ECUADOR-COLOMBIA: Señales de distensión con pronóstico reservado

La sorpresiva llamada de felicitación que el presidente de Ecuador, Rafael Correa, hizo a Juan Manuel Santos, poco después de que las urnas lo confirmaron como futuro presidente de Colombia, parece ser un signo positivo hacia el restablecimiento de las relaciones bilaterales.

Así lo interpretan diplomáticos y académicos ecuatorianos consultados por IPS, aunque apuntan varias dificultades reales en el proceso.

"Que Correa le haya llamado es un acto de cortesía elemental, pero además inusitado en la política internacional de la ‘revolución ciudadana’", dijo a IPS el ex canciller José Ayala Laso, refiriéndose al nombre que Correa da a su gobierno.

"Correa ha actuado como un jefe de Estado. Ojalá lo siga haciendo y dé pasos no sólo en la normalización sino en el estrechamiento de las relaciones con Colombia", añadió.

La llamada de Correa fue revelada por el propio Santos, ganador de la segunda vuelta electoral del domingo 20 para reemplazar a su correligionario, el presidente derechista Álvaro Uribe, quien termina en agosto su segundo mandato.
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"El presidente Correa me llamó de forma muy amable, nos saludamos y quedamos en buscar la forma de establecer una especie de ruta crítica para mejorar aún más las relaciones y acelerar ese proceso", dijo Santos en rueda de prensa el lunes en Bogotá.

El contacto telefónico es tanto más sorpresivo porque Santos es quien más ha polemizado con Quito, tras el ataque militar colombiano del 1 de marzo de 2008 al sitio ecuatoriano de Angostura, próximo a la frontera común, efectuado cuando él era ministro de Defensa.

Ecuador rompió relaciones diplomáticas con el vecino país a raíz de esa incursión militar contra un campamento clandestino de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, donde murió el negociador "Raúl Reyes", miembro de la cúpula del grupo insurgente.

En dicha acción, realizada sin previo aviso al gobierno de Ecuador y que incluyó bombardeos desde el aire y operaciones en tierra, también fallecieron otras 24 personas, entre ellos un ecuatoriano y cuatro mexicanos.

La última polémica levantada por Santos fue cuando, en el debate de candidatos para la primera vuelta de las elecciones presidenciales colombianas de mayo, declaró que se sentía "orgulloso" de haber ordenado el bombardeo y que "lo volvería a hacer".

Aquellas declaraciones recibieron toda suerte de críticas del gobierno ecuatoriano. "Fueron palabras imprudentes y censurables. Pero el tono que ha adoptado desde el domingo pasado hace abrigar esperanzas de que actuará de manera distinta como presidente", dijo Ayala Laso.

Santos anunció que formalmente desde el día de su posesión en agosto, su equipo diplomático pondrá todo el énfasis para impulsar los diálogos con Ecuador para superar la crisis generada por el ataque colombiano.

De su parte, el canciller de Ecuador, Ricardo Patiño, sostuvo que una vez pasadas las elecciones se retomarán "los temas sensibles" que quedaron pendientes en el proceso de normalización de las relaciones.

Tras 20 meses de ruptura, ambos países designaron el 12 de noviembre del año pasado sendos encargados de negocios, que se encuentran en funciones. Pero aún falta el nombramiento de embajadores.

Para ello, Quito ha puesto como condición que se le entregue los videos del ataque en Angostura y los discos de la computadora de Reyes, incautados por las fuerzas colombianas y en los que Bogotá dice haber encontrado documentos y evidencias de presuntos vínculos y apoyos entre las FARC y Ecuador y Venezuela.

Analistas independientes aún ven difícil que esto suceda. "Los colombianos consideran que habiendo un juicio penal en el que está imputado Juan Manuel Santos, no es factible la entrega", dijo a IPS la analista de política exterior Grace Jaramillo.

Se referió así al juicio que un juez en lo penal de la provincia oriental ecuatoriana de Sucumbíos lleva adelante para determinar responsabilidades sobre la muerte de civiles en el ataque colombiano, y en el que se ha imputado como presunto autor intelectual a Santos.

"Mientras eso subsista, va a ser problemático que Colombia entregue la información", dijo Jaramillo, profesora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). Apuntó a otro aspecto sobre los videos: "es información de alta seguridad, extremadamente sensible".

"Ese material permitiría entender cómo se hizo el ataque", y podría dar lugar a que Ecuador entablase un juicio ante la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya.

Los expertos internacionalistas prevén serias dificultades en la entrega directa, aunque Santos en los últimos días de la campaña electoral dijo que, "si yo fuera presidente, entregaría (la información de) esa computadora".

Jaramillo mencionó a IPS que un mecanismo alternativo sería entregar los videos y discos informáticos al Consejo Nacional de Seguridad del Ecuador, bajo compromiso de absoluta reserva, con un mediador o garante como la Organización de los Estados Americanos (OEA).

Este esquema ha sido sugerido por actores de la sociedad civil y se considera que Colombia podría aceptarlo. De hecho, el secretario general de la OEA, el chileno José Miguel Insulza, habría presentado documentación sobre el procedimiento de entrega a través de su mediación.

La supuesta relación con las FARC, cuya evidencia estaría contenida en dichos discos, ha sido rechazada repetidamente por el mandatario ecuatoriano.

"No se trata del restablecimiento de relaciones de dos países que las hayan roto con ocasión de un conflicto", dijo por su parte el canciller Patiño.

El ataque a Angostura fue "una clarísima y probada agresión por parte de Colombia, por lo que necesitamos se cumplan esos requerimientos mínimos, pues no pueden quedar estos vacíos en la historia del Ecuador. Tenemos que saber lo que pasó y cómo pasó", reiteró.

Pero, en opinión de Ayala Laso, "estos puntos deben subsumirse dentro de un amplio diálogo político-diplomático".

Las apuestas ahora son sobre si Correa asistirá o no a la toma de posesión de Santos el 7 de agosto. Los analistas consultados esperan que sí, lo cual permitiría "suavizar las posiciones".

El presidente Uribe ya hizo un gesto similar cuando en febrero asistió a la cumbre de la Unión de Naciones Sudamericanas, realizada en Quito para tratar de la ayuda colectiva a Haití tras el terremoto del 12 de enero.

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