Política y mujer combinan en el Cono Sur americano

Si el mes próximo los brasileños eligen como presidenta a una mujer, lo que parecía casualidad o hecho aislado en Argentina y Chile adquirirá el sello de tendencia en el Cono Sur de América.

La Casa Rosada de la Presidencia argentina Crédito: Marcela Valente /IPS
La Casa Rosada de la Presidencia argentina Crédito: Marcela Valente /IPS
El 3 de octubre Brasil podría pasar a ser el tercer país del área en elegir una presidenta con pocos años de diferencia. La candidata del gobernante Partido de los Trabajadores, Dilma Rousseff, aventaja según los sondeos en unos 20 puntos a su rival, el socialdemócrata José Serra, y la incógnita ahora es si triunfará en la primera vuelta o necesitará la segunda.

Pero que una mujer llegue a la cima del gobierno no implica el protagonismo de la agenda de género, con temas como participación política equitativa, salud sexual y reproductiva, igualdad de oportunidades o distribución de las cargas familiares, resaltaron políticas y especialistas del área a IPS.

"El cuerpo de mujer no garantiza preocupación por los asuntos de las mujeres", sentenció Natalia Gherardi, del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género en Argentina. "Lo que sí asegura es una mejor calidad de la democracia", sintetizó.

Además, la llegada de mujeres a la Presidencia "va generando la idea de que los liderazgos femeninos en política pueden ser iguales que los masculinos, y eso es bueno porque se naturaliza como algo ya instalado", celebró.
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Luiza Erundina de Sousa, diputada del Partido Socialista Brasileño y ex alcaldesa de São Paulo (1989-1992), matizó que una presidenta "no es suficiente para impulsar cambios hacia un equilibrio de género, por capaz que sea". "Necesita el apoyo de los hombres y de la sociedad organizada", dijo.

Aun así, la prevista llegada de Rousseff a la primera magistratura "es por sí sola una señal de cambios en la política machista de Brasil", dijo.

El fenómeno comenzó con Michelle Bachelet, primera presidenta de Chile (2006-2010) y primera en conformar un gabinete con paridad de género en América Latina. Su gestión impulsó numerosas medidas para reducir la discriminación de las mujeres.

Su labor, de hecho, impulsó que el martes 14 fuese designada como la primera jefa de la Entidad para la Igualdad entre los Géneros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU-Mujeres), la nueva agencia del foro mundial que desde enero promoverá los discriminados derechos de las humanas.

A Bachelet siguió un año después la actual mandataria argentina Cristina Fernández, una legisladora sobresaliente en varios períodos. Su triunfo fue allanado por la gestión de su antecesor —y esposo—, Néstor Kirchner (2003-2007).

Estas conquistas son resultado de un proceso de participación mucho más amplio que la simple aplicación de las leyes de cuotas en muchos países latinoamericanos desde hace 20 años, para facilitar el acceso femenino.

Argentina fue pionera mundial en una ley de cuotas y ocupa el segundo lugar, tras Costa Rica, entre los países latinoamericanos con mayor proporción de mujeres en el parlamento: 38,5 por ciento en Diputados y 35 por ciento en Senado.

Pero las acciones afirmativas no explican el ascenso de Bachelet en Chile, porque en ese país no hay ley de cupos y la actual participación femenina en el parlamento es baja: 14 por ciento de diputadas y 13 por ciento de senadoras.

Más aún, el país donde las cuotas han resultado un fracaso es Brasil, donde las diputadas suman 8,8 por ciento del total y las senadoras 12,3 por ciento, y en las gobernaciones y alcaldías la situación es aun peor.

Sousa, que sería reelecta como diputada, explicó que en su país las cuotas "fueron solo una conquista formal" porque, a diferencia de Argentina, el cumplimiento era voluntario. Desde estos comicios, los partidos sí son castigados si no tienen 30 por ciento de candidatas mujeres, pero no hay listas cerradas y su elección es más difícil.

De todas formas, "los partidos tienen que apostar por mujeres, no dificultarles tanto el acceso y capacitarlas", porque "solo así las cuotas son efectivas", aseguró.

Patricia Rangel, del brasileño Centro Feminista de Estudios y Asesoría, puntualizó que no hay relación automática entre "más mujeres en el poder, más derechos para la colectividad femenina". Y subrayó que "no sirve solamente elegir a más mujeres, sino a las mujeres con conciencia de género".

La diputada argentina Marcela Rodríguez, de la opositora Coalición Cívica, coincidió con ese planteamiento pero destacó que cuantas más mujeres participan, más probable es que se incorporen temas fundamentales para ellas.

La articulación de las legisladoras es fácil cuando se trata de derechos de las mujeres. En cambio, en temas como el presupuesto, aunque se tenga una mirada de género, muchas legisladoras votan con "disciplina partidaria", apuntó.

Sousa mostró otra cara de este punto: "el arrinconamiento de las mujeres en temas sociales" cuando llegan al gobierno o al parlamento, "como si no tuviesen aptitud para políticas más estratégicas", como las económicas.

"Eso refleja un déficit de la democracia y la sociedad" y limita "que las mujeres puedan aportar su especial capacidad para combinar la economía con lo social", dijo.

En otros países sudamericanos el panorama es diverso, pero todos muestran avances en participación y equidad en las candidaturas.

Bolivia es desde enero el segundo país con un gabinete paritario y una mujer, Ana María Romero, preside la bicameral Asamblea Plurinacional, el segundo cargo institucional del país.

Además, las mujeres controlan un inédito 28 por ciento de las bancadas y la mayoría de ellas se comprometió formalmente a promover una agenda de género pactada con la no gubernamental Coordinadora de la Mujer, recordó su responsable de Incidencia, Mónica Novillo.

En Uruguay, la ley de cupos se aplicará a partir de 2014 y actualmente hay 15,2 por ciento de mujeres en Diputados y 12,9 por ciento en el Senado. Pero las legisladoras encontraron un atajo para empujar la agenda de género: una Bancada Bicameral Femenina creada en 2000.

La ley en Paraguay fija un 20 por ciento de cuota femenina desde 1996. Pero las diputadas suman solo 12,5 por ciento del total y las senadoras 15,6 por ciento.

La ministra de la Mujer, Gloria Rubin, dijo que en su país aún "son los hombres los que deciden, incluso si una mujer va a figurar o no en la lista de candidatos".

Pero puntualizó que las mujeres han conquistado más participación y protagonismo político en los últimos años y recordó que en los comicios presidenciales de 2008 la candidata del entonces gobernante Partido Colorado fue una mujer: Blanca Ovelar

* Con aportes de Mario Osava (Río de Janeiro)

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