En vísperas de la próxima cumbre europea del 30 de enero, los medios de prensa del Viejo Continente se refieren al "combate contra el desempleo como una urgente necesidad". Y según las informaciones periodísticas la canciller alemán Angela Merkel y el Presidente francés Nicolas Sarkozy propondrán en la cumbre la creación de un plan para el crecimiento y la competitividad que afronte en particular el desempleo juvenil.
La cuestión del desempleo es, como todos saben, de primordial importancia. Con una desocupación en aumento constante no hay posibilidad de crecimiento económico. Sin embargo, las medidas calificadas de austeridad que hasta ahora han configurado la receta principal del dúo Merkozy y de la llamada Troika (Fondo Monetario Internacional, Unión Europea y Banco Central Europeo) no servirán para nada a los Estados en dificultades, sino que tan sólo beneficiarán a los mercados especulativos. Esto significa que los Estados víctimas, que ya no son sólo tres
-Grecia, Irlanda y Portugal- sino al menos siete si contamos también a Italia, España y Eslovenia y quizás a Francia, pueden arrasttrar a los demás miembros de la Zona Euro y hasta la propia Alemania.
¿Quién puede afirmar, en plena recesión económica y con desempleo creciente que este año 2012 no terminará aún peor de lo que ya está? ¿Para qué ,entonces, pueden servir las medidas de austeridad y las contrarreformas que necesariamente acarrean, las destrucciones paulatinas de los estados sociales europeos y todas las conquistas sociales que conformaron durante varias décadas el bienestar de las clases de menos recursos de la Unión Europea?
La verdad es que la canciller Merkel parece comenzar a ceder en su dogmatismo neoliberal y aún más, por razones propias, Sarkozy. Faltan menos de cien días para las elecciones presidenciales francesas y es altamente probable que el próximo Presidente, como espero, no sea Sarkozy después de los muchos errores, desaciertos y tergiversaciones que cometió durante su primer mandato.
Y los europeos, pese a haber elegido gobiernos ultraconservadores en los países del euro -lo cual explica muchas cosas- comienzan a advertir que la actual política de mera austeridad conduce a la destrucción de los Estados sociales y debilita la economía, impulsando la recesión que está socavando la Unión Europea, aumentando verticalmente la desocupación y el trabajo precario, así como la innovación y la competitividad económica.
Curiosamente, en los Estados Unidos, cuna del neoliberalismo, la percepción del problema fue oportuna por parte de la administración de Barack Obama que, sin embargo, tuvo que enfrentar el cerco político que le tendieron los republicanos, Tea Party incluido. Lo cierto es el desempleo en los Estados Unidos ha descendido en el último año y la economía real parece dar señales de una recuperación de la que el sector automotriz es un buen ejemplo.
En este contexto es interesante enfocar la situación italiana y la actuación de "los dos Marios": Mario Monti, actual Presidente del gobierno italiano, reputado tecnócrata y con probada competencia y Mario Draghi, el Presidente del Banco Central Europeo, que tiene en sus manos la llave para algunas importantes soluciones. El mensaje de Monti es claro: "La austeridad es necesaria pero no es suficiente, ya que no se consigue reducir la deuda sin crecimiento económico".
Este es el momento indicado para enmendar el rumbo de la política europea, ya que por un lado es lo que Sarkozy debería hacer para mejorar sus menguantes perspectivas electorales, al tiempo que la canciller Merkel comienza a ser fuertemenfe criticada en su propio país, mientras el Parlamento Europeo y hasta los tecnócratas europeos advierten que si no si realizan rápidamente las reformas necesarias, la Unión Europea puede disgregarse. Por ello, se hace necesario intervenir ahora mismo, con objetividad y lucidez. (FIN/COPYRIGHT IPS)
(*) Mário Soares, ex Presidente y ex Primer Ministro de Portugal.
