Egipto construye democracia mientras su economía se derrumba

Funcionarios de Egipto alertan que este país, que inicia una etapa democrática tras la caída del régimen de Hosni Mubarak, podría sufrir una profunda crisis económica por falta de ayuda internacional e inversión extranjera.

La pobreza en Egipto se disparó a 70 por ciento. Crédito: Victoria Hazou/IPS
La pobreza en Egipto se disparó a 70 por ciento. Crédito: Victoria Hazou/IPS
El general Mahmoud Nassr, miembro del Consejo Militar Supremo, que gobierna interinamente este país, informó en una conferencia sobre economía en El Cairo que la inversión extranjera directa (IED) se había estancado, mientras las agencias evaluadoras de crédito occidentales rebajaban la calificación de la deuda soberana y la pobreza se disparaba a 70 por ciento.

La Autoridad General para Inversiones y Zonas Libres, cuya tarea es atraer capitales extranjeros, señaló que la IED en Egipto se redujo en 500 millones de dólares en el primer cuarto de 2011 respecto del mismo periodo del año pasado, pasando de 1.700 a 1.200 millones de dólares.

El Ministerio de Finanzas también pronosticó un déficit presupuestal de por lo menos 9,4 por ciento este año, en tanto que el crecimiento del producto interno bruto será de menos de dos por ciento, cuando se preveía una expansión de 5,8 por ciento antes de la revolución.

El gasto de Egipto en subsidios a la alimentación y la energía se incrementará 40 por ciento este año respecto de 2010, lo que ejercerá una presión mayor en el presupuesto, adelantó el gobierno.
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Otros indicadores negativos son la pérdida de 8.000 millones de dólares de la reserva de divisas solo en los últimos tres meses. Las reservas ahora suman 28.000 millones de dólares.

Lo que queda es suficiente apenas para el suministro de alimentos básicos importados como el azúcar, el trigo y el aceite vegetal. Los 86 millones de egipcios dependen fuertemente de este tipo de productos del exterior.

Además, desde comienzos de este año, la libra egipcia se depreció 2,5 por ciento frente al dólar.

Egipto también sufre una fuerte caída de ingresos, especialmente en el sector turístico, así como de las remesas del exterior. Antes de que estallara la crisis en la vecina Libia, unos 1,5 millones de egipcios trabajaban en ese país y enviaban millones de dólares a sus familias cada año.

Debido a la lenta actividad industrial, Egipto también está exportando mucho menos, lo que reduce aun más sus ingresos.

La otrora exitosa industria turística egipcia pierde 1.000 millones de dólares mensuales ya que muchos extranjeros se abstienen de visitar este país ante la inestabilidad política desde la revolución del 25 de enero.

"Los efectos han sido drásticos", dijo a IPS Omayma El Husseini, portavoz del Ministerio de Turismo.

Este país tenía previsto recibir 16 millones de extranjeros para 2011 antes del levantamiento popular de enero, pero en pocos días un millón de turistas empacaron y huyeron a sus naciones de origen, dejando vacíos los siempre repletos hoteles y restaurantes de El Cairo, Luxor, Aswan y los balnearios en el mar Rojo de Hurghada y Sharm El-Sheikh.

Egipto recibió 14,5 millones de turistas en 2010, lo que hizo del sector el mayor contribuyente de divisas después de las remesas, según cifras del gobierno.

"Es obvio que estamos en mala situación económica", dijo Rashad Abdou, profesor de economía en la Universidad de El Cairo. "La inestabilidad política lanzó golpes en todas direcciones".

Para atraer a inversores extranjeros, preocupados por las crecientes investigaciones en Egipto sobre casos de corrupción, el gobierno anunció que facilitaría las actividades de las empresas internacionales.

Ahmed Al-Saman, portavoz del gabinete egipcio, informó que el Ministerio de Justicia preparaba un proyecto de ley que penalizaría a funcionarios de gobierno involucrados en corrupción, mientras que absolvería a inversores que se vieron obligados a entrar en acuerdos fraudulentos.

La ley será polémica, pero si se aprueba permitirá que los inversores mantengan sus proyectos, propiedades o tierras obtenidas en transacciones ilegales, siempre que "arreglen su situación con el actual gobierno", quizás pagando modestas multas, explicó.

El periodista Mamdouh Al-Wali, editor de la sección económica del periódico Al Ahram, opinó que los nuevos incentivos no serían suficientes y que la principal falta del nuevo gobierno era no atender la situación de seguridad y el panorama político.

"Los inversores extranjeros primero ven la estabilidad política, la seguridad y el imperio de la ley", dijo a IPS. "Esto no se ha establecido del todo después de la revolución".

Egipto soporta una ola de crímenes y violencia callejera luego de que las fuerzas policiales del régimen de Mubarak liberaron a miles de convictos que eran enviados a atacar a los partidarios de la revolución. Muchos de estos ex presidiarios aun siguen activos en las calles.

"Este país está gobernado por los militares, sin presidente ni parlamento. Cuando la situación política mejore, entonces podremos hablar de una nueva campaña de incentivos para revivir la economía", afirmó Al Wali.

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