BRASIL: TENEMOS UN INMENSO CAMINO ABIERTO PARA LA COMUNICACIÓN SUR-SUR

El poder de los medios de comunicación ha crecido enormemente en todo el planeta. En Brasil, que está ganando cada vez más destaque entre los países emergentes gracias a su importancia económica y, sobre todo, a la incorporación de vastos contingentes de brasileños al mercado consumidor y a la clase media, la discusión sobre las nuevas formas de acceso de los ciudadanos a la información y a la comunicación es urgente y necesaria.

En un proceso irreversible, los brasileños, que tienen actualmente mejores condiciones de vida y de ingresos, quieren más educación, más información y más participación en las decisiones. Protagonista de un proceso de emancipación política en los últimos años, el ciudadano brasileño está, sobre todo, más exigente con relación a las informaciones que recibe de los medios de comunicación. Con el advenimiento de Internet él tiene, principalmente, mayor diversidad de fuentes de información y formas nunca antes imaginadas de manifestar su opinión y de organizarse socialmente.

Todo eso, por sí solo, ya exigiría un debate profundo con respecto a la organización del sector de la comunicación, todavía regulado por leyes anticuadas y superadas que no acompañaron ni la evolución tecnológica ni la emancipación social y política del ciudadano brasileño.

No es sólo en Brasil, sin embargo, sino también en buena parte del mundo, particularmente entre los llamados países en desarrollo, que la denominada revolución tecnológica está haciendo aflorar contradicciones que inciden directamente sobre la realidad de los medios de comunicación. Además de las cuestiones relacionadas con el acceso democrático de todos a la información y a la producción autónoma y compartida de variadas formas de comunicación, la convergencia tecnológica ha agudizado las contradicciones entre sectores económicos importantes. Entre ellos los de la telecomunicación y los de la radiodifusión.

La necesidad de superar esas contradicciones está impulsando la discusión sobre el reordenamiento del sector en varias partes del mundo, posibilitándose así la ampliación del debate y de la participación democrática de amplios sectores de la sociedad en el proceso.

En un escenario en el cual Brasil viene contribuyendo para la configuración de un nuevo orden global, más inclusivo y equilibrado, y con el surgimiento de nuevas modalidades de diálogo y de cooperación en el contexto Sur-Sur ­entre países en desarrollo- la comunicación emerge como herramienta esencial para el combate contra las desigualdades y para la promoción del acceso a la información y a las oportunidades socioeconómicas.

Tenemos un inmenso camino abierto para la cooperación Sur-Sur en el área de las comunicaciones. Esa cooperación debe valorizar no una dimensión unidireccional de la “ayuda al desarrollo” sino la construcción de asociaciones horizontales, pautadas por la solidaridad, por el no condicionamiento y por compartir las responsabilidades. Debe, sobre todo, partir de la premisa fundamental de que cabe a los propios países en desarrollo la conformación de sus medios de comunicación y la concepción de sus mensajes, en armonía con sus realidades, necesidades y aspiraciones. (FIN/COPYRIGHT IPS)

(*) Helena Chagas, Ministra de Comunicación Social de Brasil.

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