La noticia de que el gobierno de Sudáfrica se inspira en el Sistema Único de Salud (SUS) brasileño para crear su propio seguro médico universal puede despertar escepticismo en este país sudamericano.
La socióloga Walkiria Dutra de Oliveira compartía esa convicción. Pero la sorpresa la esperaba en el puesto de salud de un barrio de clase media de São Paulo.
Con una diabetes de ocho años y forzada por dificultades financieras, Oliveira decidió "buscar insulina gratis" en la red pública de asistencia médica.
La atención "pronta y eficaz" que obtuvo, echó por tierra la imagen que tenía del SUS, concebido durante la democratización de la década de 1980 para establecer la atención médica como un derecho universal. Además de la insulina, Oliveira obtuvo medicamentos gratuitos para su hipotiroidismo, contó a IPS.
Las noticias sobre pacientes que mueren por falta de camas en hospitales, esperas de meses por una cirugía, graves errores médicos y mala praxis, además de escándalos de corrupción, generalizaron la opinión de que el sistema es una llaga nacional.
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"La ejecución tiene distorsiones, pero la idea es excelente y válida", resumió a IPS el médico especializado en laboratorios clínicos Nivaldo Gomes, quien desde los años 70 trabaja en puestos y hospitales públicos.
El gobierno está embarcado en una batalla parlamentaria para crear nuevas fuentes de financiación del SUS, pero, en opinión de Gomes, "la insuficiencia es de gestión, no de dinero".
"Falta voluntad política" para practicar a fondo los principios del SUS, coinciden Gomes y su colega Dilene do Nascimento, médica e investigadora de la historia de las enfermedades en la Fundación Oswaldo Cruz, un importante centro de estudios de salud pública y desarrollo de medicamentos.
Pese a las tragedias diarias por mala atención, hospitales repletos y manifestaciones de insatisfacción, el SUS mejoró la situación sanitaria de este país de más de 192 millones de habitantes, sostuvo Nascimento.
El sistema creó la posibilidad de "atender a todos por igual", ordenando un sector antes caótico y dependiente de iniciativas políticas sin articulación, dijo.
El objetivo, explicó Gomes, es coordinar tres niveles de la administración pública municipal, estadual y nacional que "antes no dialogaban en el sector de salud", y jerarquizar la consulta con una amplia red de atención primaria en barrios, municipios y periferias de las grandes ciudades, para atender problemas menores, encaminando los más complejos a otras instancias.
Este ordenamiento se acompaña de conceptos democratizadores, como la "salud como derecho de todos y deber del Estado", que se incorporó a la Constitución de 1988, destacó Nascimento.
Pero la corrupción, agravada por una inspección insuficiente, contribuye a la mala ejecución del SUS, que es sin embargo un sistema "universal, jerarquizado, descentralizado, con control social, que se puede aplicar con éxito en cualquier país", dijo Nascimento.
Atención primaria será adoptada en Sudáfrica
De hecho, las autoridades de Sudáfrica quieren tomar "prestada" del SUS su atención primaria de promoción de salud. "Es excelente, mucho más avanzada, equitativa y orientada a la prevención que la nuestra", así que "vamos a aplicarla", dijo a IPS el ministro de Salud de ese país africano, Pakishe Aaron Motsoaledi.
Además, "también queremos implementar la red de bancos de leche humana" para impulsar la lactancia materna y la donación de este alimento a recién nacidos de todo el país.
"Queremos erradicar la malaria, no sólo tratarla, y en el VIH (virus de inmunodeficiencia humana) debemos universalizar los tratamientos como hizo Brasil", añadió el ministro, entrevistado en el marco de la Conferencia Mundial sobre Determinantes Sociales de la Salud, que se celebró en octubre en Río de Janeiro.
Los dos gobiernos formalizarán la cooperación sanitaria en un memorando de entendimiento que están elaborando y que se firmará en febrero de 2012.
Básica pero compleja
En Brasil, la falta de "educación sanitaria" de la población determina que pacientes con simples síntomas de gripe o pequeñas heridas sigan acudiendo a grandes hospitales a los que solo deberían llegar casos graves derivados por la red básica y por los servicios intermedios, como clínicas y pequeños sanatorios.
El SUS se construyó en amplios debates encabezados a partir de 1970 por especialistas en salud pública y colectiva, despertando gran entusiasmo en la comunidad médica, recordó Gomes.
Por entonces, la financiación de la salud pública mediante la previsión social se agotaba, junto con conceptos que privilegiaban el empleo formal, en un país de gran proporción de trabajo informal.
Pero las clases medias y alta optaron por los "planes de salud" privados, que aseguran servicios a través de profesionales e instituciones vinculadas por convenios, señaló Nascimento.
Ese sistema es costoso y apto para familias de altos ingresos, cuyo peso político no contribuye a mejorar la gestión del SUS, sino a debilitarla. Sin embargo, esas personas recurren al sistema público cuando necesitan cirugías o procedimientos complejos y más caros, observó.
Eso sucedió con la epidemia del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) a mediados de los años 80, si bien Brasil adoptó la distribución universal de medicamentos porque le interesaba a su industria farmacéutica, productora de fármacos antirretrovirales, matizó Nascimento.
De todos modos, el tratamiento del sida fue un ejemplo de las prácticas del SUS que debería extenderse a otras enfermedades.
Lo pequeño es hermoso
Un funcionamiento más eficaz requiere ampliar la red primaria, que admira el ministro Motsoaledi, con más puestos de salud y médicos de familia.
El SUS funciona bien en ciudades pequeñas y medianas donde la alcaldía local asegura buena gestión, comprobó Nascimento en los años en que trabajó en São José dos Campos, municipio del sureño estado de São Paulo, cuando era una ciudad mediana.
Las tragedias por falta de hospitales en Río de Janeiro que supo contar con una excelente red hospitalaria se explican por el flujo de pacientes de ciudades vecinas, que conforman una región metropolitana de 12 millones de habitantes, explicó Gomes.
Hace 30 años se preveía el colapso de la atención hospitalaria de Río si no se construían hospitales menores en ciudades cercanas, recordó. La presión demográfica llevaría a la insuficiencia de la capital estadual, tal como ocurrió.
Una buena aplicación de los principios del SUS, concluyó, pondría fin a ese drama.
* Con aportes de Fabíola Ortiz (Río de Janeiro).