SUDÁN DEL SUR: Regreso a las aulas

Fue casi imposible estudiar durante la guerra civil de Sudán. Pero la sursudanesa Victoria Maja estaba decidida a ser médica y se fue a vivir y a estudiar al norte. Fue una de las pocas afortunadas que logró superar numerosos obstáculos.

El lamentable estado de la educación llevó a los dirigentes de Sudán del Sur a exhortar a los jóvenes que vuelvan a clase Crédito: John Robinson/IPS
El lamentable estado de la educación llevó a los dirigentes de Sudán del Sur a exhortar a los jóvenes que vuelvan a clase Crédito: John Robinson/IPS
La discriminación que sufrió por su origen étnico negro en el norte de mayoría árabe no impidió que fuera una de las pocas sursudanesas de su generación en graduarse en la universidad.

"Estudié medicina y me conmocionó haberme graduado con las peores calificaciones de mi clase porque me trataban como a una negra africana que no podía aprobar exámenes. Tampoco me dejaron ejercer", relató Maja.

Ella y su marido huyeron a Egipto en 2000 y luego a Australia, donde pudo ejercer su profesión tras realizar un curso para revalidar conocimientos.

Ahora Maja quiere regresar y ayudar a desarrollar el recién nacido estado independiente. Una de las formas de hacerlo, según ella, es garantizar una educación para todos.
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Sudán del Sur tiene tres generaciones de niños y niñas que nunca vieron un salón de clases. La educación fue el sector que más sufrió durante la segunda guerra civil, que se extendió desde principios de los años 80 hasta 2005, cuando se firmó un acuerdo de paz, señaló el ministro de la cartera, Michael Hussein. "Se descuidó al personal docente, no se pagaba con regularidad, no había formación y mucha gente escapó de las zonas afectadas por la guerra", explicó el ministro.

Es tal la gravedad de los problemas educativos en Sudán del Sur que la mayoría de los dirigentes políticos llaman a los jóvenes a volver a las aulas.

El vicepresidente de la Asamblea Nacional, teniente general Daniel Akot, pide a sus pares que aprueben leyes que permitan que niños y niñas sursudaneses vayan a la escuela.

"Le ganamos la guerra a nuestro enemigo. Ahora empezó la verdadera lucha contra la pobreza, la ignorancia y el hambre. Es imposible lograrlo si nuestros niños no van a la escuela", añadió.

Hussein urge al gobierno a que destine por lo menos 20 por ciento del presupuesto nacional a su cartera. "Queremos construir 6.000 escuelas primarias y 3.000 secundarias", dijo.

"En algunas zonas tenemos más de 120 alumnos por maestro, es imposible enseñar así. Un libro suele ser compartido por cinco estudiantes. Queremos contratar más personal y capacitar a otros. Invitamos a los ciudadanos que huyeron y que se formaron en el extranjero a que vuelvan y contribuyan a paliar la escasez", indicó.

A fines de 2010, Sudán del Sur tenía 169 centros preescolares con 47.266 alumnos y 1.249 maestros. En la enseñanza primaria había 3.195 escuelas con 1,3 millones de estudiantes y 2.912 instructores y, en la secundaria, 168 institutos con 34.487 adolescentes, informó Hussein. Además había tres centros de formación para 2.310 practicantes.

Pero dos millones de jóvenes sursudaneses siguen fuera del sistema ante una grave escasez de maestras y maestros. El gobierno negocia con Kenia para que le envíe personal educativo. Ese país tiene más de 70.000 desempleados en el sector.

Las autoridades inauguraron en 2005 un nuevo sistema con ocho años de enseñanza primaria, cuatro de secundaria y cuatro de terciaria.

"Desarrollamos un sistema inclusivo para asegurarnos que todos los niños accedan a la educación básica, un derecho humano fundamental. También contratamos maestras que sirvan de ejemplo a las niñas y lograr que vayan a la escuela", explicó el ministro.

La secretaría también ofrece educación especial y capacitación técnica para las personas que ya no están en edad escolar.

"Quienes se perdieron la oportunidad de estudiar deben tener una segunda oportunidad y para ellos creamos un sistema alternativo. Los mayores de 18 años estudian cuatro años y dan los exámenes de la enseñanza primaria. Los que pasan hacen secundaria y los que no, a las escuelas técnicas. Tenemos 5.753 estudiantes en ese programa", añadió.

Noventa por ciento de la población rural es analfabeta, indicó Kathy Kamphoefner, coordinadora sursudanesa del no gubernamental Foro de Derechos Humanos, quien también pidió al gobierno que priorice la educación.

"La mayoría de las comunidades no tienen cubiertas sus necesidades básicas y llevará mucho tiempo cambiar su forma de pensar para que vayan a la escuela. El gobierno también debe mejorar la infraestructura para llegar a ciertas zonas rurales que son inaccesibles en temporada de lluvia y para que los donantes puedan construir escuelas allí", explicó Kamphoefner.

El profesor Matthew Udo, subsecretario del Ministerio de Desarrollo Rural y Cooperativo, urge a los jóvenes a concurrir a la escuela y se dediquen a la agricultura para tener empleo y alimentos.

Rebecca Garang, viuda del fallecido vicepresidente John Garang, coincidió con él y, de hecho, inauguró su propia escuela.

"Viví muchos años en guerra y sé que sólo mediante la educación nuestra sociedad puede desarrollarse. El gobierno debe garantizar que todos los recursos se destinen a luchar contra la ignorancia", señaló.

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