Con sus corales, verdes colinas y un antiguo fuerte español, la occidental isla filipina de Culión convoca cada vez a más turistas. Atrás quedó la mayor colonia de leprosos del mundo, que durante un siglo funcionó allí.
Antes la isla atraía a investigadores médicos de distintos países, que llegaban para estudiar a las personas que vivían con lepra y que habían sido condenadas al ostracismo y la segregación.
En 2006 se cumplieron 100 años de la creación de la colonia. Actualmente Filipinas tiene sólo 2.514 leprosos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La lepra se contagia por vía respiratoria y por el contacto estrecho con una persona enferma que no recibe tratamiento. Quienes la padecen ostentan visibles señales de desfiguración y discapacidad.
Indonesia siguió el ejemplo de la isla de Culión. El gigante de Asia sudoriental, donde viven 17.723 personas con lepra —la mayor cantidad en la región—, ha resuelto eliminar las 20 colonias que quedaban en su territorio.
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"Indonesia decidió hace una década dejar de enviar a personas con nuevos casos de lepra a las colonias", dijo Christina Widaningrum, directora del programa de control de la lepra en ese país.
Algunas de las colonias cuentan con 50 residentes y otras con cerca de 100. Esas personas han vivido allí durante años, explicó Widaningrum a IPS, en el marco de una reunión regional de la OMS sobre enfermedades tropicales desatendidas, realizada el 21 y el 22 de este mes en Bangkok.
"Éstas son las últimas colonias que quedaban", agregó.
En ellas, que se encuentran en el norte y el sur de Sumatra, Java y Yakarta, la atención que reciben los pacientes incluye asistencia alimentaria, ayuda con las discapacidades y apoyo en la búsqueda de una actividad socioeconómica, por ejemplo haciendo artesanías, dijo Widaningrum.
Indonesia es el tercero entre los 18 principales países donde todavía se registran casos de lepra. Le preceden India, con 136.685 casos y Brasil, con 39,125, según la OMS.
Birmania tiene 3.637 casos, y es el único, aparte de Indonesia y Filipinas, donde la enfermedad todavía existe en Asia sudoriental.
En el mundo, el total de 243.137 casos implica una drástica reducción si se lo compara con los 5,4 millones registrados en 1985.
"Ahora no hay colonias de leprosos que funcionen como instituciones. Pero los pacientes con lepra se juntan y así viven", explicó S.K. Noordeen, ex director del programa sobre la lepra en la OMS.
Uno de los mayores logros de la medicina en la lucha contra la lepra llegó en 1981, cuando un grupo de estudio de la OMS sobre quimioterapia para leprosos prescribió el uso de un tratamiento de múltiples fármacos.
"Entre 1985 e inicios de 2008, casi 15 millones de personas afectadas por la lepra fueron diagnosticadas y curadas con la terapia multi-fármacos, reportándose muy pocas recaídas", señaló la OMS en un folleto distribuido en la reunión regional de esta semana.
El éxito de esa terapia alentó a la OMS a fijarse otro objetivo en 1991: eliminar la lepra como problema de salud pública para fines de 2000, bajando la prevalencia a menos de un caso por cada 10.000 personas.
"Este objetivo se logró en todos los países donde se ha reportado lepra", dijo Noordeen, agregando que un diagnóstico temprano y una terapia multi-fármacos han sido cruciales para prevenir la discapacidad que acompaña a esta enfermedad.
Desde 1995, la OMS brinda esa terapia gratuitamente a todos los países donde la lepra es endémica, agregó.
La organización se propuso reducir 35 por ciento los casos de discapacidad por lepra para 2015.
Pero un obstáculo que todavía se interpone en el camino de los pacientes con lepra es el estigma asociado a la enfermedad, confirmaron expertos asiáticos en salud pública.
"La discapacidad y la deformidad de las personas con lepra es la principal causa del estigma", dijo un médico indio en la conclusión de la reunión de la OMS.
En Indonesia, los leprosos "todavía son aislados de sus familias y sus comunidades", señaló Widaningrum.
"Reducir esas actitudes es un desafío", agregó.
