HACIA UNA ESTRATEGIA MUNDIAL CONTRA EL USO NOCIVO DEL ALCOHOL

La adopción este año por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de una Estrategia Global para Reducir el Uso Nocivo del Alcohol fue histórica, no sólo por ser necesaria y largamente esperada sino también por estar enfocada en lo que puede factiblemente hacerse, ahora mismo, en este problema.

Para las naciones que estén evaluando la pesada carga que representa el dañino consumo humano de alcohol, esta estrategia adoptada por la OMS proporciona precisos ímpetus y guía para la acción inmediata.

La OMS recomienda trazar 10 objetivos , con una provechosa reelaboración de las políticas a seguir en un terreno en el cual las “soluciones” en el pasado han sido pocas y a menudo mediante una amplia utilización de la proscripción. La Estrategia para el Alcohol recomendada por la OMS también invita a una variada serie de participantes a la mesa de discusión, rompiendo con los tiempos en que la política sobre el alcohol se debatía en foros que excluían un sector que conoce mucho sobre la cuestión: los productores.

La OMS ha comprendido que “los productores de bebidas alcohólicas son actores importantes” para la estrategia de reducción de los daños vinculados al consumo de alcohol y ulteriormente afirma que ellos son “especialmente alentados para considerar vías efectivas para prevenir y reducir el uso dañino del alcohol”. Como presidente de una organización que ha estado trabajando con estos empresarios durante 15 años para reducir la ingestión perjudicial de bebidas alcohólicas a escala mundial y a estimular el diálogo entre las distintas partes, me asocio a este llamamiento de la OMS.

Aún más significativo es que la OMS está animando a las naciones a enfrentar al dañino uso del alcohol como parte de una amplia y bien razonada estrategia. Los pasados enfoques reguladores a veces han carecido de elementos estratégicos. En muchos países, aunque bienintencionadamente, los gobiernos han adoptado enfoques más bien simplistas para una cuestión compleja. Y en países donde los recursos son escasos a menudo han sido usados para adoptar medidas que produjeron resultados decepcionantes o negativos.

De hecho, la OMS advierte una discrepancia “entre la creciente permisividad y disponibilidad para beber alcohol en muchos países de bajos y medianos ingresos y en la capacidad que tienen para afrontar las cargas adicionales para la salud pública por el consumo de bebidas alcohólicas.” Para que tengan éxito, los enfoques deberían tener en claro que la cuestión no es el consumo sino el consumo dañino. Tampoco es la disponibilidad de alcohol por sí misma lo que resulta problemático, sino las consecuencias de beber "problemáticamente".

Por ejemplo, cuando los impuestos y los precios han sido aumentados severamente en un intento por restringir el consumo, con frecuencia se ha incrementado la actividad del mercado negro porque el acceso legítimo al alcohol ha sido limitado. Y desde Europa Oriental a África y Asia-Pacífico hemos visto demasiados daños a la salud y muertes cuando las personas recurren a alcoholes elaborados ilícitamente o a “sustitutos” inadecuados para el consumo humano.

Las investigaciones han mostrado sistemáticamente que los bebedores crónicos son los que probablemente menos reducen el consumo aunque aumenten los precios. Pasarán a consumir bebidas menos caras e incluso a beber en sus propias casas más que fuera de ellas y siempre hallarán un modo de beber. Incluso en los casos de completo prohibicionismo, aquellos determinados a beber excesivamente seguirán haciéndolo.

Al contrario de lo que suponen muchos críticos verbales de la industria del alcohol, algunas de las personas más preocupadas y entendidas sobre cómo combatir el consumo dañino son realmente los productores, quienes han participado en programas junto con los gobiernos, institutos educativos y de salud pública y comerciantes minoristas para evitar el alcoholismo en los menores de edad y otros usos perjudiciales del alcohol.

Por ejemplo, hay un trabajo de Acción Global Contra el Consumo Dañino de Alcohol ( www.global-actions.org) , que es el resultado de un compromiso colectivo hecho por los dirigentes de importantes productores internacionales para concretar un esfuerzo significativo en el período 2010-2012 por medio de una combinación de acciones globales y locales. Las iniciativas ponen énfasis en actuar en los países de bajos y medianos ingresos, enfocándose en el manejo del hábito de beber, la autorregulación de la comercialización de alcoholes y el control del alcohol no comercial (ilícito).

Esos esfuerzos siguen la misma línea de pensamiento de la estrategia de la OMS. Lo que se requiere es una serie de opciones de modo que diferentes países y comunidades puedan elegir la combinación de medidas apropiadas para sus respectivas realidades. Esos enfoques deberán ser suficientemente razonables como para que actúen en la práctica y no sólo teóricamente.

En la medida en que los productores trabajen concertadamente con profesionales de la salud, gobiernos y la sociedad civil para reducir el uso dañino de las bebidas alcohólicas mucho se puede lograr. El nuevo sentido que aportará una asociación entre todos los implicados en este problema con la guía de la OMS refuerza las posibilidades de éxito de una estrategia viable que ya mismo se debe comenzar a ejecutar. (FIN/COPYRIGHT IPS)

(*) Marcus Grant es Presidente del Centro Internacional en materia de Políticas sobre el Alcohol (ICAP):

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