Indígenas denunciaron que la minería ilegal del oro penetró en el Parque Nacional Canaima, de 30.000 kilómetros cuadrados, en el extremo sureste de Venezuela. "Poco a poco los mineros se han acercado al parque y este año comenzaron a ingresar con sus máquinas, talando árboles y removiendo tierras. Eso daña los ríos y espanta a los turistas", dijo a Tierramérica el indígena Gilberto Calcaño, dirigente de una comunidad de pemones que opera modestos campamentos para visitantes.
Otra activista de la comunidad pemón, Regina González, destacó que los mineros se aprovisionan de combustible para sus máquinas con anuencia de militares que vigilan la zona, en tanto funcionarios del estatal Instituto Nacional de Parques a menudo carecen de medios para detectar e impedir las incursiones.
Fronterizo con Brasil y Guyana, el parque tiene una gran belleza paisajística. Sus grandes cascadas y tepuyes (montañas de paredes verticales y cumbres planas) motivaron a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura a declararlo patrimonio de la humanidad en 1994.
