REFUGIADOS-NÍGER: Tensa bienvenida a 15.000 malíes

Esta pequeña aldea de la frontera de Níger se ha convertido en un campamento para refugiados, inundado de familias del vecino Malí que escapan del conflicto entre los rebeldes tuareg y el ejército de su país.

Más de 15.000 malíes han cruzado la frontera e ingresado al oeste de Níger. Crédito: Catherine-Lune Grayson/IRIN
Más de 15.000 malíes han cruzado la frontera e ingresado al oeste de Níger. Crédito: Catherine-Lune Grayson/IRIN
En el último mes, más de 15.000 malíes han cruzado la frontera e ingresado al oeste de Níger, zona ya azotada por la sequía y las malas cosechas.

Los distritos de Chinagoder, Ayourou, Koutoubou, Yassan Banibangou y Mangaizé, todos en la occidental región de Tillabéri, se han convertido en el principal destino de los refugiados.

"Con menos de 1.700 residentes, nuestra aldea ahora cobija a más de 6.500 personas, en su mayoría familias malíes de Ménaka y Aderaboukane que llegaron sin recursos", dijo a IPS el hermano menor del jefe de la población, Zakari Djibo.

"La llegada de refugiados comenzó el 26 de enero y aumentó día a día, al punto de que superó nuestra capacidad de darles refugio y atención", señaló. "A pesar de esto, seguimos recibiendo a estas familias en problemas y ofreciéndoles hospitalidad".
[related_articles]
En torno a la aldea se construyeron refugios improvisados para los desplazados.

"Nuestra situación está mejorando gradualmente", aseguró Fatima Alhacen, de 39 años, con seis hijos a cargo. "Ahora tenemos mantas, frazadas y utensilios de cocina, además de un poco más para comer, gracias a la ayuda alimentaria que el gobierno nigerino nos trajo a comienzos de la semana pasada".

"Los primeros días teníamos que contentarnos con el salvado que nos dio la gente de aquí, que también sufre problemas para encontrar alimentos. Pero ahora tenemos harina para una comida en la mañana. Incluso tenemos un poco de arroz para nuestro menú diario", agregó mientras consolaba a su bebé de 18 meses.

Los combates entre el ejército de Malí y el Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad, de la etnia tuareg, causaron el desplazamiento de 44.000 malíes a naciones vecinas, en particular Burkina Faso, Mauritania y Níger.

Este último país ya recibió más de 15.000, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.

Los rebeldes tuareg luchan por la independencia de Azawad, una región en le norte de Malí, demanda que rechaza el gobierno central de ese país.

En una cumbre de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental, 17 de este mes, los líderes de la región condenaron la rebelión.

Agencias humanitarias también han notado la presencia de soldados malíes entre los refugiados. Uno de ellos es Yaouchan Maiga, médico de la Compañía Militar Nómade 143, con base en la norteña localidad de Aderaboukane.

"Pasamos 11 días en alerta", dijo a IPS, "esperando refuerzos que nunca llegaron, hasta que nuestra unidad fue atacada y destruida".

Junto a otros miembros de su unidad, cruzó la frontera hasta llegar a Chinagoder. Un primer grupo de 24 soldados, algunos viajando con sus familias, ya abandonaron la aldea y se trasladaron a otros lugares. El grupo de Maiga será enviado a Niamey, la capital nigerina, antes de regresar a Malí.

El conflicto armado en el norte de Malí es seguido de cerca por las autoridades de Burkina Faso, que temen que su territorio se convierta en refugio para los rebeldes. Por su parte, al gobierno de Níger le preocupa un contagio, pues ya ha experimentado rebeliones tuareg en los años 90 y en 2007.

"Burkina Faso no servirá como base trasera para una rebelión", dijo el canciller de ese país, Djibril Bassolé, a una radio francesa el 11 de este mes.

Esta posición fue apoyada por el presidente de Burkina Faso, Blaise Compaoré, quien subrayó que "se trata de un problema entre malíes", y llamó al inicio de "un diálogo inclusivo" para restaurar la paz.

Compaoré se reunió con su par malí, Amadou Toumani Touré, en forma paralela a una cumbre regional sobre temas de educación celebrada el 13 de este mes en Ouagadougou.

En Níger, Rhissa Ag Boula, prominente figura de la rebelión de los años 90, aconsejó a los participantes de aquellos levantamientos no volver a las armas.

Lo mismo hizo el coronel Mahamadou Abou, jefe de la gubernamental Autoridad Suprema para la Consolidación del Diálogo, en ocasión del Foro para el Desarrollo y la Paz, celebrado a fines de enero en Arlit, en el norte nigerino.

"Las rebeliones recurrentes frenan el desarrollo en el norte de Malí", apuntó por su parte Bilal Ag Altinine, representante de los refugiados malíes en Chinagoder. "Un país no se construye por la fuerza de las armas".

Además, llamó a las autoridades malíes a encontrar una solución definitiva al problema.

"Estamos cansados de la rebelión", dijo Binta Mohamed, una mujer de Ménaka, la primera ciudad en el norte de Malí en ser atacada por los rebeldes, el 17 de enero. "Queremos una paz duradera para luchar mejor contra la pobreza que nos rodea". (IPS/traen-rp/oi/ait/af pr mi fe/12)

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe