CUBA: En materia de cambio, dos y dos no siempre son cuatro

Muchos cubanos acudieron a las casas de cambio en cuanto supieron de la devaluación del peso convertible y el establecimiento de una paridad oficial de uno a uno con el dólar estadounidense, en un medida que alivió pero no resolvió «el dilema cambiario» en el país.

La devaluación del peso convertible, anunciada el lunes 14, significa un paso importante para el saneamiento financiero interno, pero el gobierno decidió mantener el gravamen de 10 por ciento a la transacción de la moneda estadounidense, una multa que afecta a la mayoría de las familias cubanas.

"La verdad es que cuando oí la noticia solo me concentré en que el cambio estaba uno a uno. Me fui para la Cadeca (casa de cambio) con mis ahorros y allí fue que descubrí que ya no pierdo tanto como la semana pasada, pero sigo perdiendo", dijo a IPS Rolando Morales, un jubilado de 64 años.

Desde 2005 hasta ahora la tasa de cambio por un dólar era de 0,92 CUC, la divisa libremente convertible de circulación nacional. Este miércoles 16, el cambio del dólar en la Cadeca abrió a 0,96 CUC por unidad, tras aplicar el descuento que corresponde a los costos operacionales de la entidad que brinda el servicio bancario.

Las autoridades consideran que alrededor de 60 por ciento de la población tiene acceso a la moneda convertible, a través de remesas familiares, propinas, servicios por cuenta propia, programas de estimulación salarial o pagos de entidades foráneas radicadas en el país. Pero el acceso, en muchos casos, puede ser limitado y esporádico.
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Morales, quien trabajó "toda la vida" en el área administrativa de un hospital de La Habana, vive de su pensión y de "un dinerito" que le manda "cada vez que puede" su hija desde Estados Unidos. Ahora, comentó, "hay que ver qué más se puede hacer porque incluso con la ayuda de la familia, la situación se torna difícil".

Viudo desde hace un año, Morales comparte su apartamento con un nieto que estudia en la universidad y "tiene la cabeza en cualquier lugar menos en de dónde sale el dinero" para sostener la economía familiar. "Tal parece que pensara que su mamá tiene la obligación de mantenernos toda la vida", explicó.

Un acuerdo del Comité de Política Monetaria del Banco Central de Cuba aseguró que la tasa sobre el dólar se mantiene "como compensación por los costos y riesgos que origina la manipulación de estos últimos", a consecuencia de las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos contra la isla hace más de 50 años.

La "multa" al dólar data de 2004 y fue una respuesta oficial de La Habana ante la política agresiva contra la isla del entonces presidente estadounidense, George W. Bush, y la aprobación de un plan que perseguía desestabilizar al gobierno de Fidel Castro y propiciar el llamado "tránsito hacia la democracia" en la isla.

De acuerdo con el Banco Central, la devaluación del CUC deberá constituir "un estímulo a la actividad exportadora" y, junto a otras condiciones económicas como el necesario aumento de la eficiencia, "favorecerá el establecimiento de condiciones más propicias" en las "relaciones financieras externas".

Asimismo, la medida podría estimular al turismo, sobre todo el procedente de América Latina y Estados Unidos, país que acaba de ampliar los aeropuertos donde se permiten los vuelos directos hacia la isla, una opción que beneficia especialmente a la comunidad cubana en ese país, de alrededor de un millón y medio de personas.

También tendrá un impacto importante en la población de la isla, que recibe anualmente alrededor de 1.000 millones de dólares en remesas, y en aquellas personas que empiezan a optar por el establecimiento de pequeños negocios privados tras la ampliación de las oportunidades de trabajo por cuenta propia, decretada en 2010.

Pero el cambio entre el CUC y el dólar es solo una arista en el laberinto financiero cubano. El CUC sigue equivaliendo a 25 pesos moneda nacional, una tasa que desestimula la producción al afectar el valor real del salario medio, de 448 pesos al cierre de 2010.

La eliminación de la dualidad monetaria, una intención expresada por el presidente Raúl Castro desde su ascenso al poder en julio de 2006, tras el retiro por enfermedad de su hermano Fidel Castro, es una medida necesaria, pero que requerirá tiempo por la gran variedad de mecanismos económicos y financieros que están involucrados.

Al mismo tiempo, el economista Pavel Vidal, especialista del Centro de Estudios de la Economía Cubana, planteó en un documento inédito al que tuvo acceso IPS que la eliminación de la dualidad monetaria no acabaría por sí sola con las desigualdades, acentuadas desde los inicios de la crisis económica en la década de los años 90.

La capacidad de compra de la moneda nacional preocupa aún más ante el escenario de desaparición paulatina de "la libreta", un sistema de distribución normada y subsidiada de alimentos que, aunque insuficiente desde inicios de los años 90, garantiza el acceso a una parte de la canasta básica.

"Dicen que se va a pasar de una política de subsidios para todos al subsidio diferenciado para diferentes grupos poblacionales, pero la realidad es que pocos tenemos claro cómo esto va a funcionar" comentó Morales, preocupado porque ya hay productos, como el jabón y el detergente, que "salieron de la libreta".

De acuerdo con Vidal, la eliminación paulatina de la libreta tiene "un impacto en las familias de bajos ingresos que debería ser cubierto por la política social lo antes posible", teniendo en cuenta que los salarios, jubilaciones y pensiones no se han ajustado para compensar el aumento de precios que representa la medida.

"La política social cubana tiene ante sí grandes retos dado que se enfrenta a un escenario diferente caracterizado por nuevos grupos vulnerables que surgen del aumento del desempleo y la eliminación del sistema de subsidios generalizados", afirmó Vidal en su texto analítico.

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