Los gobiernos de América Latina y el Caribe pidieron a la Cepal elaborar nuevos criterios para que los países de renta media no sean excluidos de la cooperación internacional y que, a la vez, se fortalezcan las relaciones en el mundo en desarrollo ante los problemas que afronta el Norte.
"El concepto de renta media esconde las diferencias que hay entre los países y las necesidades que existen en temas específicos como el cambio climático que golpea a los países caribeños y otras zonas de América Latina", señaló a IPS Marcelo Suárez, consejero de la cancillería argentina.
Suárez y otros representantes de países calificados de renta media, encabezados por Brasil, elaboraron un proyecto de resolución en el 33 período de sesiones de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), que finalizó este martes en Brasilia.
Como parte de la propuesta que fue sometida a debate en el cierre de las sesiones de dos días, los países solicitaron a la Cepal que colabore con otros organismos intergubernamentales y regionales para analizar nuevas formas que incrementen los recursos para financiar el desarrollo de América Latina.
También reclamaron que se elabore un conjunto más amplio de indicadores que reflejen la realidad de cada estado y sus necesidades, para que el criterio de renta media deje de ser determinante para participar en la asistencia al desarrollo.
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El secretario ejecutivo adjunto de la Cepal, Antonio Prado, admitió en la reunión de Brasilia que es "necesario trabajar en algo más completo. América Latina está perdiendo cooperación, el concepto de ingreso medio debe replantearse", dijo.
África y Asia siguen concentrando la mayor parte de la ayuda, al sumar 34 por ciento de los recursos de la cooperación internacional para el desarrollo, mientras que América Latina y el Caribe pasó de recibir nueve por ciento en 1990 a siete por ciento en 2008, según el último reporte de la Cepal.
Pero la solicitud de las naciones latinoamericanas no sólo se centró en potenciar la asistencia tradicional de los países ricos hacia el mundo en desarrollo. También demandaron la elaboración de criterios para medir la cooperación Sur-Sur, es decir entre América Latina, Asia y África.
Varios delegados insistieron en que la región dejó de ser prioridad para el Norte en un contexto de crisis.
Pero el anhelo de más cooperación entre naciones en desarrollo presenta desafíos. Para Gert Rosenthal, representante permanente de Guatemala ante la Organización de las Naciones Unidas, hay un problema de capacidad técnica y conexión entre los países del Sur.
"La oferta ha crecido de manera exponencial. Pero por falta de capacidad y porque se está más acostumbrado a trabajar con el Norte, y digo que, en el caso de mi país, perdemos oportunidades de cooperación con Brasil, por ejemplo", comentó a IPS.
Rosenthal también consideró que la región no aprovecha lo suficiente el apoyo que brindan países como India, quizás porque se trata de una nación lejana en términos físicos y culturales.
Brasil, como país emergente, destina sólo 35 millones de dólares en cooperación para África, principalmente a los países de habla portuguesa, y América Latina.
De esta ayuda, los más beneficiados en la región han sido Paraguay, con entre siete y ocho millones de dólares invertidos en programas de agricultura, educación y salud, y Haití, con 15 millones, según Marco Farani, director de la Agencia de Cooperación Brasileña.
Farini señaló a IPS que esperan mejorar esa contribución y avanzar en su "triangulación", que los países de la región con mayores capacidades puedan captar fondos para ejecutarlos en los menos desarrollados.
Al respecto, la directora de la Agencia Ecuatoriana de Cooperación Internacional, Gabriela Rosero, insistió en que el apoyo no sólo se debe concentrar en transferencia de dinero sino también en traslado de capacidades, "con respeto a la soberanía", de las naciones beneficiadas.
Suárez indicó a IPS que "la triangulación" puede contribuir mucho para que los países de renta media, que reciban los recursos de la cooperación internacional, puedan respetar la visión de los países a la hora de ejecutar los programas.
Cepal apoya la implementación de los denominados nuevos mecanismos innovadores de financiamiento para asistir a los países menos desarrollados, como los impuestos ambientales al transporte aéreo o a las emisiones de gases contaminantes, responsables del recalentamiento global.
El potencial de recaudación de ambos tributos se calcula entre 60 y 130 millones de dólares anuales. Sin embargo, hay dudas de su viabilidad.
En forma paralela a la cooperación para el desarrollo, en un escenario más amplio, la Cepal también planteó algunos desafíos en las relaciones comerciales Sur-Sur y la necesidad de integración al interior de América Latina y el Caribe, sobre todo ante el crecimiento abrumador de China.
"La apertura no tiene que ser incondicional, sino con valor agregado", sostuvo la secretaria ejecutiva de la Cepal, la mexicana Alicia Bárcena, para quien el mayor problema de la región es continuar exportando materias primas sin diversificar ni avanzar en el intercambio de conocimientos e innovación tecnológica.
"La canasta exportadora de nuestros países con China se concentra en dos o tres productos. En el caso de Perú y Chile se centra en el cobre. Tenemos una estructura atrasada que no genera encadenamiento productivo", manifestó a IPS el director de la división de Comercio Internacional e Integración de la Cepal, Osvaldo Rosales.
Chile tiene la mayor relación comercial con el gigante asiático, destinándole 13 por ciento de sus exportaciones. Le siguen Perú, con 11 por ciento, Argentina con nueve por ciento y Costa Rica y Brasil, con siete por ciento.
Las prácticas de competencia desleal y el débil respeto a los derechos laborales y ambientales que se le adjudican a China pueden enfrentarse en la región con una negociación en bloque para nivelar el terreno, consideró Rosales, a la vez de reconocer que se trata de un camino difícil que requiere de la voluntad política de los países.