El etanol azucarero, agrocombustible de mejor balance energético según la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria, podrá ser más competitivo aún, aprovechando el bagazo y la paja de la caña como etanol celulósico, lo que aumentaría la producción de Brasil en 30 por ciento, sin ampliar el área sembrada. Ese biocombustible de segunda generación aprovecha desechos agrícolas que, por procesos químicos y biológicos, se transforman en azúcar y luego en etanol, o alcohol carburante. Será económicamente viable en cinco años, se prevé.
“Las investigaciones empezaron hace casi una década, muchos laboratorios están trabajando”, declaró a Tierramérica el consultor de ecología José Maria Gusman Ferraz, de la Universidad de São Carlos, en el meridional estado de São Paulo. “La percepción de que el petróleo es un recurso finito conduce a grandes empresas como la Petrobras a invertir en la producción alcoholera”, acotó.
