El indonesio Misradi, de 58 años, logró reducir su presupuesto de alimentos en 30 por ciento gracias al consumo de las verduras cosechadas en su propia huerta en vez de seguir comprando en el mercado.
El barrio de Jelok donde vive, en Pacitan, en Java oriental y a unos 524 kilómetros de Yakarta, fue elegido en febrero de 2011 para realizar un proyecto piloto del programa Sustainable Food Home Area (áreas de alimentos sustentables), lanzado por el Ministerio de Agricultura para mitigar las consecuencias del cambio climático en la seguridad alimentaria del país.
Pacitan es el pueblo natal del presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono.
Conocido por sus siglas indonesias KRPI, el programa alienta a los residentes de los barrios participantes a plantar hierbas medicinales y cultivos alternativos para cubrir sus propias necesidades. También incentiva a las personas con jardines de 200 metros cuadrados o más a criar animales, en especial cabras.
Misradi decidió plantar tomates, chiles, berenjenas, espinacas y semillas de mostaza parda en su terreno de 300 metros cuadrados.
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"Teníamos el terreno lleno, con mucho más de lo que podíamos consumir y vendimos el excedente a vendedores que deambulan por los pueblos vecinos", relató el agricultor contando su primera cosecha en mayo de 2011.
Misradi, quien vive con su esposa, dos hijos y un nieto, dijo a IPS que el programa le permite ahorrar 16 dólares al mes, casi 30 por ciento de sus ingresos de 54 dólares en igual plazo.
"Otras familias pueden ahorrar hasta 32 dólares al mes", apuntó Misradi, coordinador de los residentes de Jelok que participan en el programa.
Mitigando el cambio climático
Este archipiélago, el más grande del mundo con unas 13.000 islas, es uno de los países que se verá más perjudicado por las consecuencias del recalentamiento global.
El clima ya está cambiando y dificulta la labor de los agricultores, en tanto las sequías y las lluvias hacen perder cultivos, lo que hace temer por la seguridad alimentaria de este país.
La producción de arroz, por ejemplo, disminuyó de 1,13 por ciento en 2011, en comparación con un aumento de 3,2 por ciento el año anterior, debido a las condiciones climáticas extremas, lo que obligó al gobierno a importar 1,9 millones de toneladas de grano, más que las 1,8 millones de 2010, según la Agencia Central de Estadísticas.
También pronosticó que la población alcanzará los 248 millones de habitantes en 2012.
El sector agrícola emplea a por lo menos 43 millones de personas y, junto con la silvicultura y la pesca, representan 13,2 por ciento del producto interno bruto del país en 2010.
Haryono, director de la Agencia para el Desarrollo y la Investigación Agrícola, del Ministerio de Agricultura, y a cargo del KRPI, señaló que el programa apunta a garantizar la seguridad alimentaria y la autosuficiencia de todas las familias del país, promover la diversificación alimentaria basada sobre recursos locales, preservar los recursos alimentarios locales y mejorar la prosperidad de la población.
"El programa está desarrollado con la convicción de que la seguridad alimentaria nacional depende de la seguridad familiar", indicó Haryono.
Alentado por los proyectos pilotos, Yudhoyono declaró al KRPL un programa nacional en febrero de 2012 y apeló a los gobiernos provinciales a darle prioridad.
El gobierno tomó medidas hacia la mitigación y la adaptación, incluidos esfuerzos para reducir los gases invernadero en 26 por ciento para 2020.
Para garantizar la seguridad alimentaria, el gobierno fomentó el desarrollo de nuevos arrozales.
Nono Rusono, director de agricultura y alimentación del Ministerio de Planificación del Desarrollo Nacional, dijo que ayudó a desarrollar 62.000 hectáreas de arroz en 2011 y prevé hacer lo mismo con otras 100.000 hectáreas en 2012 y otro tanto en 2013.
"Nuestro objetivo es alcanzar un excedente de 7.478 millones de toneladas en 2013 y 10 millones en 2014", apuntó.
Gobierno "indiferente" a los pequeños productores
Witoro, presidente de la no gubernamental Coalición para la Soberanía Alimentaria, aplaudió la iniciativa, pero alertó que su éxito depende de que el gobierno esté dispuesto a ayudar a comercializar los productos particulares.
"Cuando la gente produzca lo mismo a la vez, habrá un exceso y, a menos que el gobierno ayude a vender, la gente puede desalentarse y abandonar el programa", alertó.
"El gobierno no tiene un objetivo claro a largo plazo ni proyecciones de cantidad de participantes ni de sus necesidades alimentarias sobre cómo asegurarlas" indicó.
"La Finca de Energía y Alimentos de Merauke y el Plan Maestro para la Aceleración y la Expansión del Desarrollo, ambos priorizando la gran demanda e insumiendo una gran inversión, reflejan la indiferencia del gobierno hacia los productores de pequeña escala", indicó Witoro.
Por lo menos 36 compañías locales y extranjeras obtuvieron permiso para cultivar más de dos millones de hectáreas en Merauke, una provincia de Papúa. Cuando se termine, la finca producirá 1,95 millones de toneladas de arroz, 937.000 toneladas de maíz, 64.000 vacas, 2,5 millones de toneladas de azúcar y 937.000 toneladas de aceite de palma crudo al año.
El Plan Maestro, por otro lado, apunta a convertir a Indonesia en una de las 10 mayores economías del mundo para 2025, mediante, entre otras cosas, el aliento al sector privado a desempeñar un papel importante en el desarrollo económico, en especial en materia de infraestructura.
Lanzado en mayo de 2011, el plan promete incentivos fiscales, entre otros, al sector privado.
Los activistas sostienen que el exceso de confianza del gobierno en las grandes corporaciones y las importaciones muestra una falta de compromiso político con la seguridad alimentaria.
"El gobierno debe incluir a los pequeños productores en el programa de seguridad alimentaria, pero debe hacer una reforma pues casi todos los agricultores del país tienen entre 2.000 y 3.000 metros cuadrados de tierras, apenas suficiente para vivir", concluyó Witoro.