HONDURAS: La sociedad del miedo

Honduras cierra 2011 dominada por la inseguridad, que se manifiesta en el arraigo del crimen organizado dentro de la policía y en una ola de asesinatos selectivos contra periodistas y fuentes en relación a investigaciones sobre narcotráfico.

Estos hechos llevaron a Estados Unidos a decidir retirar sus voluntarios del Cuerpo de Paz. La medida abarca también a El Salvador y Guatemala, que junto a Honduras conforman el llamado triángulo norte de América Central, tipificado como una de las zonas más inseguras del mundo.

Washington indicó que "la seguridad de todos los voluntarios del Cuerpo de Paz es la más alta prioridad de la agencia" responsable de este equipo de voluntarios que, en el caso de Honduras, cuenta con 158 miembros y data desde hace medio siglo.

La decisión de Estados Unidos, anunciada el día 22 y que será concretada a partir de enero, es "un golpe certero al hígado hacia un gobierno y una clase política que no termina de entender la gravedad de la inseguridad y las necesarias reformas policiales por aplicar", dijo a IPS el analista político Juan Ramón Martínez.

Para Martínez, esta acción es más fuerte que la descalificación de que fuera objeto el país para postularse a una nueva fase de ayuda por medio de la Cuenta del Milenio, un fondo de donaciones para programas agrícolas y carreteros. Tegucigalpa fue beneficiaria del mismo en un comienzo, pero excluida luego por no cumplir requisitos en la lucha contra la corrupción y la impunidad por violaciones humanitarias.
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Este anuncio también lo hizo Washington a inicios de este mes, y adelantó que mientras el país se postula a una nueva fase, participará de un proyecto piloto denominado "Umbral" en el cual podrá acceder a entre dos millones y 20 millones de dólares. De cumplir con los criterios estipulados, es probable que ingrese nuevamente a la Cuenta del Milenio, donde los recursos serían de unos 240 millones de dólares.

El retiro de los voluntarios del Cuerpo de Paz es una noticia "que nos afecta, debe llamar a la reflexión y el mundo debe estar convencido de que vamos a recuperar la institucionalidad, porque nada hacemos con tratar de minimizar el impacto", dijo el canciller hondureño Arturo Corrales.

Corrales dijo a IPS que no hay tiempo para llorar y llegó la hora de impulsar los cambios necesarios en materia de seguridad porque "estamos obligados a realizar cambios, nos guste o no. Nuestro deber es garantizar la seguridad de las personas", acotó.

Las presiones de Estados Unidos en materia de seguridad arreciaron tras el asesinato de dos jóvenes universitarios. Entre ellos, el del hijo de la rectora de la estatal Universidad Nacional Autónoma de Honduras, a manos de la policía, así como los crímenes cometidos contra la periodista Luz Marina Paz y el experto antidrogas Alfredo Landaverde.

Con la muerte de Paz, el 6 de este mes a manos de sicarios, suman ya 17 los periodistas asesinados en los últimos dos años en Honduras, lo cual lo convierte en el segundo país más peligroso para el sector en América Latina, después de México.

A su vez, el asesinato de Landaverde se produjo el 7 de este mes, justo cuando se disponía a servir de testigo protegido en el caso del asesinato del zar antidroga Arístides González, cometido hace dos años, presuntamente a manos de la policía para evitar que revelara el nombre de oficiales de la cúpula implicados en el narcotráfico, confiaron a IPS fuentes fiscales.

Antes de morir, Landaverde había ofrecido explosivas declaraciones a la prensa sobre la corrupción policial y el grado de penetración del crimen organizado, al punto que pidió públicamente al presidente de Honduras, Porfirio Lobo, formar una nueva policía. Era un hombre con nexos muy cercanos a la embajada de Estados Unidos en Tegucigalpa.

A estos asesinatos se sumaron en los últimos dos meses otros hechos relevantes ligados a operaciones policiales militares en el nororiental departamento de Olancho para capturar a dos capos de la droga, que fueron avisados por la misma policía y logaron escapar.

No obstante, en los operativos, dos de sus lugartenientes fueron capturados, pero aparecieron ahorcados en el principal centro penitenciario, sin que se conozcan las causas. A esto se agrega el asesinato de un suboficial de policía experto en armas que sería testigo en el extravío de más de 5.000 proyectiles y 300 armas de grueso calibre de las bodegas de la policía.

Para el sociólogo Eugenio Sosa, el país está ante una peligrosa configuración del crimen organizado donde las últimas muertes "son claras en cuanto a matar no solo periodistas, sino también a las fuentes que se atrevan a hablar de la corrupción policial y sus nexos con el delito transnacional".

"Estamos en una fase de querer imponer la sociedad del miedo y sin duda el 2012 será un año decisivo en materia de seguridad", acotó Sosa en declaraciones a IPS.

Honduras registra un promedio diario de 20 muertes violentas, que en los últimos dos meses se redujo a 18 ante los operativos policiales militares, pero todo indica que el año cerrará con una tasa promedio nacional de 82 homicidios por cada 100.000 personas, según proyecciones preliminares del Observatorio de la Violencia de la estatal Universidad Nacional Autónoma de Honduras.

Esa violencia, en parte, está conectada a la presencia de los carteles mexicanos de la droga como Los Zetas y el cartel de Sinaloa, que según publicaciones recientes, operan en toda América Central con presencia más fuerte en el "triángulo norte".

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