ISRAEL: La violencia es un callejón sin salida

Han pasado dos meses desde que Israel atacó a un convoy humanitario dirigido a Gaza con trágicos resultados, que incluyeron la muerte de nueve personas y 40 heridos. Sin embargo, como revelan los últimos hechos, todo parece indicar que Israel saldrá impune de su flagrante violación de la ley internacional.

El 12 de junio pasado se informó que una comisión militar israelí no encontró faltas en la acción de los comandos que tomaron parte en el ataque. Y aunque el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y grupos de defensa de los derechos humanos han reclamado una investigación independiente no hay al respecto plan alguno en ejecución. Israel ha considerado que tales esfuerzos a favor de una investigación independiente son una amenaza para la existencia del Estado de Israel. ¿Cuál es el resultado de todo esto? Que Estados Unidos y el resto de la comunidad internacional se han desentendido del grave problema.

El 5 de junio último yo estaba a bordo del MV Rachel Corrie, un barco que lleva el nombre de una joven activista estadounidense a la que dio muerte en Gaza un bulldozer del ejército israelí. Precisamente tres días antes habíamos oído por un teléfono satelital que comandos israelíes habían abordado seis barcos, incluyendo la nave turca Mavi Mármara, en aguas internacionales y que habían matado y herido a muchas personas.

Los 19 tripulantes y activistas a bordo del Rachel Corrie oímos que 35 comandos israelíes fuertemente armados estaban preparándose para el abordaje de nuestra nave. Algunos de nosotros nos preguntamos si no terminaríamos por sufrir la misma suerte que nuestros colegas del Mavi Mármara.

El asesinato de civiles desarmados fue una noticia devastadora para todos nosotros. Ellos no eran terroristas. Como pienso yo, ellos creían que Gaza no debe ser un lugar de sufrimiento para sus habitantes.

En la década del 70 me decían que la paz no llegaría a Irlanda del Norte, tal como ahora me dicen que la paz no es posible entre Israel y Palestina. Yo perdí a mi sobrina, a dos sobrinos y a mi hermana por la violencia en Irlanda y ello destrozó mi corazón, tal como lo siento destrozado ahora al ver que el mismo destino lo sufren tantas familias israelíes y palestinas.

Pero, tal como trajo la paz a Irlanda del Norte, la resistencia no violenta podrá traer la paz a esta región atormentada por la guerra.

En este viaje de la Flotilla de la Libertad, el mundo estaba pendiente de lo que sucedía. Muchos, incluyéndome a mí, creímos que los hechos trágicos del 31 de mayo finalmente abrirían los ojos de la gente ante una tragedia aún mayor, la del castigo colectivo que Israel aplica a 1 millón y medio de palestinos. La violación de la ley internacional por parte de Israel está bien documentada por las Naciones Unidas y muchos organismos independientes de defensa de los derechos humanos.

Pese a eso, las violaciones continúan con el pretexto de la defensa de la “seguridad nacional” y de que la política de aislar a Gaza tiene por objetivo debilitar a Hamas.

Pero esa política claramente no está funcionando. En lugar de ello, ha transformado a Gaza en lo que correctamente se describió como la mayor prisión a cielo abierto del mundo. El bloqueo que Israel ha impuesto a Gaza durante los últimos tres años no ha hecho otra cosa que castigar a palestinos inocentes. La falta de acceso a suministros médicos y a tratamientos hospitalarios lleva a una gran pérdida de vidas. Las familias no pueden reconstruir sus casas destruidas durante el brutal ataque a Gaza que mató a más de 1.400 personas en el invierno 2008-2009.

Y Hamas, el objetivo que dice tener Israel y que había sido elegido como representante del pueblo palestino en Gaza, es cada vez más fuerte.

Entretanto, el reciente informe divulgado por las autoridades militares muestra que Israel pretende continuar con sus ineficaces políticas y su violencia en lugar de optar por medidas a favor de la paz. El informe llega incluso a alabar a los comandos israelíes que mataron a nueve civiles y dice que actuaron “adecuadamente, con profesionalismo, valentía e iniciativa”.

Otra investigación separada está en marcha en Israel. La conduce un juez jubilado de la Suprema Corte de Justicia. Dados los antecedentes no hay razones para creer que este panel de investigadores haga algo que no sea sino reforzar la cultura de la impunidad de Israel. Nada menos que una investigación verdaderamente independiente es lo indispensable para las familias de las víctimas del ataque israelí y, lo que es incluso más importante, para el pueblo palestino que vive en Gaza.

La comunidad internacional debe finalmente dejar de permitir que Israel siga actuando con descarada falta de respeto hacia la ley internacional y los derechos humanos. El reciente levantamiento parcial del cerco a Gaza muestra que la presión internacional sirve, pero lo logrado no es suficiente.

Es hora de que Israel elija la paz. Es hora que los líderes mundiales y la comunidad internacional se unan para exigir a Israel que levante por completo el asedio a Gaza y que ponga fin a la ocupación de Palestina, así como que permita que el pueblo palestino ejerza su derecho a la autodeterminación. (FIN/COPYRIGHT IPS)

(*) Mairead Maguire recibió el Premio Nobel de la Paz en 1976 por sus acciones para poner fin a la violencia en Irlanda del Norte. Es miembro fundadora de la Iniciativa de Mujeres Premio Nobel.

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