Seguridad de Río+20, entre la crítica y el temor

Fuertes críticas de la sociedad civil, cuyos líderes no quieren que se «militarice la Cumbre de los Pueblos», produjo el anuncio del operativo de seguridad que desplegará el gobierno de Brasil en torno a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible y los encuentros paralelos.

El gobierno se manifestó preocupado a la vez que confiado en poder garantizar la seguridad de la cita del 20 al 22 de junio Río de Janeiro, y por ello también conocida como Río+20, contra ataques cibernéticos o terroristas.

El Plan General de Seguridad de Río+20 fue dado a conocer el lunes 28 por jefes militares y el ministro de la Defensa, Celso Amorim, quienes explicaron que se creará un centro para coordinar las operaciones en toda el área donde se desarrollen las reuniones de la cumbre oficial y los encuentros paralelos.

Unos 15.000 agentes serán distribuidos en diversos sitios de Río de Janeiro, donde está prevista la realización de unos 500 encuentros y talleres, mientras que las principales avenidas, viaductos y túneles de paso de tránsito van a estar controlados con vehículos blindados.

Además se prevé la inversión de 10 millones de dólares para rastrear y evitar posibles amenazas de hackers al sistema de conexiones por Internet.
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"Se ha hecho un plan muy detallado con el objetivo de asegurar que la conferencia transcurra con tranquilidad. Del total de agentes, las Fuerzas Armadas aportarán 8.000 efectivos", detalló Amorim en conferencia de prensa ante periodistas brasileños y corresponsales extranjeros.

La operación Río+20 se llevará a cabo entre el 5 y el 29 de junio, mientras se realicen las actividades, seminarios, encuentros y manifestaciones ambientalistas, además de las reuniones de alto nivel, entre las que se cuenta el encuentro de jefes de Estado y de gobierno.

El esquema especial de protección en los sitios de hospedaje, traslado y realización de las reuniones contará con alrededor de 5.000 efectivos de seguridad diariamente en las calles y acompañando las delegaciones extranjeras.

Las escoltas de autoridades y delegaciones de los países y de los funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas constarán de 52 equipos especializados, con el apoyo de 29 helicópteros y más de 400 motociclistas.

También se cuidará especialmente el espacio aéreo y marítimo, misión que estará a cargo de la fuerza aérea y de los fusileros navales.

También estarán en la mira de los cuerpos de seguridad las manifestaciones y conferencias paraleles a la cita oficial, especialmente la más importante de ellas, la Cumbre de los Pueblos sobre Río+20 por la Justicia Social y Ambiental, que se desarrollará del 15 al 23 de junio.

Precisamente, una de las movilizaciones multitudinarias sería la marcha prevista por los líderes de la Cumbre de los Pueblos, que se desarrollará por la céntrica avenida Río Branco el 20 de junio, cuando se inaugure Río+20.

El general Adriano Pereira Júnior, uno de los jefes militares del operativo, afirmó que los movimientos sociales no serán reprimidos bajo ninguna circunstancia, aunque aclaró que espera que se manifiesten dentro de un clima de orden y cordialidad.

"Los organizadores de la Cumbre de los Pueblos ya nos han buscado para solicitar apoyo en la seguridad de sus eventos", afirmó Pereira Júnior.

Pero Carlos Henrique Painel, del Foro Brasileño de ONG (organizaciones no gubernamentales) y Movimientos Sociales para el Medio Ambiente y el Desarrollo Sustentable, alertó sobre la posibilidad de que los militares no respeten la libertad de las movilizaciones.

"No queremos que efectivos armados del ejército hagan la seguridad, no queremos una Cumbre de los Pueblos que sea militarizada, pues nuestro recelo es en cuanto al nivel de tolerancia hacia las manifestaciones que sean espontáneas y no directamente ligadas a la Cumbre", indicó a IPS.

"La guardia municipal es capaz de garantizar nuestra seguridad", afirmó Painel, uno de los organizadores de la Cumbre de los Pueblos, a la cual se espera que asistan entre 25.000 y 30.000 personas, según sus promotores.

"Pedimos sí ayuda para nuestros campamentos en el Aterro do Flamengo (explanada) y los sitios de hospedaje previstos en dos escuelas públicas y en el 'sambódromo' de Río de Janeiro (la gran pasarela que concentra el desfile de las escuelas de samba en carnaval)", que albergarán a unos 12.000 participantes, explicó Painel.

Aunque Brasil no figura entre los países blanco de posibles atentados, una cita internacional de la dimensión de Río+20 obliga a crear un centro de inteligencia y prevención.

El general José Carlos De Nardi, del centro de defensa cibernética, informó que es la primera vez que se articula en Brasil un sitio integrado contra ataques cibernéticos.

"La Policía Federal ya está bastante experimentada en este aspecto debido a tantas invasiones a páginas de Internet de órganos y agencias reguladoras. Tenemos condiciones para llegar al sitio exacto y a la computadora donde puedan partir los ataques", admitió De Nardi.

Las autoridades también señalaron que, en el caso de que ataques cibernéticos interrumpan el suministro de energía, los principales sitios ya están garantizados con generadores alternativos de iluminación, al igual que las empresas de telecomunicaciones con redes inalámbricas.

Brasil no recibirá apoyo internacional alguno en sus tareas de seguridad, pero "somos capaces y tenemos medios para hacerlo", sostuvo el general Pereira Júnior.

Empero, admitió, tendrán apoyo de inteligencia de los cuerpos de seguridad de los gobernantes que asistan a Río de Janeiro, dijo el general.

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