Los dos primeros casos de dengue europeo, reportados a mediados de este mes en el sur de Francia, confirman las aprensiones de ambientalistas y epidemiólogos: el calentamiento global y el transporte internacional empujan la globalización de enfermedades otrora regionales.
El dengue fue siempre una enfermedad de las áreas tropicales de África, Asia y América Latina. Pero la creciente densidad del tráfico internacional, que habilita la migración de larvas del mosquito vector (del género Aedes), y las condiciones creadas por el cambio climático en áreas que no eran hábitat de ese insecto, permiten que la fiebre se propague por regiones subtropicales y templadas.
Las dos personas que contrajeron dengue, un adulto de 64 años y un joven de 18, son vecinos del mismo barrio de la sudoriental ciudad francesa de Niza, unos 700 kilómetros al sur de París. Ambos enfermaron en territorio europeo por la picadura del mosquito tigre (Aedes albopictus), vector del virus.
Este mosquito es una de las especies Aedes que transmiten dengue, junto con el Aedes aegypti. Se lo detectó en Europa hace cinco años y se ha extendido por Italia, España y el sur de Francia y Alemania.
Aunque las autoridades reportaron al menos otros 13 casos sospechosos de dengue autóctono en Niza, el Institut de veille sanitaire (Instituto de Vigilancia Sanitaria, InVS) sostiene que no se trata de una epidemia.
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En el mundo, ya han aparecido casos en zonas tan septentrionales como la ciudad de Denver, en el centro de Estados Unidos, y tan australes como los bosques subtropicales de Paraguay y Bolivia, en América del Sur, dijo a Tierramérica la especialista Elena Villalobos, de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El Aedes también está presente desde hace unos años en Uruguay y Argentina.
"El calentamiento global crea las condiciones ideales para la supervivencia de las larvas del Aedes en regiones del mundo donde hasta hace poco era exótico", apuntó Villalobos.
Para Dominique Dejour-Salamanca, responsable del programa de vigilancia del dengue del InVS, "es inevitable que el mosquito tigre se vuelva endémico en Europa". Pero la probabilidad de una epidemia en el continente es marginal.
El InVS registra cada año cientos de casos de personas que se contagiaron en el Caribe o en África oriental, en particular en los territorios franceses del océano Índico, las islas Reunión y Mayotte, que en 2006 soportaron una epidemia extraordinaria de chikunguya, una fiebre con algunos síntomas similares al dengue, también transmitida por mosquitos.
Desde el 1 de mayo, el InVS registró más de 260 posibles casos de dengue en Francia, y 108 de ellos fueron confirmados en laboratorio. Excepto los de dos de Niza, los demás contagios s produjeron fuera de Europa, por ejemplo en las islas caribeñas de Guadalupe y Martinica, donde una epidemia causó al menos 17 muertos en los últimos seis meses.
"Los casos de Niza no son una sorpresa", dijo a Tierramérica el epidemiólogo Klaus Stark, del Instituto Robert Koch de Berlín, especializado en enfermedades tropicales.
Se encontró mosquito tigre en zonas tan alejadas de los trópicos como el pueblito de Rastatt, en el sureño estado alemán de Baden-Würtemberg, unos 600 kilómetros al norte de Niza, dijo Stark.
En Alemania cada año se reportan entre 200 y 300 casos, todos importados, según Stark. Pero, como Dejour-Salamanca, él no teme una epidemia europea. "Seguramente el número real de enfermos alcanza las mil personas. A pesar de eso, la situación no es dramática".
El mosquito necesita condiciones climáticas idóneas por un período relativamente largo para sobrevivir. "Además, para transmitir la enfermedad primero debe picar a una persona portadora del virus y después a una sana", explicó.
Con un número tan bajo de gente con dengue en Europa, la probabilidad de que tal secuencia de transmisión ocurra en el continente es marginal.
Y los programas de prevención son tan intensos, sobre todo en Francia, que la probabilidad se reduce aún más.
A quienes han viajado a regiones donde el dengue es epidémico y presenten síntomas característicos —cefaleas intensas, fatiga, fiebre alta y una debilidad física que obliga a los enfermos a encorvarse— se les practican de inmediato análisis de sangre para identificar al virus.
Si el contagio se confirma, el hábitat del enfermo es atacado con insecticidas, y todas las zonas húmedas adyacentes son secadas, para evitar la proliferación del mosquito.
En Niza, donde los dos enfermos se recuperan, "hemos realizado investigaciones intensas en las familias y el círculo de amistades de las víctimas" para identificar otros contagios, dijo Dejour-Salamanca.
Todo el personal de medicina general y pediatría de la región fue advertido, dijo a Tierramérica el director de la agencia regional de salud de Provence-Alpes-Côte d'Azur, François-Xavier Lorre, en el sudeste francés.
"También extendimos la alarma a la región que circunda Niza, intensificado la destrucción de los hábitat del mosquito, en particular aguas estancadas, y advirtiendo a la población casa por casa", dijo Lorre.
Asimismo miles de machos estériles fueron liberados en la región para que fecunden a las hembras. "Cuando eso ocurra, los huevos serán estériles y así podremos frenar la reproducción", dijo Lorre.
La OMS estima que se producen unos 50 millones de infecciones por año en el mundo y que 2.500 millones de personas viven en zonas con riesgo de dengue. En muchos de esos lugares, una respuesta veloz y drástica como la francesa no es posible.
La enfermedad es endémica en más de 100 países de África, América, el Mediterráneo oriental, el sudeste de Asia y el Pacífico occidental.
Sólo en 2007, se reportaron 890.000 casos en América, de los cuales 26.000 fueron de dengue hemorrágico, más virulento y letal, propio de las zonas endémicas donde los contagios son recurrentes.
* Este artículo fue publicado originalmente el 25 de septiembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.