Mujeres pueden liderar guerra contra el hambre

El papel de las mujeres es clave para combatir el hambre a través de la regeneración de la tierra, coincidieron delegados de la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación (CNULD) reunidos en esta meridional ciudad surcoreana.

Grupos de la sociedad civil pidieron a la CNULD acciones en materia de género. Crédito: Manipadma Jena/IPS
Grupos de la sociedad civil pidieron a la CNULD acciones en materia de género. Crédito: Manipadma Jena/IPS
Pero traducir ese consenso en acciones es otra cuestión.

Los borradores de la llamada Iniciativa Changwon, propuesta por Corea del Sur, que preside la décima conferencia de las partes (COP10) de la CNULD, no mencionan la cuestión de género, sino que se concentran en la participación del sector privado, dijo Patrice Burger, directora de la organización no gubernamental francesa Centre d’ Actions et de Realisations Internationales.

Se espera que la iniciativa incorpore finalmente las decisiones tomadas en este encuentro, que se desarrolla desde el 10 y hasta el 21 de este mes.

"Las mujeres están cada vez más involucradas en la administración de granjas familiares y de tierras secas, en tanto los hombres emigran en busca de trabajo", destacó Dennis Garrity, embajador de buena voluntad de la CNULD y saliente director general del Centro Mundial sobre Agroforestería.
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"Estimular una creciente y vigorosa participación de las mujeres en todos los aspectos del desarrollo de las tierras secas es absolutamente fundamental para el éxito de las futuras acciones destinadas a poner fin al hambre a través de la regeneración del suelo", dijo Garrity a IPS.

"La cuestión de género es central en las tres Convenciones de Río sobre Biodiversidad, Cambio Climático y Desertificación", dijo el secretario ejecutivo de la CNULD, Luc Gnacadja.

"Las mujeres son las que administran tanto la granja como la familia cuando los hombres en las áreas rurales emigran debido a la improductividad de los cultivos, y son las últimas personas en abandonar el hogar cuando la migración se vuelve inevitable", añadió.

"Noventa por ciento de los más afectados por la desertificación, la degradación de la tierra y la sequía son mujeres y niños", dijo Gnacadja.

"A pesar de que la Convención ha estado vigente desde 1997, no se puede ver un sustantivo trabajo con enfoque de género en el terreno", dijo a IPS Eva María Vicente, de la Fundación IPADE (Instituto de Promoción y Apoyo al Desarrollo), con sede en Madrid.

"Las mujeres, especialmente en comunidades indígenas, tienen un conocimiento diferenciado sobre los recursos que podrían hacer significativas contribuciones a las políticas de combate a la desertificación", destacó Vicente. "Esto debe ser documentado antes de que se pierda para siempre".

Las opiniones de Vicente y Burger reflejan el descontento de las 60 organizaciones de la sociedad civil que participan de la COP10.

María Bivol, coordinadora de proyectos de BIOS, grupo con sede en Moldavia, dijo a IPS que las mujeres podían convertirse en mejores administradoras en cuestiones de desertificación, degradación de la tierra y sequía si eran capacitadas y si se les daba mejor acceso al conocimiento, entrenamiento y fondos.

En su último informe anual, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) señaló que en todo el mundo las mujeres sufrían limitaciones de género que reducían su productividad y limitaban su contribución al crecimiento económico, así como al bienestar de las familias.

El estudio cuantifica la brecha en el rendimiento agrícola entre hombres y mujeres entre 20 y 30 por ciento, principalmente debido a las diferencias en el uso de recursos.

Unas 925 millones de personas en todo el planeta sufren desnutrición. Cerrar la brecha de género en la producción agrícola podría reducir esa cifra a entre 100 millones y 150 millones.

A la luz del importante papel de las mujeres en los esfuerzos para combatir la desertificación, la oficina de género de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza unió esfuerzos con la secretaría de la CNULD a mediados de este año para desarrollar un Marco de Políticas de Género.

"Aunque el texto de la Convención explícitamente llama a reconocer la importancia de los esfuerzos de género para combatir la desertificación, hasta la fecha esto sigue siendo solo marginalmente reconocido", indica el Marco.

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