Los países latinoamericanos deben aliarse, sin distinciones de productores, consumidores o de tránsito, en una lucha frontal contra el tráfico de drogas, sostiene Perú, que presentará a los gobiernos de la región una propuesta en ese sentido en la primera semana de octubre.
La capital peruana será anfitriona entre los días 4 y 7 del mes próximo de la Vigésima Reunión de Jefes de Organismos Encargados de Combate al Tráfico Ilícito de Drogas en América Latina y el Caribe, conocida como Honlea, por sus siglas en inglés.
Rómulo Pizarro, presidente ejecutivo de la Comisión Nacional para el Desarrollo y la Vida Sin Drogas (Devida), explicó a IPS que durante el encuentro los responsables del sector revisarán algunos conceptos relacionados con el combate al crimen organizado dedicado a todos los segmentos del negocio ilícito de drogas.
"Mientras nos sentamos a discutir cómo enfrentar al narcotráfico, las organizaciones criminales se transforman con una impresionante rapidez, a veces adelantándose a las nuevas estrategias", explicó el llamado "zar" antidrogas peruano, encargado de organizar la nueva edición de Honlea.
"En la reunión analizaremos al narcotráfico como un fenómeno mundial, globalizado, que exige una respuesta en la misma dimensión y más rápida. Ya no podemos enfatizar la lucha en términos de países productores y consumidores de droga porque el crimen organizado no hace distinciones", planteó Pizarro.
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"No solo hay que mirar a Estados Unidos en lo que respecta a la definición de las políticas antidrogas, más aun si las tendencias indican que la mayor parte de la producción de la cocaína se está dirigiendo a Europa", explicó el alto funcionario.
"Somos los países latinoamericanos los que debemos forjar un planteamiento desde nuestra perspectiva y convocar a la reunión de esfuerzos", planteó.
Expertos de organizaciones no gubernamentales (ONG) consultadas por IPS van más allá y consideran que justamente el fracaso en el combate antidrogas se debe a la política represiva impuesta por Washington a la región y reclaman que pasen a promover planes propios para enfrentar el delito.
Ricardo Soberón, director del no gubernamental Centro de Investigación Drogas y Derechos Humanos, dijo que la última y sangrante expresión de ese fracaso es la militarización de la lucha antidrogas en México.
"La tendencia militarista e intervencionista" le conviene a Washington, pero "es una estrategia que ha fracasado en Afganistán y en Colombia", afirmó antes de sumarse a las crecientes voces regionales que indican que la salida pasa por legalizar el consumo.
"Una guerra que no puede ser ganada militarmente debe ser resuelta en terminos economicos y Lima representa una oportunidad inmejorable para desinflarla" en su escenario latinoamericano , reflexionó el especialista.
Honlea es un foro de las Naciones Unidas que congrega a los máximos responsables antidrogas de 34 naciones de la región, en que también participan delegados de Canadá y Estados Unidos y de los demás continentes del mundo, junto con representantes de ONG que se ocupan del tema.
El último informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (ONUDD) indica que entre 2005 y 2010 los consumidores de cocaína en el mundo subieron de 13,3 millones a 17,2 millones. Estados Unidos y Canadá constituyen la única área en que cayó el consumo de cocaína, aunque por desplazamiento de otras drogas ilícitas.
Pizarro detalló que hasta los años 90, tres cuartas partes de la cocaína producida en Perú tenían como destino Estados Unidos y el resto iba principalmente a Europa. Pero ahora la situación se ha invertido y es Europa el mayor mercado.
"Sin embargo, gran parte de la cooperación antidrogas sigue siendo de Estados Unidos. Necesitamos un aporte más decisivo de Europa", subrayó.
"Estados Unidos ha exportado su guerra contra las drogas a América Latina, condicionando su asistencia económica y beneficios de intercambio a la colaboración con esta llamada guerra", dijo a IPS Coletta Youngers, experta en el tema de la no gubernamental Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (Wola, por sus siglas en inglés).
"El gobierno estadounidense ha dado asistencia técnica, económica y de inteligencia a programas militares y de aplicación de la ley para enfrentar el narcotráfico. Pero cada vez es más claro que estos programas han sido un fracaso total", planteó la investigadora.
La producción regional de adormidera y heroína habrían caído la última década, pero la de coca y cocaína sigue estable y alta. Aparte de su fracaso práctico, la política impuesta por Washington ha ocasionado en la región "mucho daño colateral", lo que impulsa a gobiernos de la región "a cuestionar y buscar alternativas", dijo Youngers.
Pizarro aseguró que este tipo de análisis estarán presentes en la reunión. "Se escucharán todas las voces porque ese es el propósito: evaluar, intercambiar opiniones y aprobar acuerdos", precisó.
Según la ONUDD, de las 158.800 hectáreas de cultivos de hoja de coca existentes, 43 por ciento están en Colombia, 38 por ciento en Perú y 19 por ciento en Bolivia.
La ayuda militar y policial de Estados Unidos se concentra en Colombia, un hecho que el presidente peruano, Alan García, subrayó en una entrevista reciente a un medio estadounidense, en que se mostró a favor de recibir apoyo de Washington.
"No hago cuestión de soberanías y patriotismos. Si los estadounidenses quisieran poner tropas de entrenamiento, helicópteros y satélites, en buena hora", dijo García. "Estamos luchando contra un flagelo universal. Es como perseguir a un dictador sin fronteras o a un depredador de los bienes públicos o a un asesino sin fronteras", añadió.
Para Soberón, por el contrario, la caída en la cooperación de Estados Unidos y Europa para combatir el narcotráfico es una oportunidad "para revisar a profundidad nuestras obligaciones y nuestras políticas".
Ellas deben "pasar a responder a nuestras prioridades y no a las de Washington o Bruselas", sede de la Unión Europea, apuntó Soberón.
Youngers considera que la demanda de García de respaldo de Washington contradice la tendencia regional a buscar soluciones fuera de la sombra de Washington y esa realidad debe incidir en la agenda de la Honlea.
"Hay países que siguen dependiendo de Washington para definir y financiar sus programas de control de drogas, como Perú. Sin embargo, la tendencia regional es buscar alianzas regionales y más independencia de Washington", expresó.
"Por primera vez hay debate en la región sobre alternativas. Hay países discutiendo cambios en sus leyes de drogas, como Argentina y Ecuador. Bolivia adoptó una nueve política hacia la coca que ha tenido más éxito en controlar los cultivos, que la erradicación forzosa", explicó la experta.
"En muchos sentidos, América Latina está mucho más avanzada que Estados Unidos en buscar políticas de drogas menos dañinas, más humanas y más eficaces", concluyó.
Soberón sumó otro elemento. "Nuestra prioridad son los 60.000 campesinos y sus familias dedicados al cultivo de hoja de coca, y no los dictados de Washington", dijo.