Facebook, con 26 millones de usuarios. Le siguen YouTube y Twitter. Aunque las cifras de esta plataforma de microblogs (mensajes que no pueden pasar de 140 caracteres) no son muy precisas, los datos más recientes indican que hay alrededor de 10 millones de cuentas registradas.
Pero los técnicos aseguran que la mitad de esas cuentas de Twitter no están activas, es decir que sus poseedores no las usan, porque no les ven utilidad o porque solo las mantienen para cuestiones muy específicas, como revisar dónde están desplegados los controles de alcoholímetro en el tránsito.
De los usuarios activos, una tercera parte se concentran en la Ciudad de México, convertida en un poderoso bastión de las fuerzas progresistas.
En la capital, el caudal electoral de López Obrador duplicó el de Peña. En cambio, ocho de los 10 estados que más votos dieron al postulante del PRI figuran entre los 10 distritos con más pobreza del país, adonde casi no llega Internet.
"Hay un proceso de evolución importante", dijo a IPS el fotorreportero Heriberto Paredes, integrante del consejo editorial de Rompeviento, un canal de televisión web inaugurado este año.
"Pero no es suficiente. Si (estos manifestantes) no salen de las redes y las computadoras, y pasan a encontrarse con la gente que sostiene este país, el esfuerzo no va a servir", agregó Paredes, quien documentó gráficamente en 2006 la represión en Atenco.
Para el abogado Jesús Robles Maloof, miembro del ContingenteMX, un grupo de tuiteros activistas de derechos humanos, los estudiantes están potenciando una forma nueva de movimiento social.
"La sociedad civil organizada llegó tarde al uso de Internet y de las herramientas de 'social media' (sic), por una equivocada tendencia a pensar que el activismo real es solamente el que está en la calle", dijo.
La estrategia mediática "sí está siendo fundamental en este proceso, pero no es suficiente para la dimensión de lo que se necesita", comentó Maloof a IPS. Es un proceso lento porque en Internet hay mucha información que no necesariamente abona a la construcción democrática, aclaró. "La decantación a la ponderación de la información nos va a llevar años, y para que esto llegue a otros sectores, aún más".
"Hay mucho rumor y mucha intolerancia en Internet. Los 'trending topics' (tendencias, palabras o frases más repetidas en Twitter en un momento dado) se crearon para promover el debate sobre un tema, pero el uso de 'bots' (programas informáticos que imitan el comportamiento de un usuario) han dado al traste con ese debate", coincidió la académica Benassini.
Para ella, "si se logra invalidar las elecciones, algo muy difícil, o si se consigue abrir el espacio para nuevas concesiones de televisión, que es lo que se ha ofrecido, sí podremos hablar de un impacto decisivo de la movilización de los jóvenes en las redes sociales".